Prime Video estrena este viernes 28 de octubre la segunda temporada de ‘Historias para no dormir’, la reinvención de la mítica serie antológica de terror, ciencia ficción y misterio de Chicho Ibáñez Serrador.
Más de cinco décadas atrás, el gran Narciso Ibáñez Serrador creó una serie de terror, misterio y ciencia ficción que se quedaría grabada en el imaginario de varias generaciones. A lo largo de tres temporadas que se emitieron en TVE entre los años 1966, 1967 y 1982, la ficción aterrorizó e hizo reflexionar a un país en constante cambio. Ahora, algunos de los mayores talentos del audiovisual español se reúnen para reinterpretar algunas de las historias originales, adaptándolas a una sociedad y un mundo que muy poco tienen que ver con la época de Franco o los locos años 80.
La nueva entrega llega con cuatro nuevas historias que intentan subir el nivel de lo visto en la primera, en todos los aspectos. A veces lo consigue y otras no, pero los episodios siempre logran hacernos reflexionar sobre los temas que tratan, además de plantar esa semilla de fascinación y paranoia intrínseca de la buena ciencia ficción. Por ello, pese a sus altibajos, sin duda es otra propuesta interesante para los amantes de estos géneros.
No te pierdas a continuación toda la información sobre los episodios, además de una crítica de cada uno:

El trasplante
Dirigido por: Salvador Calvo.
Escrito por: Salvador Calvo e Ignacio del Moral.
Protagonizado por: Javier Gutiérrez, Petra Martínez, Carlos Cuevas y Ramón Barea.
Sinopsis: En un futuro no muy lejano, la sociedad ha llevado su obsesión por la juventud y la belleza hasta un extremo tal que la vida se hace muy difícil para quienes no acceden a renovar su cuerpo. La alternativa es pertenecer a la clase de los «renovados» o convertirse en «donante», es decir, suministrador de órganos para las «renovaciones». Una pareja madura se ve en la necesidad de renovar sus cuerpos para evitar ser despedidos de sus trabajos, pero el dinero sólo les llega para renovarse uno de ellos. Tendrán que tomar una decisión que cambiará sus vidas para siempre y pondrá en juego todo aquello en lo que han creído.
El episodio dirigido por Salvador Calvo es sin ninguna duda el más interesante e inquietante de todos a nivel humano. Con un mundo futurista propio muy bien recreado, el capítulo nos presenta una sociedad que te obliga a pertenecer a uno u otro bando de forma inevitable. Todo para seguir trabajando y mantener su capitalismo extremo, claro. Es lo que le faltaba a los ancianos para sentirse todavía más marginados, que deban renunciar a su vejez por obligación y encima pagar por ello. Además, también es el colmo de la brecha entre ricos y pobres porque, paradójicamente, los más desfavorecidos se ven obligados a donar partes de su cuerpo para sobrevivir.
A través de dos subtramas que se sienten bastante dispares aunque terminen uniéndose, el episodio nos ofrece muy buena ciencia ficción, de esa que critica lo peor de nuestra sociedad actual en una distopía en la que podemos vernos cruelmente reflejados. Es un concepto tan apasionante como desagradable y descorazonador que daría para mucho más que una hora. Además, el acabado a nivel visual es realmente sorprendente. Una pena que su guion acabe perdiéndose en los entresijos de su propio concepto para ofrecernos un desenlace superficial y decepcionante.

La alarma
Dirigido por: Nacho Vigalondo.
Escrito por: Nacho Vigalondo.
Protagonizado por: Roberto Álamo, Javier Gurruchaga, Neus Sanz, Carlos Areces, Aníbal Gómez, Sofía Oria y Jordi Coll.
Sinopsis: Descrito como emocionante e inquietante, el episodio cuenta la historia de un matrimonio que vive en un mundo que parece a punto de desaparecer.
Un mundo rodeado de OVNIS, una lluvia nociva, un extraño y colorido objeto sobre la mesa y un puñado de relaciones disfuncionales. Estos son los ingredientes de la propuesta de Vigalondo, un episodio difuso aunque imaginativo en el que nos sentimos los espectadores de un reality si este hubiese sido filmado en pleno confinamiento. No es que tenga algo que ver con la pandemia -lo desconozco pese a encontrar bastantes semejanzas-, pero está claro que Vigalondo ha tomado prestada alguna que otra experiencia personal durante este tiempo para retratar las vidas de nuestros protagonistas.
La versión original de Chicho es un clásico, y todavía lo es más la novela de Arthur C. Clarke en la que se basa, pero Vigalondo toma su propio camino y lo lleva a un terreno más marca de la casa imposible. Es verdad que su desenlace resulta una recompensa demasiado floja, obvia y previsible como para pasarse toda una hora entre discusiones y momentos surrealistas y confusos. No obstante, vale la pena por sus interpretaciones, su sentido del humor y por un inquietante Javier Gurruchaga al que hacía tiempo que no se le veía por los lares de la ficción.

