La serie no va a cambiar el juego dentro del género, pero el resultado final es lo suficientemente sólido.
Cuando el hijo de una destacada empresaria estadounidense (Uma Thurman) es secuestrado en un hotel de Nueva York, todas las sospechas recaen rápidamente sobre cuatro ciudadanos británicos, aparentemente normales, que se encontraban en el hotel la noche en cuestión. Así comienza una carrera transatlántica del gato y el ratón para evadir a las fuerzas combinadas de la Agencia Británica contra el Crimen y el FBI y para demostrar su inocencia, pues va quedando claro que no se puede confiar en todo el mundo. ¿Quién está realmente detrás del misterioso secuestro? ¿Y quién es solo culpable de estar en el sitio equivocado en el momento equivocado?
En unos días llega a Apple TV+ el inesperado remake de la serie israelí 'Falsa identidad'. Escrita por Rob Williams (The Man in the High Castle), este nuevo thriller de secuestros e investigación además hace uso de un tema recurrente en la filmografía de Hitchcock: el hombre inocente acusado por estar en el lugar equivocado en el momento menos oportuno. La ficción incluso comparte título en versión original con su película 'Sospecha' -cuya trama no tiene nada que ver con la producción que nos atañe-. Aquí nuestros protagonistas huyen, son perseguidos, cambian sus looks, viajan en trenes y se meten en todo tipo de problemas mientras intentan cruzar el charco. La gran diferencia es que, en esta ocasión, en este grupo de fugitivos no todo es lo que parece y hay algo que no cuadra desde el principio.
El primer episodio va generando una gran intriga a medida que se apoya en la confusión tanto del espectador como de los protagonistas. De esta forma, para facilitar nuestra conexión con algunos de ellos, la mayoría son arrestados mientras ejercen su vida cotidiana. Gracias a esto, personajes como Natalie (Georgina Campbell), Aadesh (Kunal Nayyar) o Tara (Elizabeth Henstridge) se manifiestan como personas normales con problemas corrientes. Todo eso cambia tras el segundo, cuando después de una serie de interrogatorios y revelaciones parece ser que, en efecto, ninguno de ellos es un santo y cualquiera podría ser culpable. Sin embargo, nunca hay nada claro en esta ficción que nos tiene continuamente intentando adivinar quién ha hecho qué. Eso sí, por su condición, todos deben reunirse con aliados a los que probablemente jamás se hubieran acercado en cualquier otra circunstancia, lo que provoca un puñado de conflictos y dinámicas interesantes.
Además de centrarse en la huida de los protagonistas, la serie también cuenta
con una típica subtrama de investigación protagonizada por
un agente estadounidense (Noah Emmerich) y
una agente británica (Angel Coulby). Entre desprecios y
miradas disimuladas de admiración, su dinámica está marcada por el siempre manido choque cultural que a veces sirve como alivio cómico. Por otro lado, llama la atención
en especial una Uma Thurman más ausente que presente durante gran parte del metraje. Su personaje, Katerine, es una empresaria influyente que
es constantemente cuestionada desde todos los ámbitos. Es más, incluso cuando
sufre porque su hijo ha sido secuestrado, el mundo se revoluciona para pedirle explicaciones después de que el
secuestrador le exija verdades en vez de dinero. Con estos conflictos tan atractivos, sin duda es una pena que una actriz
como Thurman
se encuentre bastante desaprovechada pese a ganar algo más de protagonismo
al final.
'Sospechosos'
quiere ser un thriller con la tensión y la intensidad como motores
principales. Para ello, Williams se ha asegurado de aprovisionarla con
la cantidad suficiente de intriga y giros de guion, algunos por cierto
muy acertados y otros más discutibles, como
para que no se derrumbe durante sus largos ocho episodios. Incluso, más
allá de si el espectador es un aficionado acérrimo a este tipo de series, la
ficción
resulta adictiva si además se logra conectar con la historia y con
algún personaje. Si a esto le sumamos
el buen hacer de su reparto y unos valores de producción marca de la
casa, en teoría deberíamos estar ante una serie redonda que
podría haber sido una de las propuestas más atractivas dentro del todavía
escaso catálogo de la plataforma.
El problema es que, sobre todo en su primera mitad, la ficción avanza de manera algo torpe entre interrogatorios, dramas familiares, investigaciones y
vigilancias, dilatando así en exceso la llegada de sus momentos más interesantes. De hecho, hasta
se atreve a ocultar al espectador más información de la debida durante
demasiado tiempo, a veces incluso de una forma forzada e injustificada. Sin embargo,
en cuanto se aleja de la intimidad de la sala de interrogatorios y sus
protagonistas comienzan a interactuar entre ellos, la serie comienza a
volverse frenética, explotando en un caos de huidas, mentiras, manipulaciones, conspiraciones
empresariales que afectan al mundo entero, cambio climático y revoluciones a
lo Anonymous. Gracias a ello,
el resultado final es lo suficientemente sólido pese a que no vaya a
cambiar el juego dentro del género.
Puntuación: 7/10
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