Una de las mejores series de la actualidad que nos plantea circunstancias
aterradoras y reflexiones necesarias.
Un suceso del que desconocemos las causas y el origen, ha provocado
el colapso de la sociedad francesa y es la espoleta que provoca
un conjunto de historias en diferentes localizaciones que comparten
la huida y la desesperación
de las personas que intentan sobrevivir. ¿Hasta dónde crees que podríamos
llegar para lograrlo?
El colectivo Les Parasites, formado por los cineastas franceses
Jérémy Bernard, Guillaume Desjardins y Bastien Ughetto nos trae,
en colaboración con Canal+ Francia, una
serie antológica de ocho episodios filmados en plano secuencia que aborda
el más que posible colapso de nuestra civilización. Y con la
colapsología como tema troncal, los directores prevén
un conjunto de situaciones que podrían suceder en diferentes lugares y a
distintas clases sociales.
La colapsología es una corriente de pensamiento que, tal y como
explican los teóricos Pablo Servigne y Raphaël Stevens en su libro
‘Cómo todo puede colapsar: Pequeño manual de colapsología para las actuales
generaciones’, prevé el colapso de nuestra civilización, por lo que sería
«el proceso final por el cual las necesidades básicas (agua, alimentación,
vivienda, ropa, energía…) ya no se proporcionarían a un precio razonable a
la mayoría de la población por medio de servicios enmarcados dentro de la
ley».
Como en toda obra antológica que se precie,
en cada episodio se nos presentan diferentes personajes y lugares,
además de un pequeño salto temporal en cada historia. Una serie de
circunstancias que no distingue entre clases y que
nos obliga a aceptar la incómoda realidad:
en tiempos desesperados no importa quién seas, si rico o pobre, o héroe
o villano, pues nada de ello te asegura un final feliz. Y todo esto
llega precisamente en el momento más -o menos- oportuno, en una época
en la que el futuro de nuestra sociedad es una absoluta incógnita debido a las consecuencias del COVID-19.
Cámara en mano, Les Parasites
nos introduce de lleno a través de la multitud de personajes que
protagonizan cada episodio. Individuos que, para lo bueno y para lo
malo, sacan a relucir su verdadera personalidad en medio de la
feroz lucha por la supervivencia, o incluso en el afán de
alguno que se atreve negar el desastre que se avecina. Así, el
colectivo dibuja
un asombroso retrato del ser humano y del elitismo que se extiende
entre la sociedad
como una imparable peste mortal.
El reparto nos ofrece unas interpretaciones correctas y se
defiende con solvencia ante un rodaje de este tipo, complicado y
agotador. Pero, lo que más destaca de la ficción son las reflexiones que provoca en
el espectador. Duras e incómodas, aunque necesarias,
los directores nos golpean sin piedad con las situaciones que se
viven en episodios como el de la estación de servicio,
el aérodromo
o la residencia de ancianos.
Durante siglos, nos hemos rebanado los sesos inventando infinitas formas
en las que podría darse el fin del mundo. Pero, ‘El colapso’
nos aclara que el verdadero apocalipsis, el más cercano y real,
no se trata de la cruzada de cuatro jinetes,
ni de zombies caníbales o guerras nucleares y biológicas.
La realidad es incluso más terrorífica:
nuestra estabilidad depende de una cifra y de las personas que,
colmadas o no de privilegios,
no utilizan su poder para cambiar las cosas.
Las similitudes con algunos eventos que hemos vivido recientemente
son aterradoras, como el desabastecimiento y el vaciado de supermercados, o la
dramática situación de las residencias de ancianos. Un ejercicio
de
clarividente realidad que la convierte en una de las mejores series
de la actualidad y de visionado obligatorio. No solo por su calidad, sino por
su implicación a la hora de intentar que el espectador cuestione sus
hábitos y creencias
para conseguir que entre todos
provoquemos una serie de cambios necesarios en la sociedad.
Puntuación: 9/10
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