Netflix estrena este jueves 12 de enero la segunda temporada de ‘Vikingos: Valhalla’, la continuación de ‘Vikingos’ que se desarrolla 100 años después de la historia de Ragnar y sus hijos.
La segunda temporada muestra a los héroes poco después de la trágica caída de Kattegat, acontecimiento que ha destruido sus sueños y cambiado su destino.
De pronto, nuestros protagonistas son fugitivos en Escandinavia y tienen que poner a prueba su ambición y su valor más allá de los fiordos de Kattegat.
La serie creada por Jeb Stuart está protagonizada por Sam Corlett, Frida Gustavsson, Leo Suter, Johannes Johnansson, Bradley Freegard, Laura Berlin, David Oakes, Pollyanna McIntosh, Soren Pilmark y John Kavanagh. Además, en esta segunda temporada se incorporan al reparto Bradley James, Hayat Kamille, Marcin Dorocinski y Sofya Lebedeva.

Minicrítica de la segunda temporada de Vikingos: Valhalla
En esta ocasión, nos encontramos con los errores propios de las segundas temporadas, las cuales muchas veces son relegadas a ser una etapa de transición hacia algo mucho mejor. Esto es debido a que aquí la serie se ha convertido en una ficción más personal, la cual pasa de puntillas por la historia para evitar que ciertos eventos sucedan demasiado pronto. Es un aspecto que se traduce en un mayor desarrollo de los personajes, lo que es inteligente, porque obliga al espectador a invertir más tiempo en los mismos para que el clímax de la temporada tenga más impacto aunque lo realmente bueno se deje para otro momento.
De hecho, a lo largo de buena parte de esta nueva entrega, parece que Netflix prefiere inclinarse por el lado telenovelesco superficial de la trama, maquillándolo de sangre y vísceras muy de vez en cuando. De hechos históricos de peso apenas queda rastro, aunque ya sabemos que la fidelidad histórica no es precisamente el fuerte de la franquicia. No obstante, es una pena que el interesante conflicto cristianismo versus viejas formas no esté presente de la misma forma durante la mayoría de la temporada. Era lo que aportaba alma en los anteriores episodios, pero aquí se cambia por un viaje en el que los personajes conocen más sobre sí mismos, para bien y para mal.
Entre una mayor variedad de localizaciones y subtramas, hay un elemento en la serie que destaca muy por encima del resto. Y es que, desde una Freydis que se enfrenta a mil penurias, pasando por guerreras y estudiosas hasta llegar a una Emma de Normandía en plan Cersei, las mujeres que pueblan la temporada se erigen como los mejores personajes y por sí solas logran que la ficción se mantenga interesante. No es que Harald y Leif sobren aquí, pero en términos generales están muy a la sombra de sus compañeras, en especial porque Frida Gustavsson y Laura Berlin se encuentran a un nivel enorme.
En definitiva, aunque en general la serie sufre de un ritmo algo más lento que el de su anterior entrega, la segunda temporada de ‘Vikingos: Valhalla’ mejora en sus episodios finales y ofrece una buena cantidad de lo bueno que la franquicia que le da nombre puede dar de sí. Claro, se siguen echando en falta personajes más carismáticos y ese aire de misticismo, experimentación e imprevisibilidad de la original. Sin embargo, aquellas personas que han quedado encandiladas por la primera tanda de capítulos sin duda disfrutarán de esta. Por ello, pese a que aún continúa lejos de la calidad de su ficción madre, sigue siendo un entretenimiento disfrutable, lo que no quita que siga siendo innecesario.
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