Sinopsis
En ‘El poder del perro’, Phil Burbank (Benedict Cumberbatch) es un hacendado carismático que despierta temor y admiración en cuantos le rodean. Cuando su hermano vuelve a casa con una nueva esposa y el hijo de esta, Phil se dedica a atormentarlos… hasta que la posibilidad de enamorarse se cierne sobre él.
Crítica de El poder del perro
Para inaugurar el último mes del año, Netflix estrena este western dramático escrito y dirigido por Jane Campion (Bright Star), quien regresa al cine después de unos largos 10 años de ‘descanso’. Lo hace con esta adaptación de la novela homónima de Thomas Savage, una historia dividida en capítulos que examina con lupa la masculinidad tóxica y a la que Campion le da forma de una manera perversa, un tanto gótica, entre unos paisajes neozelandeses que por su belleza recuerdan más a ‘El señor de los anillos’ que a la Montana estadounidense.
De todos modos, esta no es una cinta que se apegue a ninguna de las formas convencionales del género, pues busca alejarse de su lado más pistolero y canalla para centrarse en el más hastiado, íntimo y hogareño. Con todo esto, unido al gran trabajo de cámara, la cineasta confecciona uno de esos filmes que pueden hipnotizar y maravillar por sus maneras o desesperar por su pausado ritmo.

Y es que esta es una película que se cocina a fuego lento, a veces tan agónico como el dolor oculto o superficial de nuestros protagonistas. Benedict Cumberbatch (The Mauritanian) brilla como nunca en su interpretación del solitario y zarrapastroso Phil. Este complejo y duro cowboy, cuyos sentimientos quedaron anclados en el pasado, se dedica a ser indeseable todo el tiempo con cualquiera que se le ponga por delante, especialmente con Rose (Kirsten Dunst).
Es por ello que el resto del reparto no puede hacer otra cosa con sus personajes que caminar bajo su sombra. Así, una Dunst aterrorizada y de mirada triste permanente sufre oprimida tanto por él como por su marido (Jesse Plemons). Sin embargo, en este proceso de deconstrucción que realiza Campion, es la presencia del Peter de un enigmático Kodi Smit-McPhee (2067) la que lleva la batuta mientras desgrana y desnuda poco a poco al personaje de Cumberbatch.
En ‘El poder del perro’, Campion convierte un argumento tentador para cualquier telefilme en una película tensa, dura, áspera y llena de capas que se encuentra filmada con gran precisión e interpretada con brillantez. Es una cinta repleta de deseos ocultos, dolor y odio que quizá da las ideas equivocadas al principio, pues su desarrollo parece falto de verdadera garra y maldad. Sin embargo, una vez se comprende hacia dónde quiere dirigirse la cineasta con la historia, el filme da un giro de 360 grados y asombra en su desmembramiento del concepto de masculinidad.
Es en su segunda mitad cuando, a la vez que la Rose de Dunst sufre en soledad, tiene lugar un apasionante juego de poderes entre los personajes masculinos que se resuelve de una manera tan fría y siniestra como su oscurísimo plano final. Todo acompañado con la afilada a la par que extraña banda sonora de Jonny Greenwood (Spencer), la cual cambia, gira y se retuerce con la misma brusquedad que la trama.
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