Con un escenario claustrofóbico y unos personajes imprevisibles, este intenso
thriller de acción consigue mantener la tensión de principio a fin.
Invierno. Noche cerrada. Bajo cero. En una carretera despoblada, un
furgón de traslado de presos es brutalmente asaltado.
Martín (Javier Gutiérrez), el policía que lo conduce,
consigue sobrevivir y atrincherarse dentro del cubículo. En el interior,
los presos buscan la manera de acabar con él y escapar. En el exterior,
alguien acecha. Quiere a uno de los reclusos y
no parará hasta que se lo entreguen.
En este último fin de semana de enero, Netflix estrena un
nuevo thriller de acción español ambientado en las heladas carreteras de
Castilla-La Mancha. Dirigida por Lluís Quílez (Out of the Dark)
y coescrita junto a Fernando Navarro (Orígenes secretos), la película retrasó varias veces su estreno en cines a causa de la pandemia
hasta que, finalmente, la plataforma se hizo con los derechos de su emisión en
todo el mundo. La cinta no se anda con florituras y
nos introduce en materia rápidamente. Así, tras un corto acercamiento a
los férreos principios del protagonista, Quílez deja sueltos a
un puñado de personajes imprevisibles dentro de un escenario claustrofóbico e
impenetrable. Con un poco de controversia policial, criminales de distinta índole jugando
con nuestra simpatía y un villano sanguinario que no parará hasta lograr su
objetivo,
el filme cuenta con los ingredientes ideales de todo buen entretenimiento de
género.
Una colección de dilemas comienza a amontonarse a medida que avanzan los
minutos y empezamos a percibir de qué pata cojea cada personaje. Javier Gutiérrez
(Hogar), uno de eso actores que siempre cumple, es un policía que defiende la
ley con uñas y dientes, aunque en ocasiones sea injusta. Destacando
a Patrick Criado (Antidisturbios) y Luis Callejo (Ane), los presos se encuentran encerrados
por motivos como posesión, corrupción política o asesinato y no dudarán a la
hora de actuar en favor de sus intereses. Sin embargo, no todo en la vida es blanco o negro, y es aquí donde el libreto se aprovecha de nuestra habilidad para
entablar cualquier tipo de relación con cada uno de ellos. Por su parte, cuando
un feroz y decidido Karra Elejalde (Mientras dure la guerra) entra
en acción, su modus operandi y motivación son las gotas que terminan de colmar
este
trágico vaso lleno de violencia, ira y desesperación ante la injusticia.
‘Bajocero’ es un intenso thriller que, consciente de sus
altibajos y conveniencias de guion,
consigue mantener la tensión de principio a fin. Cuenta con una helada e
impecable fotografía de Isaac Vila (El desorden que dejas) y una eficaz banda sonora de Zacarías M. de la Riva (Superagente
Makey). Es cierto que la película no desarrolla demasiado a su protagonista ni
al resto de personajes, pero ni falta le hace. Aquí, lo fundamental se encuentra
en el morbo de la premisa, de
esa montaña rusa de empatías que se generan a lo largo de su desarrollo.
Pero sobre todo impacta por su desenlace, la consumación de una venganza movida
por las consecuencias derivadas de un tema tan sensible y de actualidad en nuestro país. Una resolución que
provoca un violento debate interno en el espectador durante los minutos
finales. Si la ley no funciona, ¿la violencia está justificada? Pasen, vean y decidan.
Puntuación: 7/10
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