Los hermanos Hargreeves vuelven con una nueva aventura igual de
entretenida, pero sin la misma frescura y con peores villanos.
Cinco (Aidan Gallagher) ya había avisado a su familia
-muchas pero que muchas veces- de que era
peligroso usar sus poderes para escapar del apocalipsis provocado por
Vanya (Ellen Page) en 2019. Y tenía razón:
el salto temporal desperdiga a los hermanos por Dallas (Texas) y
alrededores. Durante tres años, empezando en 1960. Viéndose atrapados,
algunos de ellos han rehecho sus vidas
y pasado página, convencidos de ser los únicos que sobrevivieron.
Cinco es quien aterriza más tarde, en plena… ¿guerra mundial nuclear?
En este año lleno de malas noticias en el que demandamos razones para la
alegría, Netflix nos trae la
segunda incursión en el universo creado por Gerard Way y
Gabriel Ba
para su excéntrica serie de cómics homónima. Si
la primera temporada fue un divertido y loco soplo de aire fresco para
el sobado género de superhéroes y el desgastado tema de los
viajes en el tiempo, en
esta nueva tanda de episodios cabía esperar mucho más y mejor de lo mismo. ¿Lo encontramos? Si… y no.
Después de los acontecimientos finales de la primera temporada,
nos trasladamos en el tiempo y el espacio hasta los convulsos años sesenta
en Dallas. Una época llena de racismo, homofobia, prejuicios y, por
supuesto,
en plena poscrisis de los misiles de Cuba y la cada vez más creciente
amenaza nuclear. Con estos datos y un poco de conocimiento sobre la historia moderna -y ego-
estadounidense, se puede adivinar que
la trama gira en torno al asesinato del expresidente John F. Kennedy.
Ya hemos visto versiones alternativas de este suceso de
forma breve en trabajos superheroicos como ‘Watchmen’ o como núcleo de
la trama en la miniserie de ciencia ficción ‘22.11.63’. Pero en
esta ocasión, que su asesinato se produzca o no es cuestión de paz o apocalipsis. Así,
nuestro grupo de hermanos con superpoderes debe reunirse para evitar el fin
del mundo una vez más
en una época en la que
han tenido que rehacer sus vidas con la convicción de que ninguno de los
otros había sobrevivido.
Klaus (Robert Sheehan) es ahora el líder de una secta junto a
Ben (Justin H. Min). Diego (David Castañeda) se encuentra
recluido por conspiranoico en una institución psíquica.
Luther (Tom Hopper) es boxeador y guardaespaldas.
Allison (Emmy Raver-Lampman) disfruta de su matrimonio mientras
lucha contra el racismo. Vanya (Ellen Page)
sufre de amnesia y vive en una granja con una pareja y su hijo. Y
Cinco (Aidan Gallagher) intenta convencer de nuevo a todos para
salvar el mundo.
Los hermanos
no solo tendrán que enfrentarse a la amenaza del apocalipsis inminente y sus
problemas sociales o de autoestima, pues
un superhéroe que se precie no es nada sin un villano a la altura. Y
esto nos lleva a que uno de los desencantos de esta nueva aventura lo encontramos en sus
nuevos
-y supuestos- villanos principales. No es tarea fácil hacernos olvidar
a la maravillosa pareja que formaban Cha-Cha y Hazel, pero
este trío llamado ‘Los suecos’ no cuentan ni con el carisma ni el
desarrollo de los anteriores y resultan decepcionantes, sin más.
Con algunas sorpresas que nos aguardan a lo largo de los episodios y que no podemos -ni queremos- desvelar,
la segunda temporada de ‘The Umbrella Academy’ sigue siendo tan entretenida
como la anterior. Sin embargo,
ha perdido cierta frescura en cuanto a su trama y su narrativa: menos
raras y atrevidas, más comunes y simplistas. Y no,
no faltan los momentos extravagantes y desconexos de la primera entrega, pero si
en aquella ocasión podían usarse como excusa para mostrar la personalidad
de los protagonistas en detrimento del avance de la historia,
aquí se sienten como simples parches para mantener el ritmo.
A pesar de esto, la serie vuelve a mostrar un derroche de las virtudes técnicas de la primera
temporada. Una producción muy cuidada que aquí
recrea con mimo los años sesenta y algunos de sus momentos y personajes
históricos, efectos especiales que no desentonan y espectaculares
secuencias de acción sangrientas al ritmo de música tan variada como
los drásticos cambios de registro entre escenas. Al final, con sus
aciertos y defectos,
sigue siendo la mejor alternativa superheroica a las gigantes DC y Marvel
que se puede disfrutar en la actualidad.
Puntuación: 7/10
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