Por el bien del cine de superhéroes, Snyder debería tener la oportunidad de
terminar lo que empezó.
Bruce Wayne (Ben Affleck) está decidido a asegurar que el último
sacrificio de Superman (Henry Cavill) no ha sido en vano, por lo que une
sus fuerzas con Diana Prince (Gal Gadot) para reclutar un equipo de
metahumanos para
proteger al mundo de una inminente amenaza de proporciones catastróficas.
La tarea resulta más difícil de lo que Bruce imaginó, ya que cada uno de los
reclutas
debe enfrentarse a sus propios demonios del pasado para poder seguir
adelante, y así agruparse y formar una liga de héroes sin precedentes. El problema es
que, aunque unidos, Batman, Wonder Woman, Aquaman (Jason
Momoa), Cyborg (Ray Fisher) y Flash (Ezra Miller) puede que
lleguen demasiado tarde para salvar al planeta de
Steppenwolf, DeSaad, Darkseid y sus terribles intenciones.
Por fin, después de una batalla que ha durado cuatro largos años,
los fans de Zack Snyder y DC Comics van a obtener su más que
merecida recompensa. Tras lanzar en salas
una versión de ‘La Liga de la Justicia’ mutilada sin piedad ni
remordimientos, el mundo del cine empezó a tambalearse como nunca antes gracias a
un movimiento global que pedía a gritos precisamente eso: justicia. Ya no
solo por cosas como el infame bigote, los chistes sonrojantes o los recortes y
cambios radicales en la trama. Es que
la película de Joss Whedon es simplemente un desastre absoluto. Está
llena de agujeros de guion, carece de sentido en muchos tramos y sobre todo, le
falta alma. Sin embargo,
en esta ocasión podremos ver la visión de Snyder tal y como fue concebida. Y vaya regalo.
Si a alguien todavía le queda alguna duda, debo puntualizar e insistir en
que
esta película tiene muy poco que ver con la conocida como ‘Josstice League’. Aquí no vemos a Batman, Wonder Woman, Superman y otros tres protagonistas
desprovistos de trasfondo alguno dando mamporros en la pantalla. Al contrario,
este es un filme de todos y cada uno de los personajes, un épico viaje en
el que
podemos disfrutar de todo el desarrollo eliminado y la profundidad
inexistente en su versión para cines. Por no hablar de sus villanos,
más amenazadores y mejor construidos. De igual manera,
las pocas secuencias que pudieron verse en salas se sienten completamente
distintas, siendo algunas de ellas bastante más extendidas, mientras que en otras el
diálogo llega a cambiar casi por completo. Por si fuera poco, incluso
la banda sonora de Junkie XL supone un cambio radical con respecto a la
anterior.
Maravillosamente entretenidas, excesivas e inmensas, las cuatro horas que dura la película son puro Snyder. Infinidad de slow motions, zooms rápidos y toda la colección de tics que
caracterizan a su estilo están presentes, solo que esta vez el conjunto
alcanza la escala más épica de su filmografía. Visualmente es
apabullante claro, pero en este apartado se podría discutir la calidad de sus efectos especiales durante pasajes muy
concretos. No obstante, siendo conscientes de la pesadilla que ha supuesto la
producción, se le puede conceder sin problemas cierto margen de error. Además,
gracias a su duración, el director no solo
se recrea en la historia a través de un ritmo más pausado y
estudiado, sino que también da la opción a su acertado reparto de poder disfrutar y mostrar todos los
matices de sus personajes.
Personajes que, división de opiniones y arduos debates aparte,
se benefician del gigantesco guion de Chris Terrio y de esa visión más
adulta y cruda que el director imprime en la película. Por supuesto, pese a
protagonizar algunas de las mejores escenas de la cinta, ese
Flash torpe y falto de autoestima es cuanto menos discutible. Sin
embargo, su retrato de iconos como Batman y Wonder Woman son
dignos de elogio, así como el gran protagonismo de un
Cyborg totalmente relevante y un Aquaman convertido en un
auténtico rockstar. Además, ver a Superman del todo desatado en
batalla resulta un impactante placer culpable. Juntos, forman un equipo
que ya es una parte inolvidable de la historia del cine, solo que en
esta ocasión consiguen alcanzar la redención y
se transforman en la viva imagen de la justicia artística.
Sí, Snyder divide y volverá a dividir, pero está claro que le encanta
nadar a contracorriente. Por esta razón es un cineasta necesario,
sobre todo en este Hollywood sumido en un monopolio formuláico que
impide la coexistencia de visiones opuestas dentro de un mismo género
cinematográfico. Es por ello que el lanzamiento de
‘La Liga de la Justicia de Zack Snyder’ es
un estruendoso golpe sobre la mesa, además de una contundente advertencia
a todas esas mentes arcaicas que todavía gobiernan en los grandes
estudios. No es un sueño. No es una broma. No es un simulacro. Regocijaos, porque
la verdadera Liga de la Justicia ya está aquí. Y por el bien del cine
de superhéroes,
Snyder debería tener la oportunidad de terminar lo que empezó.
Puntuación: 8,5/10
Ver ahora en:
Recuerda que puedes seguirnos en
Facebook,
Twitter
o
Instagram.