Sinopsis
La sexta y última temporada de ‘The Expanse’ comienza con el sistema solar en guerra, con Marco Inaros y su Armada Libre lanzando ataques devastadores con asteroides contra la Tierra y Marte. Mientras las tensiones de la guerra y las pérdidas sufridas amenazan con separar a la tripulación del Rocinante, Chrisjen Avasarala hace un movimiento audaz y envía a la ex marine marciana Bobbie Draper a una misión secreta que podría cambiar las tornas. Mientras tanto, en el Cinturón, Drummer y lo que queda de su familia, están huyendo mientras son perseguidos por traicionar a Marco. Además, en un lejano planeta más allá de los Anillos, un nuevo poder comienza a surgir.
Crítica de la sexta temporada de The Expanse
A partir del viernes llega a su fin esta etapa de ‘The Expanse’ en Prime Video, una segunda vida que la plataforma ha aprovechado para terminar de elevar la serie basada en las novelas de James S. A. Corey -pseudónimo utilizado por sus dos escritores originales- hasta la cima de la ciencia ficción televisiva.
Desarrollada por Mark Fergus y Hawk Ostby, esta esperada temporada tiene la dificilísima tarea de poner el broche de oro a una ficción que se ha convertido por méritos propios en una de las más queridas del género, y de la televisión en general, tanto por el público como por la crítica de todo el globo. Sin embargo, este final es probablemente uno de los menos definitivos que se hayan visto, pues estamos ante una obra que ofrece una gran cantidad de posibilidades para ser exploradas en el futuro por todo tipo de creadores.
Como siempre, la nueva temporada se divide en varias subtramas que terminan colisionando en su recta final. Además, en el deseo de los creadores de permanecer lo más fieles posible al material original, una de ellas adapta la novela corta ‘Strange Dogs’, la cual servía como complemento de ‘Las cenizas de Babilonia’, libro en el que se basan los nuevos episodios.
Alejada de la trama principal, esta historia en concreto nos sitúa en Laconia, un planeta más allá del anillo donde vemos a una pequeña humana interactuar con criaturas extraterrestres. De esta forma, cada episodio comienza con una serie de secuencias ubicadas en este lugar que nos van revelando poco a poco un misterio que podría cambiar el curso de la humanidad tal y como la conocemos. Eso sí, lo más normal sería sentirse muy confundido ante este nuevo añadido que en principio parece ser solo para contentar a los fans.
Por otro lado, nuestros protagonistas de siempre intentan acabar con la amenaza de Marco Inaros (Keon Alexander) y su Armada Libre de una vez por todas. Y es que, a estas alturas de la historia, todos han perdido algo o a alguien de una forma u otra, pero sobre todo ha sido por culpa de los actos de Inaros. Por ello, tras los eventos de la pasada temporada, Holden (Steven Strait), Naomi (Dominque Tipper) y Amos (Wes Chatham) no pasan por su mejor momento como compañeros y su dinámica parece la de los Beatles en su etapa más agonizante.
Tampoco ayuda la presencia de Clarissa (Nadine Nicole), que llena el vacío dejado por Alex (Cas Anvar) en la tripulación de la Roci y, a excepción de Amos, como es obvio no es que la pobre sea demasiado aceptada y le costará mucho ganarse la confianza de sus nuevos camaradas.
Bobbie (Frankie Adams), siempre comprometida con su misión de proteger el sistema, no tarda mucho en volver a unirse a Holden y compañía por orden de Avasarala (Shohreh Aghdashloo), la cual, por cierto, tendrá que tomar algunas de las decisiones más difíciles de su nueva carrera política. Por otra parte, Drummer (Cara Gee) continúa por su cuenta con su cruzada personal contra Inaros, una venganza condicionada por los eventos de la pasada temporada y porque en realidad ambos persiguen el mismo objetivo de liberar el Cinturón, aunque claro está, a través de medios completamente distintos.
Este es sin duda uno de los conflictos más interesantes que ha dejado la serie en sus dos últimas temporadas, pues refleja su aspecto más humano, mundano, actual y reconocible dentro de un escenario tan vasto y desconocido.
Esta nueva temporada también se toma su tiempo para explorar a Naomi y su sufrimiento como madre, así como a su hijo Filip (Jasai Chase Owens) mientras lidia con sus demonios interiores. A su vez, a lo largo de los episodios, el guion se enfoca mucho más en la dinámica entre este e Inaros. Alguien que, a todo esto, ya ha perdido por completo su estatus de enemigo misterioso, y por consiguiente, resulta un villano bastante menos intimidante y amenazante.
La interpretación de Alexander es como mínimo enigmática, pues en su intento de aportar algo de fragilidad al terrorista en ocasiones lo único que consigue es caricaturizarlo. Esto se acentúa sobre todo en los momentos más íntimos dentro de su nave, cuando el personaje lleva su masculinidad tóxica y megalomanía hasta límites ridículos pero el actor logra sobreponerse aunque sea en la cuerda floja.
Esta última temporada de ‘The Expanse’ es entretenidísima, intensa y emotiva, aunque también menos profunda. Los nuevos episodios cuentan con más batallas espaciales que nunca y todo se desarrolla a una velocidad vertiginosa durante la mayoría de sus partes. A su vez, pese a que no se ha visto tan perjudicada por el recorte de capítulos como podría parecer en un principio –ahora pasan a ser seis y no diez-, sí que va demasiado directa al grano en muchas ocasiones, lo cual provoca que no se profundice tanto en algunos protagonistas en comparación con la anterior entrega.
De hecho, precisamente esto facilita que todos brillen en determinadas circunstancias y gocen de su gran momento heroico. Sin embargo, la reducción de metraje impide que otros elementos importantes de su universo tengan cabida aquí, como puede ser todo ese misterio sobre la protomolécula que ha quedado en el aire y sin respuesta.
El final nos deja con un bonito mensaje de unión, de olvidar nuestras diferencias porque siempre es posible llegar a un acuerdo si la estabilidad del bien común está en juego. Y a pesar de que esta sea la última temporada, la serie apuesta por la continuidad dejando varios frentes abiertos. Lo normal, teniendo en cuenta que las novelas continúan 30 años después de lo acontecido durante estos episodios. Es más, la subtrama de Laconia -y su muy cuestionable CGI- se siente demasiado separada del resto de la trama, pero está claro que se ha incluido con la intención de sentar las bases para futuros lanzamientos.
Habrá que esperar para conocer si la obra llega a convertirse en una gran franquicia que pueda ser explorada -y explotada- mediante diferentes medios. Desde luego, tiene todos los elementos necesarios para ello. Sea como sea, la ficción ya es historia de la televisión y un visionado obligatorio para los amantes del género.
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