Sinopsis
En ‘El País de los Sueños’, cuando el padre de una niña llamada Nemo desaparece misteriosamente en alta mar, su tranquila vida en el noroeste del Pacífico da un vuelco: tiene que irse a vivir a la ciudad con su tío Phillip, un hombre bueno aunque exageradamente peculiar. De día, el nuevo colegio y la nueva rutina son todo un reto para Nemo.
Pero por la noche, un mapa secreto que conduce al fantástico País de los Sueños la conecta con Flip, un forajido un poco tosco pero adorable que enseguida se convierte en su compañero y guía. Ella y Flip no tardan en emprender un viaje onírico, atravesando sueños y huyendo de las pesadillas, durante el que Nemo alberga la esperanza de reunirse con su padre.
Crítica de El País de los Sueños
Este viernes, Netflix vuelve a intentarlo en el terreno de las películas familiares de fantasía. Libremente inspirada en las legendarias tiras cómicas ‘Lille Nemo in Slumberland’ de Winsor McCay, la película dirigida por Francis Lawrence (Gorrión rojo) mezcla ‘Alicia en el país de las maravillas’ con una infantil ‘Origen’ en un irregular cuento que trata sobre enfrentarse a la pérdida y reencontrarnos con nuestro niño interior. El problema es un guion con muchos sinsentidos que se disuelve como un azucarillo y crea un mundo onírico más lleno de clichés que de cosas sorprendentes.
Entre ingentes cantidades de pantallas verdes y efectos especiales, la prometedora Marlow Barkley -que también estrena ‘El Espíritu de la Navidad‘ el mismo día- se alía con un Jason Momoa más dicharachero de lo normal para surcar este País de los Sueños. Nemo, que ha sido criada en casa toda su vida, pierde a su padre y ve cómo de repente tiene que vivir fuera de su hogar con su nada parental tío, ir a la escuela y adaptarse a una nueva forma de vivir alejada del mar y de su faro. Es demasiado para una niña, por lo que la mejor manera que encuentra de enfrentarse a ello es viviendo aventuras que tienen como objetivo volver a ver su padre.

A priori, el mayor atractivo de la película era ver cómo Lawrence, junto a los guionistas David Guion y Michael Handelman, daban forma al cómic de McCay. Sin embargo, tal y como ya han demostrado otras propuestas que tocan el mismo tema, el mundo de los sueños y sus complejidades dan para mucho más, y ver que aquí estos solo están formados por simples fantasías específicas de sus soñadores que se repiten en cada visita, como esas veces que cerramos los ojos y nos ponemos a soñar despiertos sobre lo que haríamos si fuésemos ricos, pues se siente una decisión demasiado simple y terriblemente inofensiva.
Y es una lástima, porque ‘El País de los Sueños’ es una película familiar entretenida que parece tenerlo todo: un material original de gran influencia, unos efectos especiales bastante vistosos, una banda sonora que funciona a la perfección y unos protagonistas lo suficientemente carismáticos. Sin embargo, todo este bonito envoltorio sufre de ese agujero llamado guion el cual, además de los problemas mencionados, no es capaz de emocionar, de ofrecer un verdadero desafío para los personajes ni de sacudirse un poco su autoimpuesta etiqueta de filme infantil. Al menos, sus mensajes sí terminan mereciendo la pena.
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