Apresurada y demasiado superficial, esta es otra buena idea cuya ejecución se
antoja del todo insuficiente.
Un desastre de escala global ha inutilizado todos los aparatos
electrónicos y ha privado a los seres humanos de la capacidad de dormir, y el caos no tarda en apoderarse del mundo. Solo Jill (Gina
Rodriguez), una exsoldado con un pasado turbulento, podría tener la clave de la
cura: su propia hija. Pero ¿podrá Jill protegerla y salvar el mundo antes de perder la cordura?
Hoy llega a Netflix esta película de ¿ciencia-ficción? apocalíptica
basada en una historia de Gregory Poirier (Savva. El corazón del
guerrero) y dirigida por Mark Raso (Kodachrome), que además coescribe el
guion junto a su hermano Joseph Raso (Zombies 2). Una premisa interesante
la cual, si nos detenemos a analizar cada una de
las repercusiones que la falta de sueño puede provocar en un ser humano,
podemos darnos cuenta de que tiene un potencial enorme. Sin embargo,
un libreto que
no se atreve a ir un paso más allá y no hace nada por escapar de los lugares
comunes de sus referentes, lastra todo este prometedor concepto de un mundo en el que la gente no puede
dormir. Además, Raso intenta maquillar una notable falta de personalidad en lo
visual con
algunos movimientos de cámara efectivos en momentos muy concretos. Pero
hace aguas por todos lados.
Gina Rodriguez (Alguien especial) protagoniza la cinta y
hace lo que puede con lo que tiene. Su Jill está motivada por la
desesperación de salvar a sus hijos, en especial a su hija, que
se convierte en objetivo de todos al ser una de las pocas personas que
todavía es capaz de dormir. Por su parte, la pequeña
Ariana Greenblatt (De amor y monstruos) vuelve a demostrar que es una de las actrices jóvenes más prometedoras del
momento y consigue ser lo más destacable de un reparto no muy inspirado. Además,
intérpretes tan conocidos como Jennifer Jason Leigh (La mujer en la ventana), Frances Fisher (Amor de calendario) o Finn Jones (Dickinson) están del todo desaprovechados. Tampoco es que ni director ni guion dejen
mucho espacio para lucirse, pues no se paran demasiado en mostrar las
repercusiones físicas y psicológicas de este insomnio global, y
cuando lo hacen resulta tan superficial como frustrante.
‘Disomnia’ no consigue explotar su premisa
ni logra representar de forma destacable todos los interesantes matices
derivados de la misma. Hay una gran cantidad de situaciones y personajes que
podrían haberse construido alrededor de esta enfermedad, para así hacer
de la película un thriller realmente intenso, inquietante e incluso terrorífico.
Sin embargo, la producción ha optado por realizar un filme lleno de diálogos vacuos e insulsos, mucho más pequeño, dramático y demasiado apresurado en todas sus fases,
desaprovechando así una buena oportunidad de concebir algo medianamente
remarcable. De hecho, este concepto podría adaptarse a la perfección en una
miniserie que permita a la historia desarrollarse como es debido. Aunque
para la nula ambición que muestra en esta ocasión el conjunto, por lo menos
no se excede en su duración.
Otra buena idea cuya ejecución se antoja del todo insuficiente.
Puntuación: 3,5/10
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