Sinopsis
‘Silo’ cuenta la historia de las últimas diez mil personas de la Tierra, que viven a más de un kilómetro de profundidad, protegidos del tóxico y mortal mundo exterior. Nadie sabe cuándo ni por qué se construyó el silo, y cualquiera que intenta averiguarlo se enfrenta a fatales consecuencias. La ficción está protagonizada por Juliette, una ingeniera que busca respuestas sobre el asesinato de un ser querido y se ve atrapada en un misterio mucho más profundo de lo que podría haber imaginado, lo que la llevará a descubrir que si las mentiras no te matan, la verdad lo hará.
Crítica de Silo
Basada en las populares novelas de Hugh Howey, la serie que llega este viernes a Apple TV+ es ciencia ficción para auténticos fans del género. Imaginaos el típico pueblo estadounidense pero a gran escala, hundido varios kilómetros bajo tierra y sin ninguna posibilidad de escape. Un minimundo subterráneo de aspecto retrofuturista que contiene todos los problemas, conflictos y relaciones característicos de cualquier sociedad. Así, la ficción es a la vez un thriller de misterio que cuenta con sus momentos de investigación, giros inesperados y tensión narrativa, todo mientras explora una forma de vida distópica tras un Apocalipsis desconocido.
Esta es una sociedad que ha visto su historia borrada y reemplazada por otra. De hecho, los habitantes del Silo no tienen ni la más remota idea de por qué viven ahí ni saben nada sobre el exterior, más allá de las imágenes de un monitor, objetos antiguos a los que llaman reliquias y las habladurías de los conspiranoicos. Tienen sus propio repertorio de costumbres, refranes y expresiones hechas y todos conviven bajo la seguridad de una especie de dictadura democrática. Un gobierno con un fuerte sentido de la autoridad que controla la natalidad y mantiene a cada uno en el lugar que se le ha asignado.

En cualquier otra serie, el primer episodio que vemos aquí seguramente habría tenido lugar a mitad de temporada, ya que este es un flashback que no es contado bajo el punto de vista de la protagonista, sino de unos emocionantes Rashida Jones y David Oyelowo. Sin embargo, la decisión del creador Graham Yost nos regala lo que con toda probabilidad será uno de los mejores pilotos que veremos este año. Es un capítulo que sienta las bases de la trama y de su universo en todos los ámbitos, y lo hace a través de una hermosa historia que a su vez funciona como una carta de amor a la curiosidad, la verdad y la rebeldía.
Tras esto entra en juego la Juliette de una Rebecca Ferguson magnífica, compleja y llena de matices. Ferguson se mueve por el Silo alternando su interpretación en una narrativa no lineal que, si bien puede resultar confusa durante sus primeros compases, ayudan a desarrolla y profundizar en la sociedad y su escenario. Por supuesto, el Silo es como un personaje en sí mismo, una mole de hormigón y metal que permanece impasible y claustrofóbico mientras moldea a sus habitantes a su antojo y sus necesidades.
A lo largo de sus diez episodios, en la serie vemos lo frágil, manipulable y dependiente que resulta cualquier clase de sociedad. Es una trama que se toma su tiempo para desarrollarse, pero es un espacio necesario para que todo este rompecabezas de flashbacks, eventos y personajes tenga algún sentido al final. En estos momentos es un placer ver a intérpretes de la talla de Tim Robbins, Will Patton, Harriet Walter, Geraldine James o Iain Glen protagonizar luchas de poder, complicadas relaciones paterno filiales y todo tipo de conspiraciones en un Silo que, para bien y para mal, es un reflejo de nuestro mundo.

Es verdad que la serie llega a perderse y da vueltas alrededor de sí misma sin rumbo aparente durante los episodios centrales, sobre todo porque el bajón de ritmo es especialmente notable tras un espectacular tercer episodio. Capítulo que, por cierto, demuestra la capacidad de la ficción para resultar intensa y apasionante incluso en eventos que a priori son intrascendentes para la trama principal. Y si no termina de aprovechar del todo esta habilidad es debido a que, al fin y al cabo, este es un aspecto heredado de un material original que Yost adapta con toda la fidelidad posible.
Es una premisa cuyos puntos clave son muy parecidos a los vistos en ‘Snowpiercer’, aunque sin embargo prefiere la solemnidad de obras cumbre de la ciencia ficción como ‘Dune’ o ‘Fundación’. Al fin y al cabo, la serie está repleta de las reglas típicas del género: un régimen totalitario, una rebelión de los protagonistas, una separación planificada entre zonas humanas y espacios salvajes o inhabitables… Pero, además de sus paralelismos y analogías con el mundo real, esta es una propuesta que en especial explora cuestiones filosóficas sacadas directamente del famoso ‘Mito de la caverna’ de Platón.
Así, ‘Silo’ es una de las mejores series de ciencia ficción de los últimos años. No es ‘Separación’, ‘The Expanse’ ni ‘Westworld’, pero sin duda es un «must» para esos aficionados que disfrutan de la rama más clásica del género o, en su defecto, de las historias postapocalípticas que no se regodean en zombies ni enfermedades mortales. Es adictiva, por momentos realmente apasionante y su apartado audiovisual es una delicia. Además, Yost consigue ofrecer los ingredientes suficientes para que los espectadores más veteranos de la televisión también encuentren una excusa para quedarse. En definitiva, Apple lo ha vuelto a hacer.
‘Silo’ se estrena el 5 de mayo en Apple TV+.
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