Comedia romántica con personajes variopintos sin chispa vagando en situaciones que provocan vergüenza ajena.
Jack (Sam Claflin), intenta asegurarse de que su hermana pequeña Hayley (Eleanor Tomlinson) disfrute de la boda perfecta. Pero, para conseguirlo, tendrá que lidiar con una ex-novia enfadada, una persona sin invitación que oculta un secreto, un sedante fuera de lugar y una reunión inesperada con Dina (Olivia Munn), la chica de sus sueños que dejó escapar en el pasado. Si tiene éxito, Jack podría encontrar su propio final feliz en alguna de las versiones alternativas del mismo día.
El cineasta londinense Dean Craig debuta tras las cámaras en un largometraje con este remake de la película francesa ‘Plan de table’ (Christelle Raynal, 2012), después de una irregular carrera como guionista, de la que podemos destacar cintas como ‘Un funeral de muerte’ (Frank Oz, 2007) o la reciente ‘Buenos principios’ (Yvan Attal, 2019). Craig, encargado también del libreto, deja patente su poca experiencia en calidad de director y, junto al director de fotografía Hubert Taczanowski (Doble identidad. Jaque al MI5, Que suene la música), no genera la ambientación adecuada, derivando en una dirección demasiado comedida y desacertada, además de un guion carente de diálogos interesantes y chistes con un mínimo de gracia.
Como si intentara repetir éxitos pasados del corte de ‘Cuatro bodas y un funeral’ (Mike Newell, 1994), Craig retrata a su Hugh Grant en Sam Claflin (Corrupción, Los ángeles de Charlie) y, a pesar de que lo intenta, repitiendo incluso algunas de sus maneras, no logra calar lo suficiente como para ser recordado. Su interés amoroso lo encontramos en Olivia Munn (Predator, Ocean’s 8), quizá de lo más rescatable de la cinta, simpática e interesante, aunque entre los dos la química es escasa. Destaca también Joel Fry (Paddington 2, Yesterday) en su papel de mejor amigo ‘dama de honor’ de la novia, pues es el único que consigue provocar alguna que otra sonrisa.
‘Amor. Boda. Azar’ es un compendio de personajes variopintos sin chispa haciendo el ridículo en situaciones que, más que que producir gracia, lo que consiguen es generar una profunda vergüenza ajena. Además, la cinta no aporta absolutamente nada relevante en su apartado audiovisual, con una dirección completamente plana y una fotografía propia de un telefilm de los noventa. Eso sí, te gustará si disfrutas de una comedia romántica totalmente heterosexual en la que al final todo es amor correspondido y confeti, aunque para ello haya que acudir a prácticas muy progresistas como positivizar la infidelidad. Si por el contrario, lo que lees no es de tu agrado, en el inmenso catálogo de Netflix tienes cientos de opciones mejores si no quieres malgastar estos minutos de tu vida.
Puntuación: 4/10
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