Paula Cons recupera la historia olvidada del naufragio del Santa Isabel con un
thriller lleno de poderosas imágenes.
Isla de Sálvora, 1921. Tres jóvenes isleñas deciden lanzarse al mar en una
pequeña embarcación tradicional justo después del naufragio del Santa Isabel.
Remando sólo de oído, debido a la espesa niebla y a la noche cerrada, logran
salvar a cincuenta personas. Pero los acontecimientos posteriores y la
investigación de un periodista cambiarán para siempre la vida de los humildes
habitantes de la isla.
La cineasta gallega Paula Cons debuta en el largometraje de ficción con
esta historia basada libremente en hechos reales y, cuyas protagonistas, han
permanecido en la sombra del olvido durante casi un siglo. Para ello, Cons no
escatima en investigación y escribe, junto a Luis Marías (Fuego, Ola de
crímenes), un guion apoyado en la documentación existente, así como en diversas
teorías y leyendas populares. Ambos construyen una ambientación que recrea todos
los defectos de la época, como el abundante analfabetismo, el caciquismo que
reinaba en la isla o el insufrible machismo generalizado. Además, se pueden
apreciar las marcadas diferencias entre clases sociales y el poco valor que se
le daba a la vida del pobre.
La historia de nuestras tres protagonistas se centra especialmente en la figura
de María, la primera de ellas que decidió echarse a la mar a bordo de una
dorna para salvar a los náufragos junto a Josefa (Victoria Teijeiro) y
Cipriana (Ana Oca). Nerea Barros (Sol y luna, A estación
violenta) realiza una apabullante interpretación de esta isleña cansada de su
claustrofóbica situación y atormentada después de soportar tan terribles
imágenes. Mientras ellas y el resto de la aldea intentar huir del dolor de lo
acontecido, León, un periodista interpretado por el siempre correcto Darío Grandinetti
(La casa de los conejos, Hierro), no cesa en su empeño por descubrir la verdad
del trágico incidente y apunta con el dedo a cualquiera del que sospeche.
Puede que me haya vuelto loco después de viajar a través de las películas
a tantas islas alejadas de la civilización y llenas de gente peculiar -o en este
caso acorde a la época-. Pero ‘En la isla de las mentiras’ veo retazos de
‘El hombre de mimbre’ de Hardy, maneras propias de
Bergman en ‘La hora del lobo’ e incluso algunas influencias de
Hitchcock. Es inevitable disfrutar de las imágenes que nos propone Cons
en su ópera prima, visualmente poderosas y calculadas de forma milimétrica. Y no
importa si la historia contada es verosímil o pura especulación inclinada hacia
el favoritismo, pues realmente no hay pruebas ni de lo uno ni de lo otro. Lo que
nos incumbe es que, pese a carecer de algo más de valentía a la hora de recrear
el incidente y posterior injusticia, la cinta es un thriller hipnótico que nos
mantiene pegados a la pantalla hasta el final.
Puntuación: 7,5/10
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