Pese a sus esfuerzos, al final es otra comedia romántica adolescente tan encantadora, extremadamente cursi e inofensiva como cabía esperar.
Esta es una comedia romántica con toques de ciencia ficción ambientada
en un futuro donde Marte está terraformado y colonizado por las élites. En ella, dos estudiantes universitarios muy diferentes entre sí unen fuerzas y suben a un transbordador espacial hacia el planeta
rojo.
Las comedias románticas han sido tan explotadas y han estado tan estancadas
durante años que, en los últimos tiempos, hemos visto
muchos intentos por revivirlas aportándoles un giro diferente y
rebuscado. Por supuesto, algunos con mucho mejor resultado que otros. En esta
ocasión, HBO Max estrena esta película escrita por el debutante
Max Taxe y dirigida por Christopher Winterbauer (Wyrm) en la
cual, nuestros tortolitos de turno, se descubrirán mutuamente y a sí mismos en medio de un movidito viaje a
Marte. Un futuro en el que el amor y la sociedad en general
no han cambiado en absolutamente nada. Es más, el derecho a viajar al
espacio es solo para los ricos o aquellos seres humanos 'perfectos' que
consigan marcar cada casilla de
una ridícula lista de características y exigencias. Son dos condiciones
que poco tienen que ver entre sí, pero que confirman que a la hora de la
verdad eso del sueño americano solo está reservado para unos pocos, sea cuando sea y donde sea.
Interpretado por un Cole Sprouse (A dos metros de ti) que aquí bien
podría haber sido Ryan Reynolds si este tuviera unos cuantos años
menos, Walt es un joven obsesionado con ir a Marte, pero por desgracia
es pobre, no tiene familia, no parece tener talentos, todas sus solicitudes
han sido rechazadas y tiene mala suerte con las chicas. Mientras tanto, la
Sophie de una siempre interesante Lana Condor (A todos los
chicos: Para siempre) es todo lo contrario: tiene novio, una familia que la
quiere, mucho dinero y además es una gran estudiante. Ambos
se llevan como el perro y el gato y deciden iniciar el viaje por motivos
muy distintos, pero que de una forma u otra
acaban chocando y agitando sus formas personales de ver el mundo y vivir la
vida. Nada nuevo bajo el Sol, o más bien
nada nuevo en Marte, por muy original que la película pretenda ser en la
elección de su escenario.
Sin embargo, a 'Moonshot' se le agradece dicha intención y su optimismo
a la hora de abordar ciertos temas, en especial todo lo referente a
la imperiosa necesidad de arreglar nuestro planeta en vez de obsesionarnos
con buscar otros nuevos que destrozar. No obstante, su estructura y desarrollo, así como la evolución de la
dinámica amor-odio de sus protagonistas, resultan demasiado convencionales pese a todo. Por no hablar de su humor, el cual tiende hacia lo bobalicón alimentado por los secundarios graciosetes de marras capitaneados por
Zack Braff (Doce en casa), Michelle Buteau (Trilogía
La calle del terror) y algunos robots programados con sarcasmo. Al
menos, la película cuenta con un giro gracioso antes del último acto,
tan actual como inesperado dentro de tanta previsibilidad. Pero al final, la
cinta no es más que otra comedia romántica heterosexual y adolescente tan encantadora,
extremadamente cursi e inofensiva como cabía esperar.
Puntuación: 6/10
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