Sinopsis
En ‘Resident Evil’, las hermanas Jade y Billie Wesker, de 14 años y «en pleno pavo», se ven obligadas a mudarse a New Racoon City, una ciudad empresarial prefabricada. Poco a poco, se van dando cuenta de que la ciudad no es lo que parece y de que su padre tal vez oculte secretos siniestros. Unos secretos que podrían destruir el mundo. Mientras tanto, más de 10 años después, apenas quedan quince millones de personas en la Tierra… junto con más de seis mil millones de seres humanos y animales convertidos en monstruos por culpa del virus T. A sus 30 años, Jade se afana por sobrevivir en este nuevo mundo mientras los secretos del pasado —sobre su hermana, su padre y ella misma— pesan sobre su alma como una losa.
Crítica de Resident Evil
Al igual que ocurre con otras adaptaciones recientes de obras tan queridas como ‘Fundación’, esta es una serie de la que resulta muy complicado hablar sin que tenga lugar un sanguinario combate entre la objetividad y la subjetividad. Incluso a simple vista, esta nueva adaptación de ‘Resident Evil’ que estrena Netflix parece otro de esos casos en los que un puñado de guionistas y productores avariciosos, en medio de un arrebato de narcisismo, decidieron que podían hacerlo mejor que el material original cambiándolo absolutamente todo a su antojo. Desde luego, esto es lo que da a entender su tráiler, pero en este sentido no nos llevemos las manos a la cabeza todavía.
Es más, en especial durante los primeros episodios, lo que vemos da la sensación de ser una historia creada sin la franquicia en mente la cual, con todo el descaro del mundo, se ha integrado a la fuerza en este universo. Esta es una idea que empaña el visionado a lo largo de la temporada, pero es una inquietud que solo sufrirán los conocedores del videojuego. Al fin y al cabo, la adaptación está pensada para llegar a la audiencia joven y fiel de Netflix que desconozca por completo la saga. Esto es algo que se nota incluso en las elecciones musicales y en los diálogos, los cuales mencionan de forma abundante empresas, celebridades y elementos reconocibles de la cultura popular actual.

Esto no quiere decir que los fanáticos del videojuego no vayan a ver recompensada su paciencia, pero es verdad que tales revelaciones tardan demasiado en llegar y es probable que muchos ya hayan abandonado el barco para entonces. Estas conexiones con la historia original se van revelando muy poco a poco, tanto que resulta agónico, y la ficción a veces lo hace de formas sorprendentes y otras a modo de fanservice barato. Ahora la cuestión es, ¿era realmente necesaria esta adaptación en concreto tras siete películas de dudosa calidad y otras tantas animaciones? Como es obvio, la respuesta es un rotundo no, pero este es un debate que se extiende hacia gran parte de las propuestas actuales, así que vamos a dejar el tema a un lado. Centrémonos en si la serie vale o no la pena.
Tal y como indica la sinopsis, la narrativa de la serie alterna entre su presente y su pasado, narrando así dos subtramas diferentes cuyo grueso gira en torno a la familia Wesker. Como era de esperar, pues es algo que ocurre muchas veces en las decenas y decenas de series que utilizan el mismo recurso, ambas historias se atropellan y frenan continuamente sus respectivos ritmos, en ocasiones afectando al desarrollo de la ficción más de lo necesario. Es el problema de querer contar con dos relatos tan distintos entre sí en una sola producción, porque ya hay que hacer un auténtico milagro en la sala de edición para que todo funcione como debería.
Por un lado, la subtrama que transcurre en el pasado es como una especie de ’28 semanas después’ mezclada con conspiraciones empresariales, diálogos que pecan de explicativos y momentos adolescentes que desentonan por completo. Desde luego, lo último que se nos pasaría por la cabeza cuando pensamos en ‘Resident Evil’ es enfrentarnos a este tipo de situaciones, sobre todo siendo adulto, pero es una forma inteligente de acercar la serie a buena parte de una audiencia que podría ignorarla. Sin embargo es una historia la cual, en varias ocasiones, llega a decelerar demasiado el ritmo de la ficción yéndose por las ramas sin mucho sentido.
En los momentos en los que las hermanas Wesker copan las escenas, quizá lo más llamativo sea el hecho de ver cómo llevan a cabo ciertas dinámicas del videojuego, pero a la vez es un aspecto que se siente algo forzado y poco cautivador. En este sentido, esta historia funciona mejor cuando se centra solo en el Albert Wesker del siempre eficaz Lance Reddick. Tanto es así que acaba siendo una subtrama más necesaria por él que por Jade y Billie, ya que él es quien nos introduce en las entrañas de Umbrella y sus tejemanejes liderados por la Evelyn Marcus de una temible Paola Nuñez. Además, es a través del famoso personaje que los aficionados encontrarán motivos para la esperanza.

Por el otro, la subtrama de su presente postapocalíptico es la que más se desvía del argumento del videojuego. Protagonizada por la Jade adulta de una interesante Ella Balinska, la misma adolece de un guion mucho más perezoso, lleno de clichés y escenas que parecen sacadas directamente de ‘The Walking Dead’, ‘Resident Evil: Extinción’ hacia adelante y de cualquier producción postapocalíptica que se nos venga a la cabeza. En realidad, su única baza es el fanservice a base de monstruos famosos de la saga y algún que otro homenaje a su formato original que apenas funciona. Solo resulta atrayente cuando la acción entra en juego y, al menos, sirve para que Jade y Billie se confirmen como añadidos realmente interesantes para la franquicia, algo que no consiguen durante su etapa adolescente.
Dicho esto, no se puede afirmar que ‘Resident Evil’ sea una buena adaptación, porque en su gran mayoría es complicado considerarla como tal. Es como si quisiera desviarse demasiado del videojuego mientras lucha desesperadamente por justificar su existencia, en vez de abrazar sus orígenes por completo desde el principio y, a partir de ahí, seguir el camino correcto. En cambio, si la analizamos sin tener en cuenta la pesada losa que supone la franquicia, también nos encontramos con una serie más común de lo que debería. Una que prefiere por un lado utilizar un misterio poco atractivo y, por el otro, una historia postapocalíptica al uso y sin ideas que solo presume de zombis a tutiplén y efectos especiales.
Es por eso que, en líneas generales, esta es una producción muy irregular en la que además no existe esa tensión frecuente característica de la saga y mucho menos su terror, y los elementos que recuerdan a la franquicia no terminan de ser suficientes. No obstante, la serie a su vez deja la sensación de que esta primera temporada, con sus más y sus menos, tan solo ha sido un puente inestable y decepcionante hacia una propuesta que podría llegar a hacer justicia a su título. Desde luego tiene suficiente potencial, historias y personajes en su material original para poder lograrlo. Otro asunto es que sus responsables quieran, y si no, tampoco será una gran pérdida. No nos vamos a engañar.
Además, después de que la saga de videojuegos haya sufrido una reinvención casi radical para eso mismo: volver a abrazar sus orígenes haciendo algo diferente, en términos de identidad de franquicia la serie parece un paso atrás demasiado pronunciado. Es extraño, sin duda, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de posibilidades que ofrece el material original y que apenas se han explorado en el resto de intentos. Lo que digo puede parecer una contradicción pero es que, en lo que se refiere a adaptaciones de imagen real no era necesario reinventarse, sino hacer lo que no han hecho las otras: reflejar en nuestras pantallas toda la esencia de ‘Resident Evil’. Sin embargo, otra vez no ha sido el caso.
Ver ahora
Recuerda que puedes seguirnos en Facebook, Twitter o Instagram.