Una propuesta de ciencia ficción extraña, lenta y carente de profundidad.
Esta historia de amor sigue a Greg (Owen Wilson) quien, después de
divorciarse recientemente y luego ser despedido, conoce a la misteriosa
Isabel (Salma Hayek), una mujer que vive en las calles y
está convencida de que el mundo contaminado y roto que los rodea es nada más
que una simulación por ordenador. Dudoso al principio, Greg finalmente
descubre que puede haber algo de verdad en la salvaje conspiración de
Isabel.
Escrita y dirigida por Mike Cahill (Orígenes), llega a
Prime Video una nueva película de ciencia ficción que cuenta con
una premisa atrayente, pero un resultado desafortunado. El filme funciona
como
una desconcertante metáfora sobre la fragilidad de la percepción humana.
Además, también habla acerca de como dejamos de apreciar lo bueno que ya tenemos
para sumergirnos en una frustrante búsqueda de la felicidad. Lo hace a través de
dos personajes y dos mundos. El ‘real’ se nos presenta como
una colorida y cálida distopía futurista, mientras que el mundo ‘generado
por ordenador’ resulta más frío, gris y desalentador en el que existe una
droga capaz de aportar superpoderes a aquel que la consuma. Dicho de otra
manera, una mezcla de ‘Matrix’ y
‘Proyecto Power’
con altas dosis de insipidez.
Owen Wilson (Locura padre), actor de varios registros, interpreta a
un Greg que pasa de la tranquilidad a la confusión total en cuestión de
minutos. No obstante,
su reacción ante lo que está viviendo no resulta del todo orgánica. No se
hace las preguntas necesarias ni parece preocupado por aparecer en un mundo
desconocido, en otra vida de la que no recuerda nada en absoluto.
Simplemente se deja llevar por su inaudito optimismo. A su lado, Salma Hayek
(Los caminos que no escogemos)
vuelve a demostrar que es una actriz terrible -aunque no es su peor
interpretación-. Ya de por sí,
su personaje se encuentra lastrado por un guion desacertado, pero la
mexicana no logra aportar el carisma necesario para que su Gloria
resulte mínimamente interesante.
‘Felicidad (Bliss)’ es una propuesta de ciencia ficción
extraña, lenta y carente de profundidad. No solo es confusa, sino que
además su ambigüedad resulta tramposa y exagerada. Cahill juega con la
dualidad del espectador mientras este trata interpretar la película, pero
cualquier camino que decidamos tomar será igual de previsible. No hay
ningún misterio. Por si fuera poco,
su escaso e innecesario humor es más inquietante que divertido. Al final,
Cahill realiza
un batiburrillo en el que toma prestados demasiados elementos de otros
filmes y falla estrepitosamente en su ejecución. Sorprendente,
sobre todo viniendo de un director que destaca por su acierto a la hora de
plasmar con ambición los entresijos de la mente humana en escenarios de ciencia
ficción. Una verdadera pena.
Puntuación: 4,5/10
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