La serie continúa llegando al corazón, pero esta vez lo hace con una tanda de
episodios más irregular.
En esta temporada, el amor rompe todas las reglas. Una vieja
llama que se aviva. La lucha entre ser amigos o amantes. Una chica nocturna y su
chico diurno. Un romance con el ex de un ex. Una aventura de una noche. Una
promesa imposible. El fantasma de un amante perdido. La exploración de la
sexualidad. Los ocho episodios de la segunda temporada de la serie dan lugar a una serie de historias sobre relaciones, conexiones, traiciones y
revelaciones.
Con el objetivo de agitar nuestros corazones, este viernes vuelve el amor
moderno a Prime Video con la segunda temporada de esta serie antológica
inspirada en los artículos del New York Times. En esta ocasión, la
ficción creada y escrita por John Carney (Sing Street) nos
plantea episodios más variados e inclusivos con los que intenta
ampliar sus horizontes. Además, algunos de ellos están muy enfocados en
las nuevas generaciones, algo de lo que carecía una primera temporada por
lo general
más centrada en las distintas relaciones entre personas de edades dispares.
Uno de los factores claves del éxito de la primera temporada fue su
espectacular reparto. Sin embargo, en la nueva entrega este
no resulta tan atractivo ni llamativo, aunque sí es más abundante y
cuenta con una mayor nómina de intérpretes jóvenes con los que narra
historias en escenarios más reconocibles para las nuevas generaciones. El
problema de esto es que el nivel de las interpretaciones
resulta algo irregular en comparación con su predecesora. No obstante,
los episodios centrados en el amor más juvenil
son precisamente los que desentonan del resto de una forma más positiva.
Esta contradicción se acentúa cuando nos introducimos en aquellos episodios que
cuentan con un núcleo más maduro y, en los cuales, intérpretes de la talla de
Anne Paquin (Flack), Tom Burke (Mank), Tobias Menzies (The Crown) o Sophie Okonedo (Ratched) son del todo desaprovechados por
guiones que no están a la altura ni del talento ni de la primera temporada. Sin duda, la historia más desapacible y decepcionante es la protagonizada por
Lucy Boynton (Bohemian Rhapsody) y Kit Harington (Juego de
tronos); una burda imitación de ‘Antes del amanecer’ durante principios
del confinamiento que se encuentra llena de superficialidad y malas decisiones.
Si ‘Modern Love’ sigue resultando fascinante por momentos es debido al
placer de ver como las distintas relaciones se forjan, evolucionan, se
degradan y vuelven a recomponerse en apenas 35 minutos. Y si
bien siempre se puede exigir mucho más en este aspecto, no está de
más agradecer que en esta segunda temporada la serie intente ampliar su
público objetivo aumentando la representación. Gracias a ello, la ficción
continúa llegando al corazón en ocasiones y toma algunas decisiones en
el apartado creativo tan arriesgadas como agradables.
El problema de esta nueva entrega es que
los momentos de confusión y desconexión con la realidad son más
abundantes
que aquellos que resultan entrañables, románticos e identificables. Por ello,
esta perceptible falta de autenticidad durante gran parte de la temporada hace
que algunos de los personajes se sientan más plásticos que verdaderos,
así como que varias de las historias parezcan
más artificiales que de costumbre. Al menos, la serie nos sigue dejando
con
unos pocos momentos memorables a los que merece la pena dar una
oportunidad.
Puntuación: 6,5/10
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