Crítica de ‘Reyes de la noche’ (2021) Temporada 1

Una propuesta rabiosamente entretenida, inteligente y de guion tan mordaz como
hilarante.

Francisco Javier Maldonado, alias Paco el Cóndor (Javier
Gutiérrez), es el periodista deportivo más importante de la radio española en los 80. Los oyentes le admiran, los jugadores le temen, los presidentes de clubes
(y el gobierno) le odian. Cada medianoche reúne a millones de oyentes junto al transistor. Desde hace años, el Cóndor no tiene rival. Hasta ahora.

Creada por el dúo Cristóbal Garrido–Adolfo Valor (Cuerpo de élite), Movistar+ nos trae esta nueva serie
original que muestra las entrañas de la radio deportiva española en
una época sin redes sociales y con… digamos que
menos tacto a la hora de expresarse sobre cualquier tema. La ficción, claramente inspirada en la rivalidad entre los tocayos y
compañeros periodistas José María García y
José Ramón de la Morena, cuenta la historia de
una cruenta guerra entre lo viejo y lo nuevo. Una batalla en la que
todo vale con tal de ganarse a la audiencia cada noche, sea como sea y
donde sea. Asimismo, nos enseña un poco más sobre
la realidad del fútbol español más allá del espectáculo
que tiene lugar sobre el césped. Además, el poder del periodismo y la influencia que este puede ejercer sobre cualquier ámbito también resultan de importancia en su premisa.

Desde ocultar noticias, saltarse la confidencialidad, pedir favores a
ministros, destruir carreras o insultarse el uno al otro en pleno directo,
muchas son las jugarretas y triquiñuelas que estos auténticos tiburones
de la radio utilizan no solo para rivalizar entre ellos, sino
también para mantener su imagen y estatus intactas. El máximo artífice de
este periodismo agresivo y casi amoral es el ‘Cóndor’ de
Javier Gutiérrez (Bajocero), un personajazo de pies a cabeza del que es imposible apartar la mirada. El
actor asturiano se encuentra completamente desatado y, aunque siempre
está correcto, en esta ocasión nos ofrece
su mejor y más distinguida interpretación desde hace ya algún tiempo. Por
su parte, el joven y algo inexperto ‘Jota’ Montés, su excompañero de
equipo al que le ha enseñado todo lo que sabe, se convierte de la
noche a la mañana en su rival a batir.

Este periodista de buenos ideales y mejores intenciones, poco a poco ve
como
tiene que ensuciarse las manos para poder estar a la altura de su
maestro. Interpretado por un enorme Miki Esparbé (Los espabilados), que últimamente está hasta en la sopa -y bien merecido-, Jota es el claro
ejemplo de como la ambición puede corromper a cualquiera. Lo que
estos dos egos no saben -o más bien prefieren ignorar- es que se han
concentrado tanto en su rivalidad que
se han olvidado de los demás tiburones. Tampoco vamos a crucificar a
nadie, pues en un mundillo en el que es tan difícil destacar,
lo más normal es aprovechar la más mínima oportunidad para así escalar
un par de puestos. Y si no, que se lo digan a la
intensa Marga de Itsaso Arana (Dime quién soy), que para colmo es una mujer luchando por abrirse camino
en una parrilla pensada para beneficiar a los programas dirigidos por
hombres.

‘Reyes de la noche’ es una propuesta rabiosamente entretenida, inteligente y de guion tan mordaz como
hilarante. A ver, no es que la serie se base en la estructura del gag para hacernos
reír a carcajadas escena tras escena, pero sí que conserva ese jocoso
puntito de comedia ‘muy española y mucho española’ en muchos de sus
mejores momentos. No obstante, dentro de la ácida sencillez de su premisa
-lo viejo contra lo nuevo, el retrato de una sociedad más preocupada por
el fútbol que por cualquier otra…-,
también hay espacio para ciertas críticas y denuncias en relación
al machismo o a ese concepto de ‘masculinidad’ completamente equívoco. Además, la ficción nos puede servir como un revelador ejemplo de
cómo y cuánto hemos cambiado a lo largo de estas últimas décadas. Si
ha sido a mejor o a peor… ese ya es otro tema.

Gran favor hace que el resto del reparto, demasiado extenso como para
nombrarlo, esté absolutamente pletórico. Se puede destacar, entre
otros muchos igual de brillantes, al saleroso Jesús Gil de
Manuel Gancedo y al incomprendido Jorge de
Omar Banana. Tampoco pasa desapercibida la ambientación,
cuidada con absoluto detalle en todos y cada uno de los aspectos. Por
otro lado, la duración de los episodios ayuda en abundancia al dinamismo de
la serie, pero a su vez saca a relucir su peor virtud:
que se hace demasiado corta. Porque este pequeño gran juego de tronos
radiofónico resulta
todo un acierto que deja con muchísimas ganas de más. Ya, ya se que
lo bueno, si es breve, dos veces bueno;
pero con uno o dos episodios más habría sido igual de condenadamente
buena. Menos mal que ya hay una segunda temporada en camino.