Una historia de amor adolescente contada sin piedad ni florituras. Te
sorprenderá con su sinceridad y realismo.
En una escuela de un pequeño pueblo de Irlanda,
Connell (Paul Mescal) es un joven querido y popular, mientras que
Marianne (Daisy Edgar-Jones) es más bien
solitaria, orgullosa e intimidante. Pero, cuando un día
Connell llega a la casa de Marianne para recoger a su madre, quien
trabaja allí como limpiadora,
crece entre los dos adolescentes una conexión extraña e indeleble
que ambos deciden ocultar. A partir de entonces, comienza una complicada relación que se resiste a desaparecer
entre las dificultades del paso a la edad adulta.
Basada en la galardonada novela ‘Gente Normal’ de la escritora
irlandesa Sally Rooney y de la mano de STARZPLAY, llega a
España la adaptación televisiva de esta historia de
amor adolescente cruda y realista. Emitida por vez primera en abril a
través de BBC Three y Hulu, la serie se convirtió en pocas
semanas en todo un fenómeno de crítica y público, alcanzando
puntuaciones sobresalientes en los medios más importantes. No es de extrañar,
pues el retrato que Rooney realiza sobre este tipo de romances
resulta fresco, atípico, delicado y desgarrador.
Marianne, marginada e incomprendida por su arrolladora
personalidad, es atada por el hilo rojo del destino a Connell, que
parece ser el
típico alumno popular del instituto: deportista, guapo y deseado.
Ambos, tan alejados y opuestos, no pueden evitar enamorarse pese a las
circunstancias propias de cualquier instituto.
Ella, maltratada por sus compañeros y él, que no participa ni ayuda, solo
calla y mira hacia otro lado. Por supuesto, es de esperar que en su sonrojante cobardía él proponga una relación condenada a las sombras, pues a esa edad tiende a ser
más importante la posición social que el amor.
Tanto Daisy Edgar-Jones (La guerra de los mundos) como el
debutante Paul Mescal realizan unas
interpretaciones llenas de talento, y además tienen la ventaja de
contar con una gran química entre ellos. Todo esto se hace notar con el
paso de los episodios en los que, mediante numerosos saltos temporales,
la ficción explora su transición a la edad adulta entre cambios de
universidades, relaciones y amigos, así como la evolución de sus
personalidades. Un viaje que provoca
un giro radical y convierte a Marianne en la popular, mientras que
Connell es alguien cada vez más perdido y encerrado en sí mismo. Ambos
reflejan dicha transformación con una abrumadora sinceridad.
Hay ligeras diferencias de estilo entre los seis episodios dirigidos por
Lenny Abrahamson (Frank, La habitación) y los restantes de
Hettie McDonald (Fortitude, Regreso a Howards End). Sin embargo,
ambos coinciden en la técnica narrativa y nos permiten
radiografiar y desmenuzar a los personajes en cada escena, hasta el
punto de
sentirlos tan cercanos que es casi imposible no empatizar o
sentirse identificado con alguno de ellos. Una pena que
el resto de secundarios paseen por la pantalla sin importancia ni
desarrollo.
Algo que impacta desde el primer momento son las
numerosas escenas de sexo
dispersas a lo largo de los episodios. Ambos directores
realizan un ejercicio de delicado realismo
en el cual, sin caer en el mal gusto, aunque
resultando lo suficientemente erótico, se aprecian algunos detalles explícitos y
desnudos frontales tanto masculinos como femeninos. Destaca sobre todo
la larga secuencia de más de diez minutos en la que asistimos al
primer encuentro sexual entre los protagonistas,
tan torpe, abrasador y real.
Si aún no has leído la novela y esperas ver en ‘Normal People’ una
historia romántica adolescente al uso, con su superficialidad maquillada,
cursiladas surrealistas y archiconocidos clichés, la serie
va a sorprenderte sin piedad ni florituras. Con
una fotografía simplista, pero íntima y absorbente, la ficción
nos propone un viaje por el amor verdadero, ese que
no entiende de prisiones, distancias o apegos.
Los celos dan lugar al entendimiento y
el egoísmo se convierte en respeto por los deseos de ambos.
Y mientras la música actúa como un reflejo de los sentimientos, las
sensaciones de nostalgia que la ficción puede transmitir al
espectador empiezan a florecer. Emerge
el deseo por volver a socializar y amar, los
recuerdos de un romance pasado fluyen
una y otra vez, la carne se pone de gallina, y entonces
todo vuelve a ser como en aquellos tiempos, al menos
durante unos instantes. Una serie que
deberías ver y enseñar a todos tus conocidos, pues es una pena el hecho
de que alguien pueda perdérsela, más allá de que acabe o no gustando.
Puntuación: 9/10
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