Una decepcionante mezcla de géneros e innumerables referencias que solo
destaca por su fotografía y diseño de producción.
Levante, 1992, final del verano en un pueblo de la
costa. Sandra, Eva y Malena, de 15
años, desaparecen en una discoteca sin dejar rastro. La policía no
parece estar buscando en la dirección correcta, por eso Javi, el
hermano pequeño de Sandra, comienza una investigación junto
a Quino y Álvaro, sus mejores amigos,
y Zeta, el matón de la clase. Juntos descubren que quienes tienen a su hermana no son de este mundo.
Nuevo mes, nueva serie original de Movistar+. Esta vez, nos
trasladamos a un pequeño pueblo costero del Levante en
una propuesta de género fantástico que llega con la intención de revolucionar
la ficción española. Creada por Fernando González Molina (Bienvenidos al Lolita)
junto a Ruth García (Perdida) y David Oliva (Sky Rojo), esta es una serie que, pese a quién le pese, no se habría producido en
nuestro país si no fuera por el éxito reciente de ficciones como
‘Stranger Things’ o
‘Dark’. A ritmo de Mecano, OBK y sintetizadores, el proyecto realiza un
homenaje a nuestros años 90 utilizando la nostalgia como recurso -paseos en bici, Bollycaos, Game Boys, Terminators…- y lo envuelve todo
en una atmósfera calcada a la de sus referentes. Con estas bases, la producción
nos ofrece
un historia tan rebuscada y embarullada que ni al mismísimo Stephen King se
le habría ocurrido en sus peores tiempos.
La serie cuenta con un reparto veterano y conocido que se
complementa con
una selección de jóvenes intérpretes en su mayoría debutantes. De esta
forma, Javi (Pau Gimeno), Álvaro (Cristian López),
Quino (Leon Martínez) y Zeta (Héctor Gozalbo) son los
principales protagonistas de la historia. Todos forman el típico grupo de chicos
muy diferentes entre sí, pero a los que les une el entorno y sus recuerdos. A su lado, Bea (María Romanillos) y Olivia (Patricia Iserte)
obtienen un protagonismo mucho menos fundamental de lo esperado.
Demasiado, pues
funcionan más como comodines para los objetivos de la pandilla que como
personajes realmente trascendentales. Ninguno de ellos ofrece una personalidad especialmente carismática y
destacable, más allá del descaro de Olivia y un Quino que
suelta referencias forzadas a diestro y siniestro, muy en la línea del
personaje de Brays Efe en
‘Orígenes secretos’.
Lo mismo ocurre con Costa (Macarena García)
y Mario (Iñaki Ardanaz), principales baluartes de
un desaprovechadísimo elenco adulto. En especial Macarena, a la que
siempre es un gusto ver trabajar y cuyo personaje
no le permite demostrar su gran habilidad como actriz. También tenemos
rondando por ahí a otros actores interesantes como es el caso del internacional
Yoon C. Joyce (Gangs of New York), que interpreta a uno de los
personajes más misteriosos. En cuanto a los villanos, sobre todo el cabecilla de
todo lo que acontece, tienden hacia lo vergonzoso y hay ciertas incongruencias en su
construcción. Estos
ni son tan poderosos, ni tan inteligentes ni tan terroríficos como son
descritos a lo largo de la serie y
algunos toman decisiones muy, pero que muy absurdas. Por desgracia, no se
puede ahondar demasiado en este tema sin destripar partes fundamentales de la
historia que el espectador debe ir descubriendo poco a poco.
‘Paraíso’ quiere parecerse demasiado a sus referentes, pero también
pretende ser una propuesta original por sí misma… y no lo consigue. Y
es que la serie está
plagada de clichés y disparatadas conveniencias de guion. Además, su
historia no está bien desarrollada y el ingente popurrí de elementos
fantásticos y de terror que propone
no ayuda a la correcta construcción de su universo. Tampoco son
acertadas las interpretaciones, en especial las de
un elenco joven que no logra transmitir lo suficiente. Por si fuera
poco,
el desarrollo de los personajes adultos es prácticamente inexistente,
mientras que
el papel de los femeninos se antoja ínfimo e insultante para tratarse
de una producción actual. Por último,
el desenlace es simplemente un auténtico desastre, una absurda
recompensa a siete largos capítulos que enredan y enredan la trama
para terminar de la manera más abrupta, inconcebible y ordinaria posible.
Al final, no queda otra cosa que
una desilusionante mezcla de géneros e innumerables referencias cuya mayor virtud reside en la fotografía -estudiada al dedillo de sus
referentes- y un diseño de producción que sí resulta sobresaliente. «Ya no tenemos nada que envidiar a los americanos. Van a empezar a decir que esto es una españolada porque
estamos a un nivel en el que ya les estamos dando veinte vueltas». Esta afirmación resonó durante la presentación de la serie y se me quedó marcada a fuego. Un comentario que describe a la perfección
el complejo de inferioridad al que todavía está sometido nuestra industria
audiovisual. Sin embargo,
esta no es la serie idónea para presumir de absolutamente nada, porque
en esta ocasión llegamos demasiado tarde y
con resultados decepcionantes. Para vanagloriarnos de buena televisión
española ya tenemos
‘Antidisturbios’, ‘Patria’ o ‘Veneno’. Estas sí que no las hace cualquiera.
‘Paraíso’ se estrena el 4 de junio en
Movistar+.
Puntuación: 5/10
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