Serie que muestra el mundo del crimen desde dentro con una familia aparentemente idílica.
Durante 20 años, Finn Wallace (Colm Meaney) fue el malhechor más poderoso de Londres. Miles de millones de libras fluyeron a través de su corporación cada año. Sin embargo, ahora está muerto y nadie sabe quién ordenó el golpe. Con rivales por todas partes, le toca a su impulsivo hijo Sean (Joe Cole), con la ayuda de la familia Dumani encabezada por el patriarca Ed (Lucian Msamati), tomar el lugar de su padre. Si la situación no era ya suficientemente peligrosa, la toma de poder de Sean repercute en el mundo del crimen internacional. El único hombre que podría ayudarlo y ser su aliado es Elliot Finch (Sope Dirsu), un esbirro de la organización con un misterioso interés en la estirpe Wallace. En este contexto turbulento, Elliot se verá transportado al interior del mayor organismo criminal londinense.
‘Gangs of London’ cuenta con unos planos maravillosos, gracias a la fotografía de Martijn van Broekhuizen (My Foolish Heart, The Hallow), Laurent Barès (Hitman, The Divide) y Matt Flannery (El apóstol, Redada asesina), que dotan de una belleza inmersiva a esta serie incluso en sus momentos más crudos, como por ejemplo en las peleas. Esas escenas de acción están muy bien coreografiadas, lo cual se nota al comprobar que varios de sus especialistas vienen de películas como ‘Star Wars: El ascenso de Skywalker’, ‘Kingsman: Servicio Secreto’ o de la serie ‘Juego de tronos’, donde las peleas son tan importantes como la historia en sí.
La violencia explícita está muy presente en cada episodio, lo que dota a la serie de un crudo realismo que podría haberse visto perfectamente en mafias existentes a lo largo de los años. La mezcla de traiciones, mentiras y engaños con un entorno en el que todo es legal y se hace lo que sea necesario para seguir en el poder consigue que la espiral de peleas y muertes sea posible capítulo tras capítulo, llevando la cuenta de las mismas durante el transcurso de la trama a un número bastante elevado. Sin embargo, esto no es lo más trascendental.
Las familias idílicas son, precisamente, las que resultan lejos de serlo. Se nos da a conocer mejor a cada personaje, llegando a revelarse sus verdaderas intenciones e intereses. Tras la muerte del patriarca de los Wallace, todos acaban en una espiral vorágine de violencia y traición de la que no podrán escapar, lo que demuestra que, cuando la figura más poderosa no está al mando, son muchos los que quieren ser el siguiente criminal con mayor notoriedad en Londres, creyendo estar aptos para un trabajo superior a sus propios principios.
El elenco actoral destaca notablemente por su gran trabajo a la hora de dar vida a cada personaje: Joe Cole (Black Mirror, Green Room) y Brian Vernel (Dunkerque, The Last Kingdom) como los hermanos Sean y Billy Wallace, completamente opuestos pero unidos por Michelle Fairley (En el corazón del mar, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 1) en el rol de su madre Marian; Paapa Essiedu (Podría destruirte, La casa de las miniaturas) y Lucian Msamati (La materia oscura, Talking Heads) siendo Alexander y Ed Dumani, hijo y padre considerados parte de la familia Wallace, y Sope Dirisu (Casa ajena, Black Mirror) interpretando a Elliot Finch, el misterioso hombre que podría ayudar a Sean a llevar las riendas del negocio familiar.
La serie no es apta para personas muy sensibles dada la crudeza explícita con la que se muestran los hechos, dando a conocer lo peor del mundillo criminal. Sin embargo, dentro de tanta maldad siempre hay bondad, pero también miedos y dudas. Con esta historia, se humaniza un poco a los criminales exponiendo los motivos que les han llevado hasta ahí. No obstante, esto no significa que se glorifiquen y justifiquen sus actos, sino que ayudan a entender mejor a cada personaje y sus motivaciones e intereses tras la muerte de Finn Wallace, suceso que cambia todo y a todos.
Puntuación: 8/10
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