Sinopsis
‘Las Luminosas’ sigue a Kirby Mazrachi, una archivista de periódicos de Chicago cuyo sueño de convertirse en periodista quedó en suspenso tras sobrevivir a un brutal ataque que la ha dejado en una realidad incierta. Cuando Kirby se entera de que un asesinato reciente está relacionado con su asalto, se une al veterano reportero Dan Velazquez para descubrir la identidad de su atacante. A medida que se dan cuenta de que varios casos sin resolver están inextricablemente vinculados, la realidad borrosa de Kirby y sus traumas personales permiten que su agresor permanezca siempre un paso por delante de ellos.
Crítica de Las Luminosas
¿Un abundante número de mujeres aparecen muertas a lo largo de sesenta años a manos de un hombre y mostrando los mismos signos de violencia? Sin duda, no parece una premisa tan fantasiosa si la miramos desde una perspectiva realista. Y es que hay algo muy interesante en la forma en la que esta serie juega con el tiempo porque, si su villano representa a una cosa, es a esa repugnante violencia machista que permanece en nuestra sociedad sin importar la época, la generación o el lugar. Es un hecho desolador, cercano y tangible del que la ficción televisiva ha bebido en innumerables producciones.
No obstante, para una Apple TV+ que continúa su apuesta por crear contenido diferente y relativamente desafiante, el realismo no constituye suficiente atractivo, por lo que ha removido cielo y tierra para buscar una alternativa que rice el rizo de algunos géneros que conocemos de sobra en televisión. Por ello, creada por Silka Luisa y basada en el bestseller homónimo de Lauren Beules, la nueva ficción que llega a la plataforma este viernes es un retorcido cuento de fantasía y thriller criminal psicológico que transcurre alrededor de nada más y nada menos que seis décadas.

Pero tampoco es que sea una propuesta tan rompedora e innovadora, pues incluso en sus formas tiene algo de los primeros compases de ‘Undone’ -curiosamente estrena segunda temporada el mismo día- porque, entre otras cosas que es mejor no mencionar ahora, mientras nuestra protagonista Kirby (Elisabeth Moss) se encuentra viviendo un momento en concreto, de repente todo a su alrededor cambia hasta darse de bruces con una nueva realidad. Por eso, en especial durante su inicio, cuando Kirby está en pantalla resulta difícil saber qué es real y qué no, por lo que da la sensación de que como espectadores dependemos de una narradora muy poco fiable.
Adrede o no, este es otro símil que enlaza con el mismo tema de otra forma desgarradora: la falta de atención o, en su defecto, la duda sobre su credibilidad que a lo largo de la historia han sufrido las mujeres que se enfrentan a un trauma como el de Kirby. Una lucha que muchas veces es demasiado solitaria. Sin embargo, cuando esto ocurre basta con una sola persona que decida escuchar de verdad e ir hasta el final del asunto. En este caso, el deber recae en la figura de Dan (Wagner Moura) quien, pese a lidiar con sus propios demonios, decide ayudar ciegamente a Kirby en un proceso en el que no es consciente de lo mucho que ayudará a nuestra protagonista a reencontrarse a sí misma.
Por su parte, Moss realiza otra brillante demostración de ese enorme talento que tiene para el drama a la hora de encarnar a mujeres rotas. En cuanto a Moura, de su famoso Pablo Escobar solo queda el español forzado y la verdad es que su participación activa en la historia se antoja algo más corta de lo esperado, pero de igual forma nos brinda una fantástica interpretación que deja con ganas de conocer más sobre su personaje. Sin embargo, en este apartado hay que destacar al encantador y aterrador Jamie Bell (Rocketman) como Harper, nuestro enigmático asesino.
Para este villano han pasado 25 años entre la primera y la segunda escena en las que aparece, pero su apariencia física sigue intacta. De hecho, como ya conocemos su rostro desde el principio, el principal misterio de la serie no se basa tanto en descubrir su identidad real, sino lo que se esconde en su trasfondo y el cómo y por qué hace lo que hace. Es aquí donde Luisa parece desviarse más de la novela, porque si bien aprovecha todo lo bueno de ella y la expande en algunos aspectos, otros elementos cambian por completo y llegan a perder mucho de ese toque fantástico e inquietante muy a lo Stephen King con el que cuentan en el libro.

Sin embargo, no es que estos cambios vayan a decepcionar sobremanera a los fans de la novela, pues creo que estos aportan un enfoque más impactante alrededor de la figura de Harper, a la vez que una mirada más universal a los mensajes que tanto Beiles como Luisa pretenden transmitir. Otro asunto es que la serie acierte a la hora de construir su universo, porque es de esas propuestas que exigen toda nuestra paciencia y atención y en las que, si pestañeas, puedes perder de vista algún aspecto fundamental de la trama. En este caso, los guiones no ofrecen ninguna oportunidad para recuperarse, ya que además dejan muchas preguntas sin responder tras el final.
En este sentido, los libretos se preocupan más por realizar un correcto desarrollo de los protagonistas mientras estos buscan pistas o analizan a su próxima víctima. Es más, Luisa ni siquiera pierde el tiempo en ofrecer diálogos explicativos sobre el funcionamiento de su universo, lo que ayuda a que la ficción permanezca durante un buen rato como un thriller con tintes sobrenaturales tan confuso como intrigante. También frustrante, porque esto provoca que la serie de la sensación de estar demasiado contenida y de adolecer de un ritmo pausado.
Esto es al menos hasta que todo va tomando cierto sentido y, en cuanto hacen acto de presencia aquellas revelaciones que abrazan la fantasía, la ficción por desgracia acaba volviéndose muy rebuscada, un tanto previsible y sus conflictos algo menos creíbles. Su mayor problema es que, todo lo que rodea a un elemento fantástico en concreto, contrasta demasiado con la seriedad de sus temas. No es que esto sea motivo de risa o de llevarnos la mano a la frente porque, al fin y al cabo, este es el eje principal de la novela, pero utilizarlo aquí como una revelación tardía y tan de puntillas en vez de construir la serie a partir de ahí, la verdad es que le resta impacto y magia al conjunto.
Pese a todo, ‘Las Luminosas’ es un thriller de notable factura técnica y artística que hace lo necesario para ser todo lo adictivo que se espera, a la vez que le da cierta vuelta de tuerca a un género muchas veces estancado en lo mismo de siempre. También es verdad que el trío Moss, Moura y Bell conforman el mayor atractivo de la ficción, y si esta merece una oportunidad, es especialmente porque resulta todo un placer verlos interactuar como los grandes intérpretes que son. Y aunque puede pecar de ser demasiado ambiciosa, su intención de dar una voz diferente a las víctimas de la violencia machista resulta admirable.
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