Sinopsis
En ‘Acapulco’, Máximo Gallardo (Enrique Arrizon) es un veinteañero cuyo sueño se hace realidad cuando consigue el trabajo de su vida como camarero en el resort más popular de Acapulco. Pronto se da cuenta de que el trabajo es mucho más complicado de lo que imaginaba y de que, para tener éxito, deberá aprender a navegar entre una clientela exigente, un voluble mentor y una complicada vida familiar. Todo eso sin perder de vista el camino que ha imaginado para sí mismo ni caer en tentaciones o atajos.
Crítica de Acapulco
Este viernes, Apple TV+ se apunta a la creciente moda de las series ambientadas en resorts con esta ficción inspirada en algunos personajes de ‘Como ser un Latin Lover’ (2017, Ken Marino), película en la cual Eugenio Derbez también interpreta a Máximo, nuestro protagonista.
A ritmo de versiones en español de canciones famosas de los 80, esta comedia bilingüe llega para regalarnos calidez y optimismo a través de las divertidas y entrañables situaciones que ocurren dentro y fuera de Las Colinas, uno de los hoteles más feos -con perdón- de la historia. Digamos que la serie es algo así como la versión coqueta y amable de ‘The White Lotus’, pero solo centrada en los trabajadores de las instalaciones, en especial en Máximo y su familia.
Con su omnipresente voz en off mientras narra la historia de su vida a su sobrino Hugo, el Máximo del carismático Derbez se las sabe todas y es uno de esos narradores que resultan de todo menos fiables. Se inventa algunas situaciones, se confunde con algún nombre y es corregido, o simplemente omite información que luego decide revelar. Este es un aspecto con el que la serie juega mucho a lo largo de los episodios, haciendo así gala de un montaje muy cuidado y una imaginación que en ocasiones consigue sorprender gratamente.
Por el contrario, el joven Máximo interpretado por un simpático Enrique Arrizon (Un extraño enemigo) es la viva imagen del ingenuo soñador que busca una vida mejor para él y su familia de madre religiosa. Todo en un entorno donde los suyos tienen pocas oportunidades de alcanzar puestos importantes y en el que a veces hay que realizar alguna que otra tarea fuera de los límites legales.
Es así como nos adentramos en la vida de una de las tantas y tantas personas que en Acapulco soñaban con alcanzar el éxito durante los años 80, cuando todavía era un paraíso acogedor. También entran en juego personajes secundarios muy variados y bien construidos con los que es muy fácil conectar -hasta con aquellos que no son tan agradables-.
Nombres veteranos como los de Damián Alcázar, Jessica Collins o Vanessa Bauche se complementan a la perfección con los jóvenes Fernando Carsa, Camila Perez y Regina Reynoso, por mencionar solo algunos de los miembros de su numeroso y acertadísimo reparto. Cada uno de estos individuos es imprescindible para la historia de Máximo y todos gozan de grandes momentos de lucidez y desarrollo. A su vez, aquí hay hueco para todo tipo de amor, pero incluso a este tema la serie sabe darle un tratamiento agradable, consiguiendo que no resulte un elemento empalagoso.
Además de por sus estupendos personajes, ‘Acapulco’ también destaca por hacer uso de un humor efectivo y algo bobalicón, pero que sin embargo cuenta con sus buenas dosis de inteligencia. Es más, se puede distinguir una gran cantidad de crítica social detrás de esa gruesa capa de risas y momentos emotivos.
Y es que, en cierto aspecto, esta es una visión bastante desenfadada y colorida de la discriminación institucional y el racismo/clasismo en México. Estamos en una época complicada para crear comedia, pero aquí los guionistas se atreven a convertir todos estos temas en chistes y situaciones hilarantes que a su vez demuestran una gran sensibilidad, amor propio y orgullo por la cultura mexicana.
Eso sí, la comedia funciona mejor si se interpreta de manera natural, pero hay veces que los actores no parecen tener esto demasiado claro y las interpretaciones se sienten algo más forzadas de lo necesario durante los pasajes más cómicos. No obstante, nos encontramos ante una ficción muy divertida, cercana, cálida y optimista a rabiar que debe ser visionada en versión original para así poder apreciar todos sus matices.
De esta forma, aunque esté lejos de ser perfecta, Austin Winsberg (La extraordinaria playlist de Zoey), Eduardo Cisneros (Guerra de Likes) y Jason Shuman (Half Brothers) han creado una de esas series ‘feel-good’ que apetece disfrutar de vez en cuando y a las que Apple parece haberse aficionado. De hecho, la serie podría llegar a ser perfectamente la ‘Ted Lasso’ de las ficciones de resorts. ¿Por qué no?
Ver ahora
Recuerda que puedes seguirnos en Facebook, Twitter o Instagram.