Aunque llena de lugares comunes, Justin Timberlake protagoniza una película
sensible, emocional y que predica un hermoso mensaje de aceptación.
Después de 12 años en la cárcel, la ex estrella de fútbol de la escuela
secundaria Eddie Palmer (Justin Timberlake) regresa a su hogar en
Louisiana para vivir con Vivian (June Squibb), la abuela que lo crió.
Mientras intenta pasar desapercibido y reconstruir una vida tranquila, Palmer es
perseguido por los recuerdos de sus días de gloria y los ojos críticos de su
pueblo. Las cosas se complican cuando la vecina de Vivian, Shelly (Juno
Temple), desaparece tras una juerga prolongada,
dejando a su precoz y único hijo Sam (Ryder Allen) de 7 años, a menudo
objeto de acoso, al cuidado de Palmer. Con el tiempo, Palmer se ve
arrastrado a
un mundo lleno de esperanza mientras forja una conexión con Sam
y la profesora Maggie (Alisha Wainwright), pero pronto su pasado
amenaza con destrozar esta nueva vida.
Apple TV+ finaliza uno de los meses con más estrenos de su corta
existencia con este drama dirigido por Fisher Stevens (Tipos legales) y
escrito por Cheryl Guerriero (Temporada de caza). Huyendo de virtuosismos
y parafernalias, Stevens opta por unas formas cercanas al telefilm, pero
con una clara influencia del cine indie estadounidense. La
película funciona como un canto universal a la identidad, la aceptación y a la importancia de las
segundas oportunidades. Una propuesta que recuerda a cintas recientes como ‘La familia que tú eliges’, aunque el libreto de Guerriero es mucho más sobrio y carece de esa esencia aventurera. El guion también refleja otros temas como el abandono familiar y esa
rigidez polémica de la ley ante la figura de una madre, prioritaria incluso
cuando hay
indicios de drogadicción e incumplimiento de las obligaciones maternales.
Un correcto Justin Timberlake (Wonder Wheel), al que ya hacía
unos años que no veíamos por estos lares, protagoniza la cinta metiéndose en la
piel de un personaje que busca redención
en un pueblo al que incluso le cuesta dar primeras oportunidades. Sin
embargo, el auténtico alma de la película reside en el soberbio
debutante Ryder Allen y su Sam, un niño cuya forma de
‘ser un chico’
no entra dentro de los cánones establecidos por la sociedad. Él ama jugar
con muñecas, ver sus dibujos de princesas y organizar una buena fiesta del té,
pero es constantemente maltratado por sus compañeros de clase y otros adultos
del lugar. Como punto negativo, es una lástima que Stevens y Guerriero no
aprovechen mejor a sus personajes femeninos, entre las que encontramos a
una Juno Temple (Ted Lasso) desperdiciada durante la mayoría del metraje, y a una Alisha Wainwright (Educar a un superhéroe) que interpreta a un interés romántico sin demasiado peso en la historia.
‘Palmer’ es una película
sencilla, emocional y que predica un hermoso mensaje a través de la
entrañable química de sus protagonistas. No obstante, la cinta está llena de lugares comunes y se hace algo
tediosa conforme avanza hacia su desenlace. Además, el camino que recorren los
personajes se encuentra marcado por la fórmula de siempre y sus comedidos giros resultan
predecibles. Sin embargo, el filme también cuenta con algunas otras virtudes interesantes.
Por un lado, Stevens esquiva el melodrama gratuito y evita caer en
lo infantiloide agregando algunos matices propios de un cine más adulto.
Por el otro, tenemos una maravillosa representación de
aquellos que combaten día a día contra la masculinidad tóxica, siendo Sam
el ejemplo perfecto para todos esos niños que
solo quieren expresarse y ser ellos mismos, sin miedo a ser vistos. Ya
está bien de tanto odio. Dejemos vivir.
Puntuación: 6,5/10
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