Una serie sobre gente ordinaria luchando contra lo excepcional que se antoja
muy necesaria en estos tiempos.
Sergei Skripal y a su hija Yulia han aparecido inconscientes
en el banco de un parque. Todo apunta a un posible
envenenamiento por ‘novichok’, uno de los agentes nerviosos más letales
desarrollado en la URSS entre las décadas de 1970 y 1980. Pocas horas
después de dirigir el examen forense de la vivienda de los Skripal, el detective
inspector Nick Bailey (Rafe Spall) comienza a encontrarse mal. El caso
pronto desborda las oficinas de Salud Pública, desde donde
Tracy Daszkiewicz (Anne-Marie Duff), directora del área, trata de
garantizar la seguridad de los ciudadanos y gestionar una situación que se les
escapa entre los dedos.
Salisbury, una pequeña ciudad inglesa que se sostiene en gran
parte gracias al turismo generado por su famosa catedral, tuvo que
enfrentarse a un extraño suceso para el que no te estaban ni remotamente
preparados. El 4 de marzo de 2018 tuvo lugar un ataque cuyo objetivo era un
exespía ruso que en sus años en activo actuaba como agente doble para el MI6, la inteligencia de Reino Unido. Una trama que podría haber firmado el
mismísimo Ian Fleming para su James Bond y que, sin embargo, ocurrió en la vida real y ante la estupefacta mirada de todos. Conociendo los hechos, habría sido fácil caer en la tentación de realizar
una ficción de espionaje y política, al estilo de los thrillers de acción
ambientados en la Guerra Fría.
Sin embargo, los creadores decidieron que
el eje central de la trama fueran los propios habitantes de la ciudad, desde los civiles hasta sus altos cargos. Aquellos que
sudaron día y noche para acabar con el rastro del agente nervioso y
los que sufrieron en carne propia sus efectos o consecuencias. Esto
es algo con lo que deberíamos sentirnos identificados en la actualidad.
Es normal ver la serie y sentir escalofríos cuando la gente
se toca, se abraza y sigue con su vida cotidiana, aún sabiendo que
hay posibilidades de encontrarse con
un veneno casi mortal que puede habitar en la superficie de cualquier
persona u objeto. Pero, también resulta esperanzador como la ficción nos da a entender que
todavía
existen individuos que lo dan todo de si mismos con el objetivo de buscar
y encontrar soluciones.
Esta gran responsabilidad recae en Tracy Daszkiewicz, la directora de
Salud Pública del condado de Wiltshire interpretada por
Anne-Marie Duff (La materia oscura, Sex Education). La actriz
londinense muestra a un personaje cuyo rostro se debate con frecuencia
entre su propia inseguridad ante la situación y la confianza ciega en sus
aptitudes. No solo se enfrenta a su mayor reto profesional, sino que además tiene
problemas personales causados por un hijo adolescente que no hace más que
enfadarse por sus continuas ausencias. Por otro lado, en la piel de
Rafe Spall (Ciclos, La guerra de los mundos) nos encontramos con el
sufrimiento de Nick Baley, el
primer policía en acceder al foco del agente. También, tenemos a la
Dawn Sturgess de MyAnna Buring (The Witcher, Secretos de
estado), aunque a ella es mejor descubrirla, más aún si no conoces
los detalles de la historia.
‘Muerte en Salisbury’ es un
buen ejemplo de como realizar una serie basada en una tragedia real.
Aunque, a veces comete el fallo de inclinarse en exceso hacia el melodrama, la ficción profundiza con acierto en el día a día de la investigación y
enaltece el heroísmo de una población que se enfrentó a lo desconocido
con unión, valentía y sacrificio. Destacan las interpretaciones, la gran labor de documentación y el retrato de todos los acontecimientos, punto por punto y sin
dejarse nada en el tintero, al menos en cuanto a lo humano se refiere.
Porque este no es el escenario ideal para ahondar con meticulosidad en
temas políticos
o conspiratorios, asuntos que son tratados con más superficialidad pese
ser un factor presente durante todo el procedimiento.
Esta es una serie de gente ordinaria luchando contra lo excepcional.
Pero, sobre todo,
los cuatro episodios son una gran dosis de optimismo. La ficción,
cual alegoría involuntaria, llega en el mejor momento y
resulta del todo necesaria en estos tiempos tan oscuros que corren.
Una época confusa e insólita en la que
necesitamos encontrar motivos para la esperanza, así como
ser testigos de hechos que nos motiven a creer que de verdad, con la
colaboración de todos, podemos hallar la luz al final de este interminable
túnel. Y así, de una vez por todas, conseguir el ansiado objetivo de poder
volver a nuestras vidas tal y como era antes.
Puntuación: 7,5/10
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