Sinopsis
‘Kamikaze’ sigue a la feroz y encantadora Julie (Marie Reuther) de 18 años en un viaje de redescubrimiento, después de perder a sus padres y a su hermano en un accidente de avión. De repente, se encuentra sola en una gran mansión con coches caros en el garaje y, en teoría, todo con lo que la mayoría de la gente solo sueña: juventud, belleza y dinero, mucho dinero, pero las posesiones materiales ya no tienen valor para Julie y se ve obligada a buscar una razón para continuar. Se embarca en un viaje salvaje y turbulento que la lleva desde su Dinamarca natal a los rincones más lejanos del mundo.
Crítica de Kamikaze
Todavía en proceso de recuperación después de su desastroso lanzamiento, HBO Max estrena una nueva producción europea que quizá no llega en el mejor momento. En esta serie danesa chocamos con una joven que, como todo ser humano, lleva las fases del duelo a su manera.
En su caso, nuestra protagonista nos arrastra hacia su propia espiral de autodestrucción en la que viaja por el mundo poniendo a prueba un gran abanico de tendencias y fantasías suicidas. Siempre obcecada y desesperada. Por si esto no fuera lo suficientemente macabro, en paralelo a esta ‘aventura’ vemos cómo se deja morir poco a poco en el desierto mientras recuerda todas estas andanzas.

Después de perder a su familia, Julie (Marie Reuther) decide convertirse en una persona totalmente distinta que aparenta ser feliz pero sufre en silencio. Eso sí, siempre rodeada de lujos, visitando las zonas más caras y durmiendo en los hoteles más lujosos. La joven sabe que puede conseguir lo que quiera con su dinero. Todo, menos recuperar a sus padres y a su hermano, claro.
Así, en su egoísta y destructivo camino, nuestra protagonista ‘se redescubre a sí misma’ derrochando de país en país sin pensar demasiado en los daños colaterales de su obsesión por morir: abandona a sus amigos, viaja en incontables aviones repletos de gente deseando estrellarse, impide a un trabajador de su casa volver a su país para ver a sus seres queridos…
Pero eso no es lo peor. Es más, esta es una protagonista con la cual, quitando el hecho de que sea asquerosamente rica, sería algo un poco más fácil empatizar si no fuera porque va por ahí usando a todo el mundo y tirándolos como si fueran basura. En realidad, toda esta indiferencia que muestra hacia los demás, pobres sobre todo, está más cerca de la crueldad que de cualquier otra cosa, algo que parece convertirla en la villana de la historia más que en la heroína -o antiheroína-.
No obstante, esta no es más que su elitista visión de la vida y de la sociedad fruto de los excesivos mimos ‘sufridos’ a lo largo de su existencia. Al fin y al cabo, no sé hasta que punto podemos ser culpables de la educación que recibimos de nuestros padres, pero ante una situación como esta el sentido común tiende a diluirse cual azucarillo.

Todo esto hace que ‘Kamikaze’ sea una serie en su mayoría deprimente, agobiante y que te tortura un poco más cada minuto que pasa, aunque puede que a todo el mundo no le afecte por las mismas razones. Incluso se siente algo densa pese a la corta duración de sus episodios. El guion, que fluctúa entre una narración un tanto irregular y la falta de autocrítica hacia su propia historia, llega en ocasiones a ser bastante inverosímil y fallido en la construcción de unos personajes secundarios que resultan planos y estereotipados.
Y sin ánimo de quitarle ningún mérito ni mucho menos, todo esto ayuda a que Marie Reuther se encuentra fantástica en su primer trabajo importante. Un papel realmente difícil de sobrellevar y con el cual se entrega en cuerpo y alma a cualquier situación que plantea el libreto.
Por otro lado, cuando una producción se arriesga un poco en el apartado visual siempre es de agradecer. Kaspar Munk (Algo en que creer), director de la serie, experimenta a la hora de abordar algunas secuencias con cierta personalidad, haciendo uso de la animación pura o superpuesta, así como de rótulos que trasladan a la pantalla lo que ocurre en la mente de la protagonista. Hasta no duda en cambiar el aspect ratio de la imagen dependiendo de la situación.
Sin embargo, aunque soy consciente de que en el audiovisual hay espacio para explorar todo tipo de temas, no entiendo por qué había necesidad de lanzar una ficción como esta ahora mismo. Después de ver cómo en el último año ha habido mucha gente de clase media/baja que, entre pandemias, volcanes e injusticias sociales lo han perdido todo o a todos, y ni siquiera tienen a dónde volver o de qué vivir, no sé qué se supone que debo sentir con esta historia en concreto. ¿No deberíamos estar mostrando a los que necesitan ser vistos?
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