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Eike Schroter/Netflix |
Aunque el resultado final es inferior a Hill House, esta nueva temporada nos
ofrece un emotivo romance gótico que explora los traumas causados por el amor
y la pérdida.
Tras la trágica muerte de una institutriz, Henry Wingrave (Henry Thomas)
contrata a una joven profesora estadounidense (Victoria Pedretti) como
‘au pair’ para que atienda a sus sobrinos huérfanos (Amelie Bea Smith y
Benjamin Evan Ainsworth), que viven en Bly Manor con el cocinero de la
casa, Owen (Rahul Kohli), la jardinera, Jamie (Amelia Eve) y el
ama de llaves, la Sra. Grose (T’Nia Miller). Pero en la mansión
no todo es lo que parece: siglos de oscuros secretos de amor y pérdida
aguardan a ser descubiertos en esta escalofriante narración gótica. En Bly
Manor, morir no equivale a desaparecer.
Ya han pasado casi dos años desde que ‘La maldición de Hill House’
llegara a Netflix para revolucionar el modo de hacer series de terror. Un
éxito rotundo que provocó la creación de una antología que permitiría a
su creador Mike Flanagan (Doctor Sueño, El juego de Gerald), uno de los
directores más interesantes del género, la posibilidad de
explorar en profundidad las historias de fantasmas más famosas de todos los
tiempos. En esta ocasión, Flanagan
mezcla varias de las obras del escritor Henry James para construir una
nueva entrega que transcurre entre los muros de una mansión ficticia situada en
el condado británico de Essex.
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Eike Schroter/Netflix |
Desde luego no lo tenía fácil, pues la primera temporada dejó el listón muy alto, demasiado. Hill House mezclaba un profundo drama marcado por los traumas y
los conflictos familiares con el terror al uso, de tensión continua y
elementos terroríficos durante gran parte del metraje. En cambio,
ahora nos encontramos con algo completamente distinto entre
las paredes de Bly Manor: nada más y nada menos que una historia de amor. En esta nueva entrega, asistimos a un emocionante romance gótico que realiza intensas reflexiones sobre la soledad o el significado de la vida y la
muerte.
Es una maravilla como el cineasta encara este nuevo proyecto a pesar de la
presión de verse obligado a igualar al menos el nivel de su predecesora. Lo hace con valentía y sin complejos. El creador se basa libremente en la
clásica novela de terror ‘Otra vuelta de tuerca’ para sentar las bases
de la historia. Pero, la cosa no queda aquí. Flanagan mezcla a sus personajes
con los de otras obras célebres de James como ‘La leyenda de ciertas ropas antiguas’
o ‘El rincón feliz’, logrando así una combinación de tramas
que conforman un relato lleno de matices.
Aterrador, encantador y muy emocional.
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Eike Schroter/Netflix |
Flanagan dirige un terrorífico primer capítulo en el que
vuelca todo su talento, dominando cada uno de los rincones de la espaciosa
mansión y creando tensión en cada plano. Un espejismo que recuerda en su
totalidad a Hill House, quizás realizado adrede a modo de homenaje.
Después, la serie evoluciona poco a poco hasta el punto de inclinarse más hacia el
drama romántico, de tono casi telenovelesco en los temas y motivaciones de sus personajes.
Por supuesto que no deja de lado el terror. Pero, al
contrario que su predecesora, este se siente menos presente a
pesar de que somos conscientes del peligro que pasea cada noche por los
pasillos de Bly Manor.
En la serie, nos encontramos con viejos conocidos de la anterior entrega como Oliver
Jackson-Cohen
o Henry Thomas. Pero es Victoria Pedretti la que goza de la
mayoría del protagonismo interpretando a una institutriz que llega a Bly Manor
con la esperanza de empezar de cero, alejada de todo lo que la atormenta. La
actriz de Filadelfia
se consagra como una de las actrices más interesantes de la televisión
y reclama a gritos mucha más presencia en la gran pantalla. En lo que a caras
nuevas se refiere, el dueto infantil interpretado por Benjamin Evan Ainsworth
y Amelie Bea Smith es uno de los mejores elementos de la ficción.
Ambos tan tiernos… y tan espeluznantes. Estos, junto a Rahul Kohli,
Amelia Eve y T’Nia Miller forman un reparto coral correcto, pero
no tan espectacular como el de Hill House.
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Eike Schroter/Netflix |
A pesar sus nueve episodios -uno menos que su predecesor-,
‘La maldición de Bly Manor’ cuenta con un ritmo más lento,
en ocasiones demasiado entorpecido por sus kilométricos monólogos o la
repetición de escenas y situaciones que podrían llegar a confundir
y extenuar al espectador. Claro que, esto último, no es sino una práctica obligada por la propia trama, al final tiene todo el sentido del mundo. Solo hay que tener un poco de
paciencia. Además, algunos personajes están muy poco desarrollados con
respecto a otros, algo que no ayuda si tenemos en cuenta que de por sí
este nuevo plantel no resulta tan interesante.
Sin embargo, el misterio que esconde Bly Manor es emocionante. La serie
explora con imaginación las consecuencias de los traumas que nos causa el amor en todas sus formas. Desde la necesidad de ser amado, el dolor por la pérdida de un ser querido,
la nostalgia por volver a rodearse de los que ya no están, o la dolorosa
sensación de estar ante un romance inalcanzable. Es una propuesta diferente, y
aunque considero que el resultado final es inferior a Hill House, no me
queda ninguna duda de que la ficción es una gran pieza de arte, de esas
que pocas veces se ven en televisión.
Puntuación: 8/10
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