Sinopsis
‘Terapia sin filtro’ es la historia de un terapeuta en duelo que comienza a romper las reglas y a decirles a sus pacientes exactamente lo que piensa. De esta forma, dejando de lado toda la educación y la ética que lo caracterizaban hasta ese momento, pronto se encuentra operando importantes cambios en la vida de varias personas… incluida la suya propia.
Crítica de Terapia sin filtro
Con el esperadísimo final de ‘Ted Lasso’ a la vuelta de la esquina, Apple TV+ continúa buscando su próximo éxito en el difícil y superpoblado terreno de la comedia televisiva. No es por falta de intentarlo, porque si bien series como ‘Loot’ o ‘Physical’ no terminan de funcionar, otras como ‘Ciclos’, ‘Mythic Quest’ o ‘Acapulco’ se encuentran mucho más cerca de lo que uno espera del posible sucesor de Sudeikis. Ese es el camino. Por ello, la plataforma ha contratado a dos gigantes como Harrison Ford y Jason Segel para encabezar un proyecto que, por si alguien lo dudaba, nos deja bien clara una cuestión evidente: los psicólogos también son personas con problemas.
Lo digo porque, si leemos la sinopsis, podríamos entender que la serie va a tratar sobre las locas aventuras de nuestro protagonista junto a sus complicados pacientes. Y así lo parece a lo largo de sus primeros compases. Sin embargo, la mayoría del tiempo esta es una sitcom acerca del duelo y las tribulaciones de los propios terapeutas, así como de sus problemas de familia. Al fin y al cabo, quizá sean expertos en comprender a los demás, pero cuando se trata de uno mismo la cosa cambia. Esto puede traducirse en que la ficción se aleja de su premisa principal durante gran parte de los episodios, lo que se podría ver como un punto negativo o positivo dependiendo de nuestras expectativas.

Los creadores Brett Goldstein, Bill Lawrence y el propio Segel le dan cierta vuelta a la tortilla con inteligencia, claro, aunque es verdad que lo que en un principio vendían también resultaba igual de apetitoso. Una pena. De todas formas, con esto no quiero decir que esta sea una mala serie, todo lo contrario. Quizá si que es menos atrevida y ácida de lo que podría haber sido -y eso que va sobrada de sarcasmo pese a notarse una ligera timidez por parte de los guionistas-, pero siempre consigue mantener el interés en unos personajes que se encuentran perdidos en ese laberinto emocional que todos debemos recorrer a lo largo de nuestra vida.
Al principio, la serie hace uso de su premisa para mostrar los métodos de terapia poco ortodoxos de Jimmy (Segel). ¿Os imagináis que un psicólogo se llame a sí mismo «vigilante psicológico» y tire a la basura todo lo que ha aprendido hasta ahora? Si sois psicólogos imagino que os echaréis las manos a la cabeza como mínimo. Por supuesto, toda decisión tiene sus consecuencias y es algo que poco a poco empezará a salpicar a todos alrededor de nuestro protagonista. Cuando esto ocurre, la ficción se olvida por completo de sus primeros episodios para centrarse en una comedia laboral donde los personajes meten las narices hasta el fondo de la vida de cada uno.
El problema es que aquí existe un tira y afloja un tanto involuntario entre Segel y Ford. Y es que, cuando están juntos vemos una relación algo inexplorada e inexplotada que llega a funcionar por su buena química en torno al humor. En cambio, por separado es normal verlos y preguntarse por qué Ford habrá aceptado este papel en concreto cuando Segel parece quitarle mucho tiempo de pantalla… y viceversa. Tanto es así que, a veces, uno no sabe quién es el protagonista o de quién es la serie, sobre todo porque los conflictos que plantea no terminan de ser lo suficientemente significativos para ninguna de las dos partes. Aunque si lo miramos de cierta forma es una bendición, ya que por ello al menos podemos disfrutar de dos interpretaciones brillantes.

Y es que en la serie vemos al Ford más natural, corriente y sorprendentemente cómico que hemos visto hasta ahora, y se nota que el actor está pasándolo bien en un papel que le interesa de verdad. Por otro lado, Segel tiene una sensibilidad muy personal cuyo espectro se refleja al completo en su Jimmy. Es un personaje que se sitúa en su zona de confort, de eso no hay duda, pero de una u otra manera Segel siempre consigue hacerlo único. Ambos consiguen complementarse a la perfección con un interesante reparto, entre los que destacan una hilarante Jessica Williams y la joven Lukita Maxwell como la hija adolescente de Jimmy.
Al final, ‘Terapia sin filtro’ es una serie entrañable y cálida, de esas que te hacen esbozar una sonrisa aunque sea de forma involuntaria. Lo hace porque sabe que el humor siempre es el mejor remedio para afrontar las situaciones más difíciles en el terreno emocional. Parte de la culpa es de un guion que funciona gracias a la naturalidad explosiva de muchas de sus frases. Al fin y al cabo se trata de explorar los entresijos de la honestidad radical. Y en esto la ficción tiene muy buenas ideas que se traducen en momentos de gran nivel, pero en otros tantos los guionistas no terminan de explotar todo su potencial.
Si la serie nos deja con una curiosa sensación tras la experiencia es porque, cuando dejamos de lado las expectativas que podría generar su premisa, en parte acabamos sintiéndonos los terapeutas de los propios personajes simplemente dejando que se expresen. Por cosas como esta, no cabe duda de que la ficción puede llegar a ser un gran éxito para la plataforma en futuras temporadas. Sin embargo, para lograrlo Goldstein, Lawrence y Segel deben sacudirse todas las dudas y los miedos e ir un paso más allá. Estaremos esperando esa segunda sesión con curiosidad.
‘Terapia sin filtro’ se estrena el 27 de enero en Apple TV+.
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