La pesadilla
Dirigido por: Alice Waddington.
Escrito por: Alice Waddington y Rocío Martínez Llano.
Protagonizado por: Álvaro Morte, Mina El Hammani, Ángela Arellano y Boré Buika.
Sinopsis: El episodio cuenta cómo en 1880 en una aldea de la Galicia montañosa una serie de muertes misteriosas asolan la comarca. Todas las víctimas son mujeres jóvenes asesinadas en extrañas circunstancias. Y los habitantes del pueblo comienzan a sospechar que el responsable es Naim, un extraño vecino que vive apartado, sin salir jamás de día. Pero Lúa, una joven de la aldea que ve a través de sus prejuicios hará todo lo posible por proteger sus secretos más ocultos.
El episodio dirigido por Waddington es un cuento de terror gótico bien hilvanado aunque previsible. Así, la cineasta mezcla el vampirismo y el racismo en un relato con ecos de ‘Frankenstein’ y un poco de ‘La bella y la bestia’. El capítulo se apoya en la ignorancia y la superstición de la época para dar forma a una historia clásica que trata sobre el rechazo a aquello que es diferente. Waddington imprime una sensibilidad muy personal al conjunto, en especial en lo referente a ese componente romántico que termina chocando con el odio de manera inevitable.
Al igual que ocurre con ‘El trasplante’, de nuevo este episodio nos deja un mundo con potencial a explorar. No solo debido a que este tipo de historias ambientadas en nuestro país no hayan proliferado demasiado en los últimos tiempos, sino también porque Waddington y su equipo han sabido construir la ambientación gótica perfecta. Y aunque no vamos a negar que se ve algo más oscura de lo que nos gustaría, el capítulo logra su objetivo a todos los niveles. Además, tenemos a Álvaro Morte y a una destacada banda sonora compuesta a conciencia. Poco más se puede pedir.

El televisor
Dirigido por: Jaume Balagueró.
Escrito por: Jaume Balagueró y Alberto Marini.
Protagonizado por: Pablo Derqui y Manuela Vellés.
Sinopsis: El episodio narra cómo Marcos, el único vecino sin alarma, acaba finalmente instalando un sistema de protección en su chalé. Lejos de sentirse más seguro, pronto empieza a obsesionarse con la idea de que alguien le esté acechando, y conecta la señal de las cámaras de vigilancia al televisor del salón. Progresivamente, las imágenes del circuito cerrado suplantan los programas y las películas, hasta convertirse en lo único que se reproduce en la pantalla. Su esposa y sus hijos asisten impotentes al enloquecimiento del hombre… pero tal vez “algo” ahí afuera está realmente amenazando a la familia. Algo visible solo entre los píxeles del televisor.
La radical reimaginación que nos propone Balagueró está muy lejos del legendario episodio de Chicho, sobre todo porque, el apasionante contexto histórico del original, aquí se difumina por completo y no tiene tanto interés. Hemos pasado del trastorno obsesivo-compulsivo al puro brote psicótico, así como de la obsesión por esa cultura del exterior que parecía inalcanzable en un régimen agonizante a la manipulación que la televisión ejerce hoy en día en nuestra sociedad. Dicho esto, el cineasta convierte un relato psicológico inquietante en una historia con tintes sobrenaturales modernos y formas algo más convencionales.
Gustará a muchos porque ofrece lo que los otros episodios no han dado hasta ahora: terror moderno, de ese que mezcla las formas del cine del propio Balagueró con los trucos de James Wan y derivados. Como concepto no habría estado nada mal para un largometraje que no tuviera nada que ver con la serie, ya que resulta una osadía comparar este episodio con el original. No es que sea malo, sino que es simplemente efectista, como realizado para complacer a un sector del público que solo espera esto cuando escucha la palabra terror. Y por supuesto, todos tenemos derecho a disfrutar de lo que nos gusta.
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