El reparto y el mensaje son lo más destacado de una película que cuenta con
mejores intenciones que resultados.
En 1973, la adolescente Beth Bledsoe (Sophia Lillis) abandona su ciudad
natal del sur rural para estudiar en la Universidad de Nueva York, donde su
querido Tío Frank (Paul Bettany) es un destacado profesor de literatura.
Ella pronto descubre que Frank es gay y vive con su pareja de toda la
vida, Walid «Wally» Nadeem (Peter Macdissi), en
un acuerdo que ha mantenido en secreto durante años. Después de la
repentina muerte del padre de Frank, el abuelo de Beth, él se ve obligado a
regresar a casa de mala gana para el funeral con ella a cuestas. Así,
deberá enfrentarse finalmente a su familia y a un trauma enterrado hace mucho
tiempo, del que ha pasado toda su vida adulta huyendo.
Alan Ball, guionista de la enorme ‘American Beauty’ y
creador de series de gran éxito como ‘A dos metros bajo tierra’ y
‘True Blood’, escribe y dirige esta ‘road movie’ en la que vuelve
a hablarnos acerca de algunos de sus temas predilectos:
homosexualidad y homofobia. Ball nos lleva de un extremo a otro de la
sociedad estadounidense de principios de los 70 para contarnos
una historia universal y, por desgracia,
más actual de lo que debería a estas alturas de nuestra existencia.
Algunos de los eventos están basados en las propias memorias del director y toca
otros asuntos como el machismo, el alcoholismo o el suicidio. El cóctel
perfecto para cualquier melodrama intenso que se precie, pero esto es algo que
Ball trata con cierta ligereza durante la primera hora del filme.
El director incluso
se atreve a agregar algunos toques de comedia. Y es que es imposible no
aprovechar todas las virtudes que puede ofrecerte este reparto, cuyo buen
hacer sostiene gran parte del interés en la cinta. Sophia Lillis (Gretel y Hansel, Esta mierda me supera), una debilidad personal, aporta su presencia y voz
en off como la protagonista. Lillis cuenta con
una naturalidad envidiable y
parece que actuar no le supone ningún esfuerzo. Pero es
Paul Bettany (Vengadores: Infinity War, Han Solo) el que
debería ser objeto de todos los halagos. El actor británico nos ofrece su mejor nivel dramático en
una interpretación brillante y llena de sinceridad con un
personaje que se debate entre salir del armario o seguir sufriendo.
Además, comparte una entrañable química con su compañero
Peter Macdissi (Here and Now, Palmeras ardientes), que
también está muy correcto.
Aunque Ball realiza un gran trabajo tras las cámaras, ‘Uncle Frank’
es una película con mejores intenciones que resultados. Muy frustrante,
pues lo que comienza como una historia acerca del paso a la edad adulta, se
convierte en una ‘road movie’ con clase y entonces, cuando el viaje está a
punto de terminar, algo empieza a fallar. El motivo es que la
cinta se apoya demasiado en el melodrama en su recta final y opta por el
desenlace más fácil. Una conclusión que, si bien no echa a perder su mensaje, da la
sensación de ser más parecida a un hermoso sueño que a un evento real.
O quizás simplemente soy un pesimista absoluto. Aún así, es un filme simpático en cierta medida y cautivador para aquellos amantes de la
lágrima. Pero, sobre todo, es
un emotivo grito de auxilio dedicado a la aceptación y a la tolerancia.
Puntuación: 6,5/10
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