Visualmente luce impecable, pero en estos primeros episodios la serie no
termina de arrancar ni da pistas sobre una dirección coherente a seguir.
En los últimos años del reinado de Victoria, Londres
se ve acosada por los ‘Tocados’: personas, en su mayoría mujeres, que
de repente manifiestan habilidades anormales, algunas mágicas, otras muy
inquietantes. Entre ellos se encuentran Amalia True (Laura Donnelly), una viuda
misteriosa y astuta, y Penance Adair (Ann Skelly), una brillante y joven
inventora. Ellas son las campeonas de esta nueva clase baja, creando un hogar
para los Tocados, mientras luchan contra las fuerzas de… bueno,
prácticamente contra todas las fuerzas, para hacer hueco a
aquellos que no tienen lugar en la historia tal y como la conocemos.
Aunque ya ha abandonado el proyecto, la nueva serie de Joss Whedon
(Stargirl) llega con polémica tras las últimas declaraciones de varios
intérpretes que han trabajado bajo sus órdenes en anteriores ocasiones. Sin
embargo, nada de esto ha impedido que HBO estrene esta especie de
‘X-Men de la era victoriana’ llena de nuevos personajes y un abanico de
habilidades que van desde lo común hasta lo más extravagante. De
esta forma, los denominados ‘Tocados’ poseen poderes tan típicos de este tipo de ficciones como ver el futuro, crear fuego
o sanar. Por otro lado, los peores parados han desarrollado ciertas aflicciones
físicas y mentales no tan valiosas. Por ejemplo, conocemos a una adorable niña gigante
y a otra que puede hablar cualquier idioma menos el suyo propio.
La líder de este grupo es Amalia (Laura Donnelly), una mujer temeraria, sarcástica y algo narcisista a la que no le importan demasiado las consecuencias de sus actos. Por su
parte, su entrañable acompañante Penance (Ann Skelly) es ese típico
personaje tan inteligente como simpaticón, torpe y un tanto inocente. Claro, suena a cliché de manual, pero a la vez también
es la integrante más interesante
de esta ‘escuela de Tocados’, en gran parte gracias a su positivismo casi incesante y a sus inventos anacrónicos que no siempre funcionan del todo bien.
La estupenda química entre ambas tiene algo de Holmes y Watson, además de
recordar en cierta manera a cualquier pareja de ‘buddy-movie’ que se precie. Eso sí, sin tanta testosterona y con muchos más gadgets.
Si el dúo protagonista resulta lo mejor de la serie,
lo peor llega cuando entran en juego el resto de personajes. Si bien sus
interpretaciones son más que correctas, los Lord Massen (Pip Torrens),
Frank Mundi (Ben Chaplin), Hugo Swann (James Norton),
Declan Orrun (Nick Frost) y compañía forman un grupo de individuos
demasiado amplio para la poca profundidad que estos episodios aportan sobre
ellos. Una pena,
sobre todo contando con un reparto británico de tantísimo nivel. Por su parte Maladie (Amy Manson), una lunática asesina en serie que
aterroriza a la ciudad junto a Annie (Rochelle Neil), es lo que parece
ser la villana a batir, pero esta se siente como una amenaza muy poco inspirada y todavía menos fascinante.
En estos cuatro primeros episodios, ‘The Nevers’ nunca termina de
arrancar ni de indagar demasiado en ninguno de sus temas.
Técnicamente tiene todo lo que el sello HBO promete y visualmente luce
impecable. Sin embargo, la serie no ofrece nada realmente novedoso, más allá
de coger una premisa ya existente y desarrollarla en una época distinta y
algo más salvaje. Además, también hace gala -o peca- de otras de sus señas
de identidad como es la excesiva cantidad de desnudos femeninos en comparación con los
masculinos. Por ello, aunque esta vez se introduce en aguas más turbias y violentas,
la ficción resulta
una combinación de todos los tics y elementos que caracterizan a las
creaciones de Whedon, siempre con ese toque de televisión propia de finales de los 90.
Sí, tiene buenas secuencias de acción y aventuras marca de la casa,
pero de poco sirven si lo demás se siente tan superficial y corriente.
Además, en ocasiones divaga en exceso entre sus subtramas -las
centradas en personajes masculinos por el momento carecen de interés-
sin dar pistas claras sobre una dirección coherente a seguir. Por
otra parte, la denuncia social está ahí con los ‘Tocados’ como metáforas
andantes sobre toda opresión conocida,
pero se encuentra demasiado escondida en comparación con sus
referentes. No obstante, no todo está perdido, ya que
la serie realmente cuenta con el potencial para ofrecer muchísimo más
durante los próximos episodios. Habrá que estar bien atentos a su evolución.
Puntuación: 6/10
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