Sinopsis
México, años 80. ‘Señorita 89’ sigue a Concepción (Ilse Salas), la matriarca del concurso de belleza más importante del país, que, junto con un equipo de expertos maquilladores, entrenadores e incluso cirujanos, recibe a las 32 finalistas en su finca; La Encantada. Allí, las concursantes vivirán un duro entrenamiento de 3 meses hasta llegar al certamen de Miss México. La verdad es que, bajo las apariencias, la ropa y el maquillaje, se esconde un sinestro mundo y, al final, las concursantes tendrán que apoyarse entre ellas y unir sus fuerzas para tratar de salir vivas del concurso.
Crítica de Señorita 89
¿Qué es la belleza? Esa es una de las preguntas que la nueva serie de STARZPLAY intentará responder a partir de este domingo. Esta producción mexicana nos lleva a través de un mundo donde esta ingente cantidad de belleza superficial contrasta con toda la inmundicia que es capaz de esconderse tras las cámaras de televisión. Es más ni menos que una oscura crítica a ese tipo de certámenes donde abundan el machismo, la cosificación del cuerpo de la mujer, el acoso sexual y la apología a ciertos estándares de belleza.
Por supuesto, a muchas de estas mujeres también las obligan a renunciar a lo que son por solo unos minutos de fama, todo para ser mancilladas y utilizadas con el único propósito de alcanzar jugosos acuerdos económicos o políticos. En resumen, la ficción intenta romper con todos los tópicos acerca de estas mujeres mientras retrata otra demostración más de todo lo que está mal en nuestra sociedad. Un retrato, a veces sorprendente y otras algo más errático, que nos golpea sin piedad cada vez que tiene ocasión.

Al principio, todo parece idílico para los amantes de la belleza y el glamour, pero algo no anda bien en La Encantada, la finca donde se desarrolla la serie. En ella, nos encontramos rodeados de un gran número de candidatas a Miss México que se encuentran en pleno entrenamiento. Todas son ficticias, pero bien podrían haber existido perfectamente. Cada una cuenta con sus historias, traumas, motivaciones, razones para estar ahí y lo más importante: no todas pertenecen a la misma clase social.
De hecho, lo más interesante en este aspecto es ver cómo la ficción refleja, a través de los trasfondos de sus concursantes, la situación de la mujer en las diferentes zonas del país. Una posición que moldea la personalidad y establece las prioridades y objetivos de cada una. Y si alguna de ellas piensa en marcharse, ya se encargarán Concepción (Ilse Salas) y compañía de convencerla para que se quede, aunque para ello haya que recurrir a alguna que otra medida un tanto extrema.
Aunque cada episodio lleva por título el nombre de alguna de las protagonistas, la que se encuentra como observadora y narradora de los eventos es Elena (Ximena Romo), una estudiante ambiciosa que se infiltra en la finca con la excusa de ejercer de profesora para las candidatas. Así, mediante una voz en off de fascinación algo impostada que contrasta con sus aires de superioridad, Elena aporta información extra a los acontecimientos que presenciamos. Como muchos de los espectadores que vean la serie, ella va con una idea preconcebida de que estas concursantes son mujeres vacías a las que solo les importa la belleza, sea por la razón que sea, hasta que se lleva una sorpresa.
No obstante, si bien es cierto que algunas pecan de ello, a veces resulta difícil pararnos a pensar en los verdaderos motivos. Y es que son abundantes los matices que entran en juego, y como mencioné anteriormente, el machismo, el racismo y la clase social también tienen mucho que ver con este desconocimiento e inocencia, especialmente en un país con tanta desigualdad socioeconómica como México.

‘Señorita 89’ hace especial énfasis en ese machismo que llegó a ser tan normal que dejamos de verlo durante años, y que la serie se encuentre ambientada en los 80 nos recuerda cuán ciegos hemos estado y todo el tiempo que hemos tardado en darnos cuenta. Por otro lado, quizá su mayor error en cuanto a guion sea basar el grueso de estos primeros cuatro episodios en las consecuencias de un homicidio involuntario, pues todos los temas universales y escabrosos que trata la propuesta pueden dar más de sí sin la necesidad de recurrir a estos recursos narrativos tan manidos en el thriller.
Sobre todo, porque la mayoría de los trabajadores de La Encantada perdieron toda percepción de la moralidad hace mucho, si es que alguna vez la tuvieron, y la ficción a veces demuestra que sus dinámicas y relaciones con las concursantes, y también la existente entre las propias candidatas, son lo suficientemente poderosas como para generar todo tipo de conflictos de mayor creatividad.
Si bien su apartado técnico cumple y consigue crear la atmósfera ideal tanto para su época como para su tono, la sobreactuación de varias actrices y otras interpretaciones de personajes masculinos dejan algunas dudas. Esto sorprende, ya que no nos encontramos precisamente ante un elenco novato, todo lo contrario. Por fortuna, nada de ello impide que esta sea una de esas series que uno ve con ciertas reticencias, pero de la que luego es imposible despegarse. No solo porque todo lo que enseña duele tanto como educa, sino porque también es adictiva y universal.
Además, en ocasiones resulta escalofriante, incluso nauseabunda en su realismo si apuramos, cuando sus protagonistas se ven envueltas en situaciones terribles en las cuales los demás se aprovechan de su ambición, o cuando en su defecto estas creen tener el control. Por ello, a la espera del resto de episodios y aunque esté lejos de ser perfecta, la serie creada por Lucía Puenzo (La jauría) tiene todos los ingredientes para ser un gran éxito en STARZPLAY.
Ver ahora
Recuerda que puedes seguirnos en Facebook, Twitter o Instagram.