HBO Max estrena este lunes 27 de junio la cuarta temporada de ‘Westworld’, la serie de ciencia ficción creada por Jonathan Nolan (Person of Interest) y Lisa Joy (Reminiscencia).
Han pasado siete años tras los eventos de la tercera temporada. La guerra ya ha acabado y los diferentes seres inteligentes que pueblan el planeta coexisten. O como suele ocurrir, ¿es esta paz una ilusión?
Ahora están en un mundo en el que las cosas no han cambiado tanto como se esperaba, pero al menos son libres de elegir su destino. Sin embargo, todos deberán enfrentarse a esta oscura odisea sobre el destino de la vida sintiente en la Tierra.
La cuarta temporada está protagonizada por Evan Rachel Wood, Thandiwe Newton, Ed Harris, Jeffrey Wright, Tessa Thompson, Luke Hemsworth, Aaron Paul, Angela Sarafyan y James Marsden. Además, se incorporan al reparto nombres como Ariana DeBose, Aurora Perrineau y Daniel Wu.

Primeras impresiones de la cuarta temporada de Westworld
Que la tercera temporada de esta magistral serie de ciencia ficción era innecesaria es un hecho irrefutable. Que hayan decidido continuarla pese al claro descenso de espectadores es todavía más sorprendente. Es una propuesta la cual, en la entrega anterior, se volvió completamente irreconocible más allá de las caras protagonistas de siempre y algún que otro homenaje a sus mejores tiempos.
Sin embargo, su mundo es tan apasionante que se antoja complicado no querer revisitarlo de nuevo, por lo menos para ser testigos de lo que Nolan y Joy nos tienen reservado para esta ocasión. Y tampoco lo vamos a negar: sus personajes y los conflictos humanos y tecnológicos que plantea la ficción son demasiado interesantes como para dejarlos escapar.
En esta temporada, sin duda se puede apreciar una clara intención por parte de los creadores de volver a las raíces de la serie. Así, si en la anterior entrega primaba la acción y un guion más simplón de lo habitual que convertía a la propuesta en un mero blockbuster, aquí asistimos a un inquietante ejercicio de intriga, tensión y sangre que incluso coquetea con el componente más terrorífico de la ciencia ficción.
Además, con esto Nolan y Joy intentan proponer de nuevo ese festival de giros, líneas temporales y cuestiones filosóficas sobre la existencia que hicieron de su creación una obra sin igual, al menos al principio. Por supuesto, todo esto lo hacen sin renunciar a esas buenas dosis de acción, paranoia y drama que implantaron en la tercera tanda a través de sus numerosas subtramas.

Gran parte de este «paso atrás», el cual resulta algo más nostálgico que funcional, es debido a las motivaciones de la villana encarnada por Tessa Thompson, a quien de alguna manera le atrae la idea de evolucionar involucionando. Además, la nueva «Dolores» de Evan Rachel Wood vuelve a ser ese personaje sumido en la desorientación y la crisis de identidad de la primera temporada.
De igual forma, el William del fantástico Ed Harris es otra vez un ser sanguinario e implacable. Por otro lado, la pareja formada por Maeve (Thandiwe Newton) y Caleb (Aaron Paul), unida al dúo Bernard (Jeffrey Wright)/Ashley (Luke Hemsworth), nos dejan de nuevo una serie de dinámicas y conflictos que son casi un espejo de los de la anterior entrega, para bien y para mal.
En esta cuarta temporada, ‘Westworld’ vuelve a reinventarse en algunos apartados a la vez que reconecta con sus raíces. Durante sus compases iniciales, los acontecimientos generan una incertidumbre que se difumina antes de lo que seguramente tenían planeado los guionistas. Al fin y al cabo, a estas alturas sorprender al espectador veterano de la serie es complicado y los trucos de siempre no funcionan tan bien.
No obstante, estos primeros cuatro episodios resultan un divertidísimo viaje que es espectacular en lo visual y acertado en su planteamiento, algo más acorde a aquello que la hizo grande pese a las claras diferencias. Es una involución que se agradece, necesaria incluso ante el peligro de una debacle total. Sin embargo, temo que tras el final del cuarto episodio la ficción vuelva a parecerse demasiado a la tercera entrega. Ojalá no sea el caso.
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