Una serie llena de corazón y buenas intenciones que, a pesar de sus fallos,
sabe emocionar y generar sonrisas.
Cinco amigos de cinco nacionalidades distintas se reencuentran en
tres momentos puntuales de sus vidas. El paso del tiempo va desmontando sus
sueños, tejiendo y destejiendo parejas y amistades y transformando la
personalidad de los cinco. 2000, 2006 y 2021, tres caminos, tres etapas
de la vida, muchos problemas, tensiones y conflictos del mundo ordinario que
tienen lugar en el tablero espiritual y material de El Camino de Santiago.
Este año, el 25 de julio será domingo, lo que significa que nos
encontramos en pleno Xacobeo, una de las celebraciones más esperadas por
el catolicismo y cuya sede principal se encuentra en la ciudad de
Santiago de Compostela. Esta vez, la fiesta se prolongará por primera vez
en la historia durante dos años debido a una pandemia que parece no tener fin.
Como añadido a esta longeva celebración, y con la total bendición de la
Xunta de Galicia, llega a Prime Video una nueva serie que tiene
como objetivo dar a conocer en todo el mundo cada una de las maravillas y
valores de la ruta de peregrinaje más importante del planeta:
El Camino de Santiago. Creada por Alberto Macías,
Carlos Molinero y Juan Ramón Ruiz de Somavía, bajo la dirección de
Norberto López Amado, Iñaki Mercero y Francis Meletzky, la ficción nos introduce de lleno en los maravillosos senderos del Camino
para acercar la experiencia a nuestras casas y, de paso, emocionarnos en el
curso de este largo viaje.
No es ninguna casualidad que la serie esté
protagonizada por un reparto internacional, pues la diversidad es
una parte fundamental del Camino y de la vida. Porque ni la amistad, ni
el amor, ni el dolor entienden de géneros, orientaciones sexuales, fronteras,
etnias o idiomas. Así, se nos presenta a un grupo de jóvenes llenos de sus
propios problemas, deseos y sueños y que, por un motivo u otro, han decidido
adentrarse en este hermoso sendero de autodescubrimiento
para rehabilitar la mente o cicatrizar el corazón. Uno de los aspectos más atractivos de la ficción lo encontramos en
su variedad de lenguajes. Alternando entre español, inglés, alemán,
italiano o coreano, el hecho de conservar los mismos y
optar por la vía subtitulada le aporta a la propuesta un nivel más de
realismo. Doblarla fastidiaría gran parte de la experiencia, pero parece ser que este
no será el caso.
Nuestro grupo de protagonistas está formado por Raquel (Verónica
Echegui), una camarera española que sueña con ser cantante;
Roberto (Álex González), un bombero mexicano que necesita ser
perdonado; Luca (Andrea Bosca), un italiano que adolece de serios
problemas con la bebida; Yoon Soo (Alberto Jo Lee), un músico
profesional que busca descanso; y Jana (Anna Schimrigk), una alemana
activista cuyas razones son mucho más personales. La actriz mexicana
Cecilia Suárez también tiene su hueco como Ursula, pero comentar
algo sobre su papel sería imposible sin desgranar algunas partes muy
importantes de la trama. Todos los miembros del reparto realizan un trabajo
maravilloso durante las diferentes décadas,
evolucionando con naturalidad junto a sus personajes y dotándolos de una
emotiva sinceridad. Se hace muy difícil destacar a alguien en concreto, aunque
es probable que Álex González y Andrea Bosca sean las mayores sorpresas.
Llena de corazón y buenas intenciones, ‘3 caminos’ es una miniserie
de 8 episodios que sabe emocionar y generar sonrisas. Su reparto
internacional comparte una química cautivadora y puede apreciarse
como se identifican por completo con unos personajes tan dispares entre sí y
que, aunque no exentos de algunos clichés,
cuentan con tantas capas interesantes. Para sacar el máximo partido
de ellos, la ficción puebla cada rincón y albergue del sendero
con una serie de conflictos muy cercanos a cualquier espectador,
invitándolo así a desarrollar una conexión con los protagonistas. Además, la
fotografía aprovecha toda la espectacularidad de los paisajes del norte de
España y es acompañada de una acertada banda sonora. Gracias a esto, el
proyecto cumple con éxito su objetivo de
acercar a nuestras pantallas la experiencia del Camino de Santiago en su
totalidad.
Evidentemente, la ficción
utiliza todos los medios y trucos comunes del melodrama. Incluso
muchas veces
se tropieza con su propia fórmula y se vuelve algo repetitiva por
momentos, sobre todo en los últimos episodios. Además, en el tramo final la
narrativa comete el error de sobreexplotar el recurso de la pérdida. No
obstante, a pesar de sus fallos, es una propuesta
cálida y agradable que tiene cierto efecto nostálgico. Es inevitable que la serie nos lleve a realizar
una retrospectiva de nuestra propia evolución como personas,
recordándonos todo lo que hemos dejado atrás o aún tenemos la suerte de
seguir conservando. Asimismo, también puede llegar a ser una experiencia
rehabilitadora y reconfortante. Al fin y al cabo,
esto es un canto de amor a la vida, al hecho de ser humanos y por
supuesto, al Camino de Santiago. A los que ha unido El Camino, que nada los separe nunca.
Puntuación: 7,5/10
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