Sinopsis
En ‘Inseparables’ nos encontramos a Rachel Weisz en el doble papel protagonista de Elliot y Beverly Mantle, dos gemelas obstetras que tienen un gran talento y que lo comparten todo: drogas, amantes y un deseo sin remordimientos de hacer lo que haga falta -incluso romper las barreras de la ética médica- en un esfuerzo por desafiar prácticas anticuadas y traer la salud de la mujer al primer plano.
Crítica de Inseparables
Entre la cantidad ingente e innecesaria de remakes que Prime Video ha tenido -y tiene- en producción, el que llega este viernes a la plataforma es quizá el más arriesgado de todos con diferencia. Al ritmo de ‘Sweet Dreams (Are Made Of This)’, la miniserie creada por Alice Birch reimagina el inolvidable clásico de culto de David Cronenberg a la vez que cambia de forma radical la novela de Jack Geasland en la que se basa. Lo hace sustituyendo a Jeremy Irons por Rachel Weisz y trasladando la historia a un ambiente mucho más contemporáneo, pero igual de onírico y misterioso.
Y mientras que la miniserie trata sobre los mismos temas que la película en lo que a las gemelas se refiere, aquí también encontramos una exploración de todos los espectros que componen la salud de la mujer, de su ambición y del privilegio, así como del sistema médico estadounidense y del clasismo que lo rodea. Todo bajo una perspectiva mucho más feminista y radical que la cinta de Cronenberg. De hecho, en general la trama que agita por completo la estable relación de las gemelas es muy parecida a la del filme. Sin embargo, para bien y para mal, el nuevo formato narrativo permite agregar nuevas capas a la historia.

La miniserie comienza con un primer episodio muy interesante que muestra cómo sería la serie de médicos más perturbadora posible. De hecho, durante sus primeros compases somos testigos de una sucesión de imágenes bastante gráficas que resultarán realmente desagradables para buena parte del público. Curioso, sobre todo sabiendo que la película es una de las menos sangrientas de Cronenberg. Pero es una forma de marcar territorio, como avisando a los espectadores de que, en efecto, esta ficción no es para todo el mundo.
Sin embargo, lo que sucede en el resto de episodios, mucho más contenidos, se siente como un ciclo de eventos repetitivos que se desarrollan en distintos escenarios. Al fin y al cabo es una miniserie, y parece que con esto Birch deja claro que está explorando los límites de una adaptación a priori imposible, aprovechando todo lo que el formato episódico puede aportar a una historia así. Esto también provoca que se diluya durante sus horas centrales, las cuales cuentan con un ritmo algo más plomizo y un desarrollo un tanto frustrante. Como un perturbador camino hacia un desenlace menos predecible y más morboso y artificial que el de la cinta.
Al contrario que en la película, nuestras protagonistas de alguna forma ya han bajado uno o dos escalones de la escalera hacia los infiernos. No es cuestión de destriparlo todo, pero son dos personas totalmente distintas por dentro pese a ser idénticas en el exterior. Sin embargo, además de su relación obsesiva, sí que tienen un objetivo en común: traer vida al mundo de formas innovadoras y rompedoras. Incluso crearla desde cero si es necesario. Para ello vagarán por casas de gente adinerada buscando financiación y clientes, todo mientras luchan ferozmente contra unos demonios personales cuya presencia se acrecienta a cada paso.

Es verdad que Rachel Weisz interpreta con verdadera destreza a las gemelas tan solo en sus ambos extremos, ofreciendo menos matices entre medio en especial cuando Elliot y Beverly intercambian sus papeles. Debido a ello, durante la mayor parte del tiempo se pierde esa confusión creada por el hecho de no saber quién es quién, algo que Irons sí que conseguía en la cinta con suma facilidad. Sin embargo, en sus mejores momentos, que son muchos, la actriz realiza un trabajo realmente fascinante y se nota que está disfrutando de sus personajes.
Pero la miniserie está llena de gente rota, extraña y a veces realmente insoportable -y rica, claro-. En este sentido, una de las decepciones más evidentes recae en el personaje de Britne Oldford, quien ahora se llama Genevieve en homenaje a Geneviève Bujold, la actriz que en la película interpreta al interés amoroso de los gemelos y que resulta mucho más interesante que el de Oldford. Es la Greta de Poppy Liu la que deambula por la serie aportando un extra de misterio y enigma. Sin embargo, el guion desarrolla tan poco a su personaje que la resolución de su subtrama es irrelevante para el conjunto.
No obstante, además de sus agudos e hilarantes diálogos, lo que eleva al guion es la manera en la que Birch subvierte los matices sexistas de la película de Cronenberg. Elliot puede hacer que nos llevemos las manos a la cabeza con comportamientos perturbadores y perversos, solicitando a los clientes masculinos que le enseñen sus genitales mientras sus esposas están fuera de la habitación, y seduciendo mujeres para luego pasarlas a Beverly. De esta forma, en la miniserie asistimos a una explotación cuya ejecutora es femenina, lo que nos hace reflexionar sobre lo acostumbrados que estamos al sexismo cuando es ejercido por hombres.
Todo esto ocurre mientras escuchamos una nada sutil banda sonora que homenajea al estatus ochentero de su predecesora, pero también a la propia condición contemporánea de la ficción. Así, ‘Inseparables’ es un remake-adaptación que, si bien está lejos de ser perfecta, sí que resulta una propuesta mucho más acertada de lo esperado. Envuelta en un apartado visual que alardea de personalidad y referencias, esta es una miniserie delirante y retorcida en su desarrollo, a la vez que inteligentemente aguda, oscura e hilarante en su manera de abordar sus temas más candentes e incómodos. Toda una sorpresa que tendrá que encontrar su público.
‘Inseparables’ se estrena el 21 de abril en Prime Video.
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