Apple TV+ estrena este miércoles 15 de marzo la esperada tercera temporada de ‘Ted Lasso’, la aclamada comedia creada por Jason Sudeikis junto a Brendan Hunt y Joe Kelly.
En esta nueva entrega, el recién ascendido AFC Richmond se enfrenta al ridículo, ya que las predicciones de los medios de comunicación lo sitúan en el último lugar de la Premier League y Nate, ahora considerado como el «niño prodigio», se ha ido a trabajar para Rupert (Anthony Head) en el West Ham United. A raíz de la polémica marcha de Nate del Richmond, Roy Kent se convierte en entrenador asistente junto con Beard.
Por su parte Ted lidia con presiones en el trabajo y con sus propios problemas personales en casa, mientras que Rebecca se centra en derrotar a Rupert, y Keeley experimenta lo que es ser la jefa de su propia agencia de relaciones públicas. Las cosas parecen desmoronarse tanto dentro como fuera del campo, pero el Equipo Lasso está listo para dar lo mejor de todos modos.
La temporada de 12 episodios está protagonizada por Jason Sudeikis, Nick Mohammed, Brett Goldstein, Brendan Hunt, Hannah Waddingham, Juno Temple, Anthony Head, Jeremy Swift, Phil Dunster, Toheeb Jimoh, Cristo Fernandez, Kola Bokinni y Billy Harris, entre otros.

Primeras impresiones de la tercera temporada de Ted Lasso
Año y medio después de su último episodio, por fin regresa a Apple TV+ una de sus series insignia. Tras su chocante revelación final, en estos primeros cuatro episodios que hemos podido ver la ficción se divide en los dos bandos y dos equipos esperados: Ted vs Nate, Richmond AFC vs West Ham United. Es una batalla que no está hecha para la personalidad optimista y pacífica de Ted, lo que parece llevar a nuestro protagonista a un debate interno mientras los demás a su alrededor le presionan para actuar con un poco de mala leche de vez en cuando.
En cuanto a Nate, queda claro que es todo lo contrario a Ted, pero sigue siendo la misma persona que conocimos hasta su dolorosa traición. Y es que, aunque su carrera se encuentre en un punto álgido inesperado para todos, Nate no puede evitar ser el mismo ser inseguro, torpe, sensible y soñador pese a su fachada de antipatía y confianza. Es una decisión inteligente de los guionistas, porque hace que sea complicado afirmar que Nate es ese villano que todos creemos más allá de su obsesión tóxica con Ted. Es el Nate de siempre con objetivos algo menos nobles. ¿Y a quién no se le ha hinchado la vena alguna vez en su vida?
Es más, no solo lo vemos enfrentándose a los mismos problemas que Ted cuando llegó al Richmond, también lo encontramos en numerosas situaciones reconocibles -e hilarantes- que matizan y elevan todavía más a su personaje. Por otro lado, en esta temporada Ted parece que va a sentirse más abrumado que nunca, porque hay una serie de elementos negativos que empiezan a amontonarse y que llevan a nuestro protagonista por el camino de la amargura, todo mientras intenta mantener su sonrisa delante de los demás. Quizá es demasiado que aguantar para cualquier persona, y los guionistas siguen empeñados en castigarle más que a cualquier otro personaje.

Pero, hasta el momento, la temporada también va de otras guerras interpersonales, de esas relaciones que nunca pudieron ser y de aquellas que ya no son o no esperábamos que existieran. Hay dinámicas que continúan en plena forma y otras que evolucionan tanto en lo negativo como en lo positivo. Además, se profundiza algo más en otros jugadores de los que hasta ahora conocíamos muy poco, mientras que otros personajes que pensábamos que se habían despedido aquí ganan mucho más protagonismo.
Por otra parte, en los nuevos episodios conocemos a un nuevo personaje claramente inspirado en Ibrahimovic, quien entra en el vestuario del Richmond como si fuera un dios no solo para aportar un soplo de aire fresco a la serie y al equipo, sino también para salpicar de una forma u otra al resto de personajes. De hecho, hay subtramas que se crean a raíz de su aparición. Sin embargo, es verdad que en este inicio de temporada los guiones ya no se sienten tan inspirados tanto en su comedia como a la hora de abordar a Ted el cual, por desgracia, resulta el personaje menos interesante de la entrega hasta ahora.
Por último, esa tendencia de episodios más largos que comenzó avanzada la mitad de la segunda temporada continúa aquí desde el inicio, lo que es tanto una declaración de intenciones como todo un hito en televisión. Lo digo porque, el hecho de conseguir ser igual de entretenida que cuando sus capítulos duraban treinta minutos es un logro al alcance de pocos. Y además de continuar esquivando toda previsibilidad, esta última entrega de ‘Ted Lasso’ empieza ofreciendo todo lo que se espera de ella, aunque con un punto de oscuridad más pronunciado de lo normal. ¿Será capaz Ted de seguir sonriendo y rezumando optimismo hasta el final?

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