Sinopsis
‘Sandman’ es un mosaico de mitos modernos y fantasía oscura en el que se entretejen con naturalidad la ficción contemporánea, el drama histórico y las leyendas. La serie examina los lugares y personas afectados por Morfeo, el dios de los sueños, mientras este trata de reparar las faltas y errores que ha cometido a lo largo de su inconcebiblemente larga existencia, tanto a nivel cósmico como humano.
Crítica de Sandman
Hoy llega a Netflix una de las series más esperadas del año por los amantes del cómic. Una propuesta que, pese a ser una de esas grandes licencias que posee Warner Bros y que prefiere ceder sin demasiado sentido, la verdad es que sorprende al ser tan fiel al material original como se puede permitir. Claro que faltan personajes de DC claves y muchos de los que están han sido cambiados casi por completo, pero hay que aplaudir a los creadores David S. Goyer, Allan Heinberg y Neil Gaiman -autor de la saga de viñetas- por respetar la obra a niveles en los que casi ninguna otra adaptación se ha atrevido.
Esto no quiere decir que la serie al completo funcione al mismo nivel, ni tampoco significa que los espectadores no comiqueros vayan a disfrutar de ella. Es más, probablemente, muchos de ellos se encontrarán tan perdidos como fascinados con lo que la ficción propone a lo largo de sus diez episodios. En cambio, otros tantos a muy seguro no terminarán de verla. Y es que, al principio, cada episodio cuenta con un escenario y un objetivo muy marcado. Casi como un procedimental con una fina línea argumental que se mezcla con lo antológico de formas sorprendentes. Sin embargo, a partir de cierto punto, todo confluye en una sola dirección, y es aquí donde la propuesta pierde impacto y encanto, aunque para algún sector del público puede que resulte un alivio.

Es curioso ya que, con ‘Fundación’, ciertos productores y guionistas se inventaron que este tipo de obras de historias individuales, algo desconectadas entre sí y con personajes cambiantes pero con un mismo hilo argumental no funcionarían en televisión. No obstante, evidentemente ‘Sandman’ demuestra lo contrario. De hecho, como mencioné en el párrafo anterior, cuando este formato desaparece -al igual que ocurre en esa parte de los cómics- resulta una serie mucho menos interesante. Es un poco frustrante, porque la ficción funciona a gran nivel cuando no tiene un objetivo a largo plazo y cada episodio cuenta su propia y fascinante historia, de esas con moralejas e inquietudes filosóficas incluidas.
A veces, la serie también une pequeños extractos de algunas historias en el mismo episodio, lo que al principio genera un enorme contraste entre sus pequeñas varias subtramas. Por una parte resulta espectacular, fantasiosa y mística, mientras que por la otra es más humana, terrenal e incluso terrorífica. Es más, la mayoría del tiempo da la sensación de no ir hacia ningún lado, además de que algunos de sus elementos parecen encontrarse tan desconectados y separados entre sí que puede resultar chocante. No obstante, desde eventos y detalles a priori insignificantes hasta personajes de los que seguramente ya nos habíamos olvidado durante el viaje, poco a poco todo empieza a conectarse y en ocasiones lo hace de formas maravillosas.
En medio, aunque no siempre sea el centro de todas las historias, tenemos a un personaje principal que lo conecta todo como es Morfeo. Interpretado por un correcto Tom Sturridge, esta representación antropomórfica del sueño no es un protagonista siempre justo. Al fin y al cabo es el rey del reino de los sueños, y cuando además has estado ausente del mismo durante demasiado tiempo, el caos y las decisiones difíciles aumentan. No obstante, en general la serie funciona como su propio camino hacia una mayor comprensión del ser humano y de los tiempos que corren, así como del aprendizaje de ese elemento tan fundamental al que llamamos empatía.
En este camino se encuentra con un gran número de personas, deidades y seres sobrenaturales de los que aprenderá algo nuevo, de una manera u otra. Resulta un placer ver cómo la serie construye los cimientos de una mitología poblada de creaciones originales, leyendas populares, personalidades reales, mitos religiosos y personajes de DC, dando así forma a un mundo humano cuyo tratamiento recuerda a ‘American Gods’ o ‘Goods Omens’. Es ese tipo de escenario donde las ‘deidades’ toman formas humanas y se enfrentan a conflictos personales más terrenales. Incluso los seres humanos más detestables gozan de su protagonismo, lo que añade un toque de cinismo a un conjunto ya de por sí lleno de matices.

En cuanto a su vertiente más fantástica, brilla en especial una dirección artística en la que se nota la mano del propio Gaiman. Es evidente que el autor se ha asegurado de que su obra sea retratada como se merece. Lo consigue con creces. Además, todo se encuentra envuelto en una efectiva mezcla de efectos especiales prácticos y digitales, quizá de los mejores trabajos que podemos disfrutar en Netflix respecto a este apartado. Y, aunque la imagen de la sensación de estar algo más estirada de lo normal, tampoco es que sea un aspecto que empañe la experiencia.
Aunque no está exenta de algún problema de ritmo puntual, así como de ciertas dificultades a la hora de que su narrativa mantenga siempre el mismo nivel, la verdad es que ‘Sandman’ es una de las mejores adaptaciones que recuerdo. Es una serie que sabe cómo mantenerse tan sorprendente como el cómic, a la vez que logra añadir numerosos toques personales que no desentonan en absoluto. Sí, quizás muchos pongan el grito en el cielo por aspectos nimios como que Constantine y Lucifer no son los ya asentados Matt Ryan y Tom Ellis, pero tanto Jenna Coleman como Gwendoline Christie están a la altura a su propio modo.
Especialmente durante su primera mitad, esta una serie emocionante, inquietante, extraña y sorprendente que deja momentos televisivos para el recuerdo. Pero, por encima de todo, la ficción es un atrevido retrato de la naturaleza humana en todas sus buenas y malas formas. Un retorcido y redentor viaje donde la bondad y la crueldad son como hermanos intentando reconciliarse. Al fin y al cabo, los sueños pueden ser tan agradables o pesadillescos como la vida misma, pero su importancia en nuestro día a día es fundamental. Los necesitamos tanto como la libertad y las historias. Tanto como saber cambiar y adaptarnos a los tiempos. Tanto como ver más series de Netflix de este nivel.
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