Este viernes 18 de marzo llega a Movistar Plus+ la segunda temporada de ‘La Unidad’, una de sus series más destacadas del 2020. Una producción de espectacular apartado técnico que se erigió como una de esas ficciones que marcaron la evolución de la ficción española en un año redondo para la misma.
En esta segunda temporada, una arriesgada operación para capturar a uno de los líderes yihadistas más buscados activa una célula que pone en su punto de mira a los miembros de La Unidad.
Esta es una situación sin precedentes para el equipo liderado por Carla, que debe enfrentarse al miedo de haberse convertido en objetivo y ala posibilidad de que haya un topo entre ellos, mientras avanzan en su investigación a contrarreloj.
La temporada de 6 episodios dirigida por Dani de la Torre está protagonizada por Nathalie Poza, Michel Noher, Marian Álvarez y Luis Zahera. Completan el reparto Alba Bersabé, Fariba Sheikhan, Raúl Fernández de Pablo, Carlos Blanco, Fele Martínez, Fran Cantos y Aroa Rodríguez, entre muchos otros.
Primeras impresiones de la segunda temporada de La Unidad
En esta nueva temporada nos encontramos con las mismas virtudes que hicieron a esta ficción todo un éxito en su estreno: un gran apartado técnico, una buena atención a los detalles en la recreación de las dinámicas e intervenciones policiales, y un puñado de secuencias espectaculares en lo visual e impactantes en su contexto. Sin ir más lejos, su primer episodio da un estruendoso pistoletazo de salida a la nueva entrega a través de varios momentos en los que de la Torre sabe construir una enorme tensión de forma silenciosa, pero siempre in crescendo.
Tanto es así que, incluso siendo conscientes de que algo terrible está apunto de ocurrir, su notable ejecución consigue sorprendernos de igual manera. A partir de aquí, al igual que los personajes, uno se espera que puede pasar de todo en cualquier momento, y si bien es cierto que a lo largo de los episodios los protagonistas se sienten presionados como nunca antes, la serie no siempre consiguen exteriorizar esa sensación.
Es ahí cuando los mismos defectos de su primera temporada empiezan a aparecer, sobre todo porque algunas interpretaciones y varias decisiones de guion no dan la talla. Por ejemplo, el misterio sobre el topo no da el juego que se esperaba. A su vez, este se empeña en retratar la versión más terrorífica del Islam. Vemos a Omar ‘El Hach’, el cabecilla de los terroristas, rezando en comunidad, viviendo con su familia polígama y humillando a sus esposas con total tranquilidad, todo mientras lleva una vida halal a la vez que ejecuta un atentado tras otro.
En este sentido, me preocupa que pasemos demasiado tiempo con él y no se profundice en el resto de personajes musulmanes fuera de la célula yihadista. Demasiado fanatismo y poco contraste. Además, la serie empieza muy fuerte y luego pierde mucho en intensidad con el paso de los episodios, para finalmente acabar con un episodio brutal que llega a dar auténtico pavor. Esto la hace irregular, pero también igual de adictiva e impactante que su anterior entrega.
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