Se confirma como una secuela innecesaria, poco inspirada y mucho menos
divertida.
Ambientada en el exuberante real país de Zamunda, el recién coronado
Rey Akeem
(Eddie Murphy) y su fiel confidente Semmi (Arsenio Hall) se embarcan en
una nueva aventura que los lleva a recorrer el mundo, desde su gran
nación africana hasta el distrito de Queens, Nueva York, donde empezó todo. A
partir de ese momento, Akeem debe tomar una serie de decisiones difíciles con el
objetivo de
evitar que su reino caiga y asegurarse de tener un heredero al trono varón, tal y como indica la ley.
En apenas unas horas, Prime Video estrena la esperada secuela
de ‘El príncipe de Zamunda’, la legendaria comedia protagonizada por
Eddie Murphy (Mr. Church) y Arsenio Hall (Sandy Wexler) que triunfó en todo el mundo a finales de los 80. Dirigida por Craig Brewer (Yo soy Dolemite), esta nueva entrega llega
con la esperanza de avivar la nostalgia entre los aficionados y, de paso,
ganarse también a las nuevas generaciones. Esto puede apreciarse
especialmente en un tramo a mitad de cinta, cuando
se hace un repaso a la historia de la original a través de rápidos
flashbacks. Por desgracia, más que acercarse a sus primeros aciertos, la película sigue las tendencias de los últimos fracasos
de un Murphy deseoso por recuperar las riendas de su carrera. Por lo
menos, aquí encontramos al actor
algo más comedido y sin abusar de todas esas estridencias características de
su peor etapa en el cine. Además, el humor propuesto por su predecesora no ha envejecido demasiado
bien, lo que ha provocado que
el filme pierda gran parte de esa esencia gamberra.
Mediante un flashback que utiliza un horroroso CGI para rejuvenecer a los protagonistas, el libreto se saca de la manga el origen de un nuevo heredero al trono. Un
varón destinado a
salvar el país de una guerra inevitable con la nación vecina, para así
poder perpetuar las tradiciones machistas y anticuadas de Zamunda.
Interpretado por Jermaine Fowler (Cómo escapar de Búfalo),
LaVelle es un joven sin objetivos claros en la vida y que se gana el pan
día a día. Junto a su madre y su tío,
revolucionan palacio con su estilo muy ‘de Queens’. También tenemos a
Wesley Snipes (El templo) haciendo un poco el ridículo y a las tres
hijas de Akeem, con la mayor de ellas dándose de bruces contra las leyes patriarcales que su padre no ha
cambiado. Sin embargo, este nuevo plantel de personajes carece del suficiente carisma y
llega a causar indiferencia. Además, a excepción del de
Murphy, los originales
cuentan con mucha menos participación de la que podría esperarse, a pesar
de que casi todos regresan para tener sus pocos segunditos de gloria.
‘El rey de Zamunda’ se confirma como
una secuela innecesaria, poco inspirada y mucho menos divertida. Como era
de esperar, el guion apela demasiado a la nostalgia de aquellas personas
marcadas por la primera entrega, incluso
es posible que para estas la película funcione mejor. No obstante,
Brewer, Murphy y compañía,
se dedican a repetir un sinfín de elementos y situaciones de la original,
solo que esta vez lo hacen con menos gracia y encanto. Ni siquiera los
nuevos añadidos aportan algo mínimamente sustancial al entretenimiento, aunque
tampoco resultan del todo terribles. Esto, unido a la losa que supone
su reducción de la calificación por edades, las críticas políticas de turno y
una ingente cantidad de publicidad subliminal, convierten a la cinta en otro intento fallido por revivir glorias pasadas. En definitiva, después de más de 30 años, ni los chistes son tan graciosos,
ni los Chocolate son tan sexis, ni las hamburguesas del McDowell’s saben igual.
Una pena, pero así es la vida.
Puntuación: 5/10
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