SundanceTV estrena este viernes 22 de octubre a las 22:30h la serie ‘Cheyenne y Lola’, una ficción francesa sobre dos mujeres de orígenes muy diferentes cuyos destinos se verán unidos por un asesinato.
Cheyenne acaba de salir de prisión y limpia ferries entre Francia y el Reino Unido mientras sueña con escapar lejos y formar una nueva vida como tatuadora. Lola es una joven y bella parisina, egoísta y sin escrúpulos que acaba de llegar al norte de Francia para irse a vivir con su amante. Cuando la dura Cheyenne es testigo involuntario de cómo Lola asesina a la esposa de su amante, sabe que, con sus antecedentes, será la acusada del asesinato. Así que se ve obligada a pedir ayuda para poder deshacerse silenciosamente del cuerpo.
Este favor las arrastrará a un peligroso juego de fraude y traición que, a su vez, les permitirá hacer una fortuna. Gracias a su apariencia dócil, descubren que juntas pueden acercarse tanto a contrabandistas, empresarios y mafiosos desalmados como a policías, exmaridos y amantes que les traicionan y estafan.
La serie está creada por Virginie Brac (Mortal) y dirigida por Eshref Reybouck (Operación Éxtasis). Protagonizan Veerle Baetens y Charlotte Le Bon.
Primeras impresiones de Cheyenne y Lola
‘Cheyenne y Lola’ es como si unas inoportunas ‘Thelma y Louise’ se vieran envueltas en tramas que beben ligeramente de ‘Breaking Bad’ u ‘Ozark’. De hecho, si me dicen que estamos al este de Texas o en un pueblo de la Pensilvania profunda me lo creo, porque la Francia que vemos aquí retratada parece sacada de esa América donde el verde no disimula la oscuridad de la sociedad, y cuyos habitantes son como sombras deprimentes que fluctúan entre paletos, canallas, oportunistas y desgraciados por el sistema.
Y es que, en las primeras dos horas, la ficción muestra muchos de los males del ‘primer mundo’ propios de estos lugares pero con un trasfondo evidentemente más europeo: la obsesión por el dinero, el precio de la gasolina, estafas de coaching, drogas, prostitución, inmigración o pequeñas mafias que se reúnen en pubs decorados con madera son de lo más normal aquí.
Gran parte de su éxito reside en su atmósfera, excepcional por su ejecución y por lo extraña que resulta en una serie europea. En esto quizá recuerde mucho a la reciente ‘Bienvenidos a Utmark’, que también saca la peor cara de la Noruega más desconocida con un toque de humor negro. Por otro lado, tanto Veerle Baetens (Instinto maternal) como Charlotte Le Bon (Iris) son dos protagonistas diferentes entre sí, pero que a su manera se compenetran perfectamente gracias a unas notables interpretaciones y a la buena construcción de sus personajes.
Desde luego, la propuesta es toda una sorpresa, y eso que estos dos primeros episodios parecen ser tan solo un ligero aperitivo de lo que está por llegar, porque cada minuto que pasa la ficción evoluciona y va encaminándose hacia caminos más turbios y violentos de los que aparenta.
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