En ocasiones funciona mejor que otras, pero en líneas generales resulta un divertido, agradable y original soplo de aire fresco.
La serie gira alrededor de un misterioso asesinato que tiene lugar en una reunión de instituto. Cada uno de los ocho episodios presenta una manera de ver la historia de la misma noche contada a través de la perspectiva de un personaje diferente, cada una con su propio y único estilo visual, y partiendo de un género cinematográfico distinto en función de la personalidad del personaje narrador de cada capítulo.
Apple TV+ continúa expandiendo su catálogo con un 'whodunit' en el que vuelve a arriesgar como pocos. Creada por Christopher Miller y Phil Lord (La LEGO película 2), la nueva serie que cierra los estrenos de enero en la plataforma resultaba una propuesta muy atractiva ya desde sus primeros rumores. Tanto Miller como Lord son expertos en hacer de todo una tronchante sátira, y tras un proyecto animado televisivo de calidad como 'Clone High' y varias películas de éxito, tampoco sorprende tanto que su salto al streaming tenga un resultado parecido. De hecho, no parece que hayan escatimado en imaginación a la hora de dar forma a este ambicioso a la par que hilarante 'Rashomon' a lo bestia. De esta manera, ambos se divierten -y nos divierten- explorando las diferentes perspectivas de los personajes y convirtiéndolas en 'películas mentales' que representan a algún género de ficción, siempre apoyándose en los clichés de cada uno y satirizándolos hasta rozar el límite.
Los personajes que conforman esta curiosa nómina de
narradores nada fiables y llenos de secretos van desde
una detective demasiado carismática interpretada por
Tiffany Haddish (El contador de cartas), la cual ni siquiera debía
meter sus narices en el asunto, hasta el personaje de
Dave Franco (6 en la sombra), quien funciona como
una aguda sátira de las nuevas estrellas del pop. Todos ellos están
interpretados por conocidos nombres de la comedia televisiva actual que
sin duda aportan un plus de calidad a la serie. También se nota cuando,
después de saber que
una buena parte de lo que ocurre ha sido improvisado en el plató, se
hace complicado distinguir entre lo que estaba en el guion y lo que no. Una
demostración de la naturalidad y el talento de un reparto que, si lo
repasáramos nombre por nombre y trabajo por trabajo, nos quedaría bien claro
que estamos ante uno de los mejores y más equilibrados elencos que podremos encontrar este año en televisión.
Por su parte, Sam Richardson (La guerra del mañana) y
Ben Schwartz (Flora y Ulises) se encuentran especialmente bien como el
dúo casi protagónico de la ficción. El primero se pone en la piel de un creador de escape rooms un tanto Mr. Nice Guy mientras que, el segundo, da vida a
un músico ambicioso y egocéntrico a su manera. Ambos comparten una gran
química y protagonizan algunas de las mejores escenas. Eso sí, Schwartz en
especial tiende a destacar más que sus compañeros de reparto cada vez
que aparece en pantalla, pero también es porque
su personaje es uno de los mejor escritos. Además, Zoe Chao
(Love Life) a su vez interpreta a
uno de los personajes más interesantes y complejos de la serie, aunque
puede que al principio no lo parezca. Su película mental, animada debido a su
faceta artística, resulta toda una sorpresa por
la deconstrucción que ella misma realiza de su propia mente. Un
hilarante ejercicio de conciencias con el que
muchos nos sentiremos fácilmente identificados.
No es que la ficción de Miller y Lord sea realmente profunda, pues
es obvio que su principal objetivo es divertir y entretener sin
complejos, y es por eso que la propuesta existe dentro de un universo donde la sátira y un humor algo absurdo se aprecia en cada
rincón -con los cameos propios que ello conlleva-. No obstante, si estamos
atentos, en ella nos encontramos con una interesante lectura sobre cómo estas perspectivas, si las aplicamos a
nuestro día a día, pueden dan forma a nuestra propia percepción de la
realidad. Y es que, ya sea a través de la literatura, el cine o la televisión,
existen una serie de recursos narrativos, figuras retóricas y clichés
aceptados a lo largo de la historia que
han provocado que nuestra visión de algunos elementos del mundo real sea
una del todo distorsionada. Por supuesto, los creadores aprovechan esto para traer de cabeza a un
espectador que ya no solo debe adivinar quién es el asesino,
sino también decidir qué mundo mental es el más verídico. Si es que hay
alguno, claro.
Como cabía esperar, cada episodio de 'The Afterparty' ofrece
una experiencia distinta que en ocasiones funciona mejor que otras. Sin
embargo, esto no quita que el conjunto se confirme como un divertido, agradable y original soplo de aire fresco. A destacar cómo la fotografía, los colores, los diálogos, la forma de
interpretar de los actores y la puesta en escena en general
se ajustan a la perfección a los estándares de cada género representado, pero
sin salirse del tono humorístico e incluso exagerado marca de la casa.
También es algo evidente el hecho de que, a falta de poder ver el final, tras
siete episodios está claro que
su apartado técnico y sus personajes resultan más interesantes que el
misterio en sí. Difícil equilibrar todos los elementos de tan atractiva propuesta. Por
cierto, si eres de aquellas personas que sufre sin consuelo mientras espera la
próxima temporada de
'Solo asesinatos en el edificio', la verdad es que esta puede ser la medicina perfecta.
Puntuación: 7,5/10
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