Sinopsis
En la nueva temporada de ‘P-Valley’, cuando la noche se cierne sobre Chucalissa, todo el mundo y sus madres deben luchar con uñas y dientes para sobrevivir. Mientras que algunos se lanzan a nuevas y peligrosas alturas, otros se aferran a sus tacones de aguja y se mantienen firmes sin importar el precio. De vuelta al Pynk, Autumn y Clifford luchan por el trono mientras la sangre nueva sacude el vestuario. Mientras tanto, con el destino del casino pendiendo de un hilo, la maquinaria política local se pone en marcha. En estos tiempos sin precedentes, la muerte y el peligro acechan en cada esquina.
Crítica de la segunda temporada de P-Valley
‘P-Valley’ volverá el 3 de julio a lo grande reinventando el mismísimo Pynk con nuevos espectáculos y bailarinas que se incorporan y darán bastante de que hablar para las diversas historias que suceden en el club, sobre todo a la hora de estar en el ojo de las veteranas. La serie trata ambas caras de la moneda – cuando se empieza en un nuevo lugar y hay que hacer lo que sea necesario para encajar y quedarse por mucho tiempo y la veteranía que se debe conservar a toda costa para seguir siendo relevante y evitar ser sustituida por sangre nueva– ya que el baile es muy importante en la vida de estas mujeres, llegando en algunos casos a ser su forma de expresarse al mundo o incluso al punto de pensar que no van a saber realizar otro trabajo diferente.

Además de los bailes, las canciones que suenan a lo largo de los episodios resultan tener mucha importancia, ayudando a contar historias personales con las cuales el espectador se ve capaz de comprender sus sentimientos e incluso sus pensamientos. Asimismo, se aprovechan detalles del entorno de manera sutil que dan a entender los grandes problemas de los personajes, lo cual puede llegar a ayudar a la audiencia a conectar más aún con cada persona que aparece en la serie. Otro hecho con el que la mayoría de personas se verán reflejadas es la inclusión de la COVID-19 en la trama, trayendo recuerdos de hechos por los que hemos pasado al principio de la pandemia.
Esta segunda temporada da pie no tan solo a un mayor desarrollo tanto de los personajes que conocemos y queremos como de las nuevas incorporaciones sino a una próxima lucha encarnizada por el poder en el pueblo, pudiendo perjudicar seriamente al club de striptease más visitado de Chucalissa. Aunque se hayan echado de menos a varias bailarinas, lo cierto es que este serie sigue dejando con ganas de más al finalizar el visionado de cada episodio, sintiendo que ha durado solamente unos pocos minutos. Tras haber visto los cuatro primeros capítulos, se pueden asegurar dos cosas: los traumas del pasado siempre vuelven y, posiblemente, ya nada sea lo mismo.
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