Sinopsis
En ‘Venga Juan’, Juan Carrasco ha llegado al pico más alto de su carrera. Gracias a las puertas giratorias, tiene un despacho espectacular, ha adelgazado 10 kilos y, sobre todo, tiene pelo. En la nueva vida de Juan hay espacio para muchas cosas, pero no para su mujer Paula, su hija Eva y su antigua jefa de prensa, Macarena. Todo se viene abajo cuando reaparece en su vida lo único de lo que nadie se puede librar nunca: Logroño. Unos papeles que involucran a Juan en una trama de corrupción municipal marcan el pistoletazo de salida para evitar su ingreso en prisión. Una huida frenética para borrar su pasado en Logroño… y, en el camino, darse cuenta de que lo que falla es su presente.
Crítica de Venga Juan
Nuestro político, o mejor dicho, expolítico favorito regresa este domingo a HBO Max con su nueva miniserie, o como diría el amigo Juan Carrasco: «presunta» tercera temporada de ‘Vota Juan’. Después del fracaso anunciado al final de la entrega anterior, la serie vuelve a dar un sustancial salto en el tiempo para presentarnos un panorama completamente distinto.
Es más, todos estos cambios descolocan tanto que uno no sabe si han pasado un par de años o nos encontramos en un universo alternativo. De esta forma, los nuevos episodios transcurren a lo largo de una semana frenética en la que el Sr. Carrasco pasa de la cima del éxito -enchufado, faltaba más- a tocar fondo como persona y a nivel de estatus. Pero fondo fondo de verdad, ¿eh?
Y es que, aunque parecía que por fin todo iba bien, el pasado salpica a Juan como cuando se te cae una trozo de conejo en el táper que te ha regalado el bueno de Vallejo. No nos vamos a mentir, pues a estas alturas ya sabemos que al ‘pobre’ hombre es imposible que le salga algo bien, o por lo menos que le dure a largo plazo. De hecho, este lío en el que se ha metido saca lo peor de él -sí, había más-.
No solo porque el karma parece ser real si te llamas Juan Carrasco, sino porque la misma corrupción es la que le pone las cosas peliagudas con amenazas, traiciones propias y ajenas y otras lindezas marca ‘Ser Humano’. Además, si uno creía haber visto el egoísmo de Juan en todo su esplendor, aquí la verdad es que nunca deja de sorprendernos.
Eso sí, Juan continúa siendo el rey en lo que a provocar carcajadas y vergüenza ajena se refiere, y aunque no quiero entrar en polémicas sobre lo mal que le sientan esos 4000 folículos turcos, para sorpresa de nadie Javier Cámara (Sentimental) se encuentra espectacular otra vez encarnando al expolítico. También regresan Víctor (Adam Jezierski), todavía pegado a Juan como una lapa; y Macarena (María Pujalte), ahora enamorada y con una vida completamente nueva.
Por supuesto, ambos se ven de nuevo arrastrados al fango y vuelven a ser el complemento perfecto para un Juan que, todo sea dicho, no los merece. Aunque no sé quién es peor, si él o ellos por seguirlo, pero aquí en realidad sí que tienen razones de peso para ello, al menos en comparación con las temporadas anteriores.
En ocasiones, ‘Venga Juan’ lleva la estupidez del protagonista a extremos ya… bastante embarazosos, por no decir graves. A ver, que ya todos sabemos que Juan no brilla precisamente por su alto coeficiente intelectual, pero si existen momentos en los que llegas al límite de ser una parodia de la parodia es porque algo falla.
Puede que la culpa también la tenga un contraste más pronunciado entre estas situaciones y el tono imperante en esta temporada, más dramático y reflexivo por las circunstancias. Incluso, tampoco es descabellado reconocer que es algo oscura y a veces un tanto tristona. Pero todo el mundo tranquilo, que no cunda el pánico, pues cuando lo guionistas ponen toda la carne en el asador la serie resulta igual de hilarante que siempre.
Hablando de guionistas, al igual que en la segunda temporada, la serie aprovecha su salto en el tiempo para desarrollar los eventos más importantes que han ocurrido en ese lapsus a través de chistes y revelaciones. Además, conscientes de encontrarse en un punto clave de la historia, Diego San José y compañía profundizan en la psique del protagonista y sorprenden con un episodio basado en su entrañable pasado con cierto personaje.
Todo cimentado sobre ese desenfadado y autocrítico humor español que no se hace en ningún lado. Una pena que su desenlace tenga aroma a despedida definitiva, pero ojalá podamos ver más de las fechorías de Juan en el futuro. Si por mi fuera, lo haría presidente ya mismo. Pero solo en la ficción, por favor.
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