Sinopsis
‘Dark Winds’ se sitúa en 1971, en un poblado de la Nación Navaja cerca de Monument Valley. En ella, el detective Joe Leaphorn investiga una serie de crímenes que a priori no parecen estar relacionados, acompañado por Jim Chee, su nuevo compañero. A medida que avanza la investigación y cuanto más se acercan a la verdad, más se exponen las heridas de sus pasados. Juntos, Joe y Jim tendrán la difícil tarea de luchar contra un mal sin precedentes y poner a prueba sus creencias mientras se mantienen alerta para impedir más asesinatos.
Crítica de Dark Winds
AMC+ llega pisando fuerte a España y, para demostrarlo, este jueves estrena una de las series más alabadas del año en Estados Unidos. Basada en las novelas de Tony Hillerman, este western noir se asegura de engancharnos durante unas primeras escenas oscuras, pausadas y misteriosas. Como un híbrido nacido de la mezcla entre la cultura navaja, un poco de ‘True Detective’ y otro tanto de ‘Twin Peaks’. Así, con la reserva india más grande del país como uno de los escenarios más fascinantes en los que podremos adentrarnos este mes, la ficción nos propone un misterio que quizá no está a la altura de sus personajes o de lo que el lugar nos puede ofrecer, pero que en su conjunto funciona mucho mejor de lo que debería.
No lo vamos a negar porque, sin este escenario y todo lo que él conlleva, la serie sería una propuesta detectivesca del montón. Sin embargo, consigue ser mucho más que eso gracias a la profundidad de su representación, así como a las diferentes capas que conforman una cultura prácticamente desconocida para nosotros. Y la verdad es que hacen falta más producciones de esta índole, de esas que nos permitan conocer aquello que nos queda demasiado lejos o, en su defecto, aquello que se nos ha escondido durante décadas por las detestables razones que ya conocemos todos. Es por eso que la ficción resulta atractiva para la población nativa estadounidense, a la vez que fascinante para los que ignoramos los matices de su existencia a lo largo de la historia.

Quien sin duda eleva la calidad de la serie y consigue crear un personaje potencialmente icónico es el gran Zahn McClarnon. El actor logra dominar todos los registros que caracterizan a su intenso Joe Leaphorn, un detective con la pesada carga de ayudar y ajusticiar a un pueblo natal ya de por sí bastante maniatado por factores externos. A su lado, el Jim Chee de Kiowa Gordon aparece como ese cliché del policía recién llegado, pero su presencia cuenta con un giro interesante que genera unos conflictos igual de complicados que los de Leaphorn. Para completar el trío protagonista, Jessica Matten y su Bernadette Manuelito conforman un personaje femenino muy poderoso, y además es objeto de algunos de los elementos más místicos de la ficción.
Al fin y al cabo, la cultura navaja está repleta de conceptos y elementos místicos. Sin duda sería un pecado desaprovechar esta oportunidad, y aunque al final su peso en la trama sea más bien anecdótico, este no deja de resultar un componente fascinante de la ficción. Es uno de esos aspectos que dejan con ganas de más, como también es el caso del personaje de Rainn Wilson, una especie de Saul Goodman vendedor de coches usados que se encuentra muy desperdiciado. En este sentido, es Jeremiah Bitsui -un fijo del universo ‘Breaking Bad’– quien consigue sorprender con una interpretación inesperada. Lo digo porque, en nuestro imaginario popular, seguramente la mayoría lo recordemos por su inexpresivo y mudo matón Victor. En cambio, aquí nos encontramos con un Bitsui exigido como nunca.
Lo mejor de la serie reside en su habilidad para tratar con corazón y razón temas como el choque entre la tradición y lo moderno, el racismo, la intrusión supremacista o el sentimiento de pertenencia, todo profundamente enraizado y relacionado con su escenario. Y aunque empieza mostrando una personalidad muy marcada es cierto que, con el paso de los episodios, se va convirtiendo en una propuesta algo más convencional y caótica. Sin embargo, ‘Dark Winds’ es muy buena televisión, de esa que apenas se ve y que habría triunfado y generado conversación en los 90 y principios de los 2000. Y a pesar de algunos fallos técnicos reconocibles, la ficción demuestra que una representación a la altura y unos buenos personajes son motivos más que suficientes para confirmarse como una de las propuestas más interesantes de la temporada televisiva.
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