Una película lenta, previsible y llena de sinsentidos.
Durante una misión a Marte, un polizón provoca sin querer daños graves en los sistemas de soporte vital de la nave. Ante la escasez de recursos y un final potencialmente nefasto, la tripulación debe tomar una decisión imposible.
Netflix continúa intentando alcanzar el cenit del drama espacial
con esta película dirigida por Joe Penna (Ártico), que además coescribe
el guion junto a su colaborador habitual Ryan Morrison. En ella, un grupo
de científicos astronautas ven como uno de los más temidos ejercicios de
recursos humanos se hace realidad:
deben decidir si alguien muere por el bien del resto o encontrar la otra
mejor solución posible. De esta forma, para crear una completa sensación de aislamiento y
claustrofobia,
la acción se centra única y exclusivamente en los cuatro miembros de la
tripulación. Tanto es así que, una vez dentro de su primer destino,
ni siquiera podemos escuchar las voces que provienen del exterior durante las
comunicaciones.
Sin duda, la elección de vida a muerte a la que deben enfrentarse nuestros
protagonistas es propensa a
sacar lo mejor y lo peor de cada uno de ellos. No es que estén exentos de
inutilidad, tanto dentro como fuera, porque
la premisa en sí misma no deja en muy buen lugar a nadie. ¿Un polizón en
una nave espacial, con todos los protocolos de seguridad y revisiones continuas
que se llevan a cabo en cada misión?
Definitivamente alguien hizo terriblemente mal su trabajo. Al menos, sí
que Penna es capaz de mostrar con detalle
el peligro que entraña el tomar una decisión y realizar cualquier maniobra en
el espacio. No es que proponga un thriller demasiado intenso ni unas situaciones que no
se hayan visto antes, pero por suerte esto consigue que la película no sea del
todo terrible.
No obstante, el reparto formado por Toni Collete (Estoy pensando en dejarlo), Anna Kendrick (Noelle), Daniel Dae Kim (Raya y el último dragón) y Shamier Anderson (Finales, principios) es en sí lo más destacado de la película, a pesar de que Kendrick sigue sin convencer demasiado cuando se enfrenta a papeles dramáticos. Pero ni este gran desperdicio de talento puede evitar que
‘Polizón’ sea una cinta
lenta, previsible, llena de sinsentidos y a la que le falta alma. Ni
siquiera puede permitirse el lujo de destacar por su aparto técnico, pues con la
cantidad de propuestas espaciales que recibimos últimamente
ya no sorprende que todas tengan esta calidad visual. En cuanto al guion, no ofrece ninguna explicación y simplemente pretende aprovecharse de la ingenuidad del espectador. En definitiva, una frustrante decepción.
Puntuación: 5,5/10
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