Una película de acción muy irregular en la que solo destacan sus efectos
especiales y el dúo formado por Joseph Gordon-Levitt y Jamie Foxx.
Por las calles de Nueva Orleans empieza a circular un rumor: la existencia de
una misteriosa pastilla capaz de desbloquear superpoderes latentes exclusivos de
cada persona que la ingiere. Pero hay un inconveniente: no es posible saber qué
ocurrirá hasta que se tome. Pero cuando la delincuencia se dispara en la ciudad
por culpa de esta droga, un policía local (Joseph Gordon-Levitt), una joven
traficante (Dominique Fishback) y un exsoldado movido por un secreto deseo de
venganza (Jamie Foxx) se alían y lo arriesgan todo por tomar la píldora y
detener a los creadores de la sustancia.
Del dúo de cineastas estadounidenses Henry Joost y
Ariel Schulman (Viral, Nerve: un juego sin reglas), llega a Netflix una
nueva propuesta que pretende dar una pequeña pero interesante vuelta de tuerca
al concepto de acción, ‘superhéroes’ y drogas que dotan a los humanos de poderes
inimaginables. Sin embargo, a medida que avanza el metraje, crece la sensación
de estar ante un producto realizado para el lucimiento personal de los
directores en detrimento del resto de aspectos de la cinta. Esto se traduce en
una serie de imágenes compuestas por un sinfín de planos imposibles y
travellings hiperactivos, que parecen tener la intención de hipnotizar al
espectador y desviarlo de sus fallos menos superficiales.
Descuidos que se aprecian con notoriedad en un guion endeble de
Mattson Tomlin -co-autor de la próxima ‘The Batman’– que trata de
jugar con distintos géneros, pero cuya simpleza a la hora de desarrollar
personajes y conflictos lastra cualquier intento de coherencia e interés en su
progresión narrativa. Lo primero que nos encontramos después de introducirnos la
poderosa droga es al curioso personaje de Dominique Fishback (El odio que
das, The Deuce), algo forzado en todas sus facetas, y a un
Joseph Gordon-Levitt (Snowden, 7500: Avión secuestrado) carente de
trasfondo. Ambos acaban aliándose con un exmilitar interpretado por un
Jamie Foxx (Cuestión de justicia, Robin Hood) en su salsa y movido por
una motivación extraída del manual de clichés. Ni la crítica racial o la
consciencia social son lo suficientemente notorias, ni los momentos de alivio
cómico funcionan.
‘Proyecto Power’ es una cinta muy irregular que satisfará a los
espectadores menos exigentes. Un mero entretenimiento lleno de efectos
especiales muy cuidados -excepto en cierta parte-, alguna que otra buena
secuencia de acción y un dúo protagonista que conoce a la perfección el gran
peso que su carisma tiene a la hora de generar expectación. De resto, estamos
ante un filme vacío, sin sentido y cuyas elecciones musicales no encajan con las
imágenes. Hay algunas escenas que provocan vergüenza ajena, sobre todo las
relacionadas con el talento oculto del personaje de Fishback. Además, los
villanos pasan sin pena ni gloria de una forma extraña y bochornosa. El próximo
proyecto del trío Joost, Schulman y Tomlin será una adaptación de
Mega Man. De momento, los fans de esta franquicia de videojuegos no
deberían de emocionarse en exceso.
Puntuación: 5/10
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