Agradable ejercicio de nostalgia que evoca todo ese glamour de las películas
románticas de antaño.
Robert (Nnamdi Asomugha), un saxofonista, pasa las noches tocando
detrás de un líder de banda menos talentoso pero conocido como miembro de un
cuarteto de jazz. Sylvie (Tessa Thompson), que
sueña con una carrera en televisión, pasa sus días de verano ayudando en
la tienda de discos de su padre mientras espera a que su prometido regrese de la
guerra. Cuando Robert toma un trabajo a tiempo parcial en la tienda de discos,
los dos comienzan una amistad que despierta una profunda pasión. Sin
embargo, la vida los lleva en diferentes direcciones,
poniendo fin a su relación. Cinco años después, ambos se cruzan de nuevo
en un encuentro casual y descubren ;que, si bien sus vidas han cambiado,
sus sentimientos mutuos siguen siendo los mismos.
Eugene Ashe escribe y dirige para Prime Video este
cuento sobre el invencible poder del amor situado en el Nueva York de
finales de los 50 y principios de los 60. Una época donde se empezaba a gestar
una definitoria revolución sexual que bailaba al son de la Motown. Sin
embargo, el cineasta neoyorquino
opta por acompasar sus formas a ritmo de jazz y Nancy Wilson, además de
basar la mayoría de sus transiciones en imágenes de archivo. Así, su
objetivo no es otro que darle
ese toque tristemente anticuado que nos recuerde a la edad de oro
hollywoodiense. Lo más llamativo es, supongo que por decisión del propio director, la
fugaz mención a varios de los personajes y eventos más recordados de ese
periodo. Décadas convulsas en las que
Ashe se acuerda de que siempre hay un hueco para el amor verdadero.
Tessa Thompson (La dama y el vagabundo,
Westworld) y Nnamdi Asomugha (When the Street Lights Go On, Hola, mi nombre es Doris) comparten una química entrañable como la
pareja protagonista. Thompson -absoluta debilidad personal-, nos regala
una de sus mejores interpretaciones encarnando a una Sylvie que
sufre una completa transformación
durante los cinco años que transcurren en el filme. Su personaje pasa de ser
una joven algo ingenua e impaciente por hacer realidad su matrimonio de
conveniencia, a
una mujer independiente que toma las riendas de su vida y no permite que
nadie le impida tomar sus propias decisiones. No ocurre lo mismo con Asomugha, pues su Robert resulta
un tanto plano y apagado. Aunque es precisamente esto lo que lo convierte
en el complemento perfecto para el carisma de Thompson.
‘El amor de Sylvie (Sylvie’s Love)’ es un
agradable ejercicio de nostalgia que evoca todo ese glamour de las películas
románticas de antaño. Ashe dirige una sucesión de
situaciones comunes rebosantes de estilo y refrescante sustancia. Resulta
interesante tener la oportunidad de visionar propuestas que
dejan a un lado el terrible racismo de la época para poder centrarse por
completo en el lustroso romance de los protagonistas. Todo enmarcado con
una melancólica fotografía, un vestuario exquisito y un delicado gusto por la
elegancia. Además, la deliciosa banda sonora de Fabrice Lecomte representa un
papel fundamental a la hora de dar vida al relato. Una pena que un filme así
quede relegado a la televisión, pues
me habría encantado disfrutarla en pantalla grande durante una acogedora
cita… tal y como era antes.
Puntuación: 7,5/10
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