Entretenida y refrescante, la serie es un acertado ejemplo de todo lo que un
spin-off debería ser.
Ashley (Jasmine Cephan Jones) disfruta de una buena vida de
clase media en Oakland hasta que Miles (Rafael Casal), su
pareja desde hace 12 años y padre de su hijo, es encarcelado repentinamente, dejándola caer en una crisis existencial caótica y humorística cuando se ve obligada a mudarse con la madre y la hermanastra de Miles.
El domingo llega a STARZPLAY esta serie basada en la película
homónima de Carlos López Estrada (Raya y el último dragón) y que protagonizaron Daveed Diggs (Snowpiercer: Rompenieves) y Rafael Casal (El pájaro carpintero). Precisamente son ellos mismos
los creadores y guionistas principales de este spin-off, otra apuesta muy
personal de la plataforma que
mezcla con imaginación humor absurdo, drama, rabiosos monólogos en forma de
rap y bailes repentinos. Además, Diggs y Casal llenan los episodios de agudas denuncias sociales que
contrastan un poco con
unos diálogos algo menos inspirados que los del filme. También
trazan algunos paralelismos con la película aportándoles una vuelta de tuerca, pero esto es mejor ir descubriéndolo con el paso de los minutos.
En esta ocasión, Jasmine Cephan Jones (#FreeRayshawn) sustituye a los
protagonistas de la película y carga con todo el peso de la ficción. Jones
está impecable y sorprende que en el filme tuviera un papel tan pequeño. Su
Ashley, además de aguantar las apariciones de Miles como su
subconsciente, exterioriza su más que comprensible frustración
rompiendo la cuarta pared y rapeando al estilo Collin en la cinta,
aunque la serie añade un toque más musical a estos momentos. Pero,
aparte de ella, todos los personajes
expresan sus sensaciones mediante numerosos bailes, una curiosidad que
aporta muchísima personalidad al conjunto.
Por otro lado, una simpática Helen Hunt (Lo que la noche esconde) se
confirma como otro de los platos fuertes. Hunt interpreta a Rainey, una
madre positiva y muy enrollada porque no le queda más remedio. Su hijo
Miles está en la cárcel y su hija Trish (Jaylen Barron) es una
trabajadora sexual, algo que acepta un poco a regañadientes. Por su parte,
Trish es un personaje arrollador, algo imprudente, pero al fin y al cabo está
buscando su lugar en el mundo. En este sentido, Ashley es demasiado propensa a juzgarla y esto, unido a la manía que Trish ya le tiene de por sí, hacen que las
escenas protagonizadas por ambas
fluctúen entre lo explosivo y la necesidad de comprenderse.
En estos tres primeros episodios, ‘Blindspotting’ se erige como una
serie entretenida, refrescante y en ocasiones surrealista. Sin un
objetivo en concreto, la trama nos lleva por las idas y venidas de esta
inesperada ‘reunión familiar’ que
da voz a las vidas de las mujeres de color -y de todos los géneros y
diversidades-
en el Área de la Bahía de San Francisco. Además, sin ningún tipo de
complejo, la ficción
toca diversos temas tabú y construye situaciones que generan debates en
el espectador. Sí que es cierto que algunos matices en las denuncias presentadas por la
película se han visto algo trastocados, pero no se ha perdido
nada de la naturaleza fundamental de la misma.
Aparte de otros personajes interesantes como Janelle (Candace
Nicholas-Lippman) y Earl (Benjamin Earl Turner), la serie también
cuenta con algunas apariciones inesperadas -aquí
lógicamente ‘Hamilton’ tiene mucho que ver-. Y todo ello
junto conforma una agradable sorpresa que
extiende el universo de la película con éxito, gracia y habilidad.
Así, la ficción demuestra que se puede explotar un producto de forma
destacable si se hace con cariño e inteligencia. Al final, no es nada más y
nada menos que
un acertado ejemplo de todo lo que un spin-off debería ser: conservar
la esencia del material original realizando a su vez algo completamente
nuevo.
Puntuación: 7,5/10
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