Thriller de acción que contiene todos los ingredientes del género. Sin embargo, ninguno de ellos es lo suficientemente atractivo como para justificarla.
Saïd (Sami Bouajila) decide vender su aserradero en pleno bosque para asegurarle un futuro mejor a su hija de 18 años, Sarah (Sofia Lesaffre). Lo que no sabe es que el hermano de Yanis (Samy Seghir), uno de sus aprendices, lo obligó a esconder un alijo de cocaína en la fábrica. Cuando la banda a la que pertenece la droga entra en escena, se da cuenta de que no se detendrán ante nada. Aunque está en inferioridad numérica, conoce la serrería como la palma de su mano.
El cineasta francés Julien Leclercq (El asalto, Atracadores), que en su último trabajo dirigió a Jean-Claude Van Damme en la correcta aunque discreta ‘Lukas’, cuenta con una filmografía formada casi en su totalidad por thrillers en el que explora distintos escenarios, desde la París del futuro, hasta aviones secuestrados o el Gibraltar más corrupto. En esta ocasión el director, encargado también del libreto junto a Jérémie Guez (La intervención, La noche devora el mundo) y Matthieu Serveau, realiza una visita a la acción más pura y violenta en una película que respira esencias del western directo, sin rodeos ni florituras.
Tal es su afán por centrarse directamente en la acción que asienta las bases de la película en apenas unos minutos e introduce a los personajes con un transfondo efectivista, utilizando la vía fácil de la enfermedad terminal o la minusvalía con el objetivo de generar empatía instantánea en el espectador. De esta manera, encontramos a nuestro protagonista en Sami Bouajila (Testigo, Salvar o morir), padre dueño de un aserradero al que le diagnostican un cáncer avanzado. Por otro lado, tenemos a su hija sordomuda en la piel de Sofia Lesaffre (Solos, Los miserables) y a Samy Seghir (En solitario, 7 días en Entebbe) interpretando al desdichado aprendiz. Eriq Ebouaney (Infiltrado en Miami, Domino) da vida al villano de turno, plano y efímero.
‘La tierra y la sangre’ es un thriller de acción que contiene todos los ingredientes propios del género en el que la venganza, la supervivencia y la importancia de la familia se dan la mano para ofrecer una experiencia genérica y escasa de inspiración. Más allá de algunas secuencias bien ejecutadas en las que el protagonista, de forma brutal y sangrienta, demuestra tener una creatividad innata -y gratuita- para matar, ninguno de los otros componentes resulta lo suficientemente atractivo como para justificar su visionado, a pesar de que apenas llega a la hora y veinte minutos de duración. Aún así, es probable que la disfrutes si eres aficionado a las cintas que ofrecen mucho gatillo fácil y poco de lo demás.
Puntuación: 4,5/10
Recuerda que puedes seguirnos en Facebook, Twitter o Instagram.