El humor de la trilogía del Cornetto se mezcla perfectamente con el terror paranormal haciendo que nos divirtamos con fantasmas.
Un equipo de investigadores paranormales a tiempo parcial se dedica a descubrir y filmar avistamientos de fantasmas en todo Reino Unido, compartiendo con el mundo entero sus aventuras a través de un canal de YouTube. Sin embargo, a medida que vigilan iglesias embrujadas, búnkeres subterráneos y hospitales abandonados con su colección de artefactos caseros para detectar espectros, sus experiencias sobrenaturales se hacen más frecuentes, aterradoras e incluso mortales tan pronto como empiezan a desvelar una conspiración que podría llevar al Armagedón a toda la raza humana.
Tras visionar 4 episodios de ‘Truth Seekers’, se puede apreciar claramente el humor británico que nos han brindando las películas de la trilogía del Cornetto, pese a la ausencia de Edgar Wright (Baby Driver, Scott Pilgrim contra el mundo) en esta serie. Se entremezcla bastante bien con el terror paranormal, género que no suele estar muy unido a la comedia salvo en filmes como Bitelchús o Los Gremlins, haciendo que los espíritus no resulten tan terroríficos sino que, en su lugar, luzcan tan realistas que no llegas a saber realmente si son humanos o no.
En cada episodio, hay una zona diferente con gente que necesita ayuda y no precisamente por apariciones sobrenaturales, sino por problemas tecnológicos. La idea de que el dueto protagonista trabaje en una empresa de telecomunicaciones y detecten fantasmas es muy buena por el simple hecho de la forma en la que se puede emplear la tecnología en ambos casos, con aparatos para el trabajo paranormal que bien recuerdan a los que usaban Los Cazafantasmas cuando alguien les llamaba si veía algo extraño.
La banda sonora, compuesta por Robin Foster (Operación Anthropoid, Criminal: Reino Unido), posee ese sonido electrónico de sintetizadores característico de los años 70 y 80 que causará nostalgia a los grandes amantes de ese tipo de música. De hecho, la introducción es tan pegadiza que, por muy corta que sea, resultará imposible de omitir. Estas electrónicas melodías acompañan a la buena fotografía de Arthur Mulhern (Un golpe a la inglesa, Memoria), que muestra una Inglaterra llena de lugares encantados.
Cabe destacar el gran trabajo del reparto por realizar unas interpretaciones magníficamente naturales de sus respectivos personajes, consiguiendo una muy buena química entre aquellos que coinciden: Nick Frost (Peleando en familia, Negocios con resaca) como el ingeniero de campo Gus Roberts, Malcolm McDowell (La naranja mecánica, Calígula) siendo su solitario padre Richard, Samson Kayo (Famalan, Timewasters) en el papel del novato Elton John (no confundir con el cantante), Emma D’Arcy (Rompiendo las normas, Wild Bill) interpretando a la misteriosa Astrid, y Simon Pegg (Terminal, Nueva York para principiantes) haciendo del jefe Dave.
La serie gustará bastante a los fanáticos del terror paranormal y a quienes disfrutan del humor británico de la trilogía del Cornetto, llegando a sentir incluso que se está visionando el cuarto sabor en formato episódico. Además, aquellos que no crean en fantasmas verán algo bonito en esta historia, que también trata temas como la soledad, el miedo al fracaso o la búsqueda de una verdad que ayude a salir adelante o que aclare dudas sobre uno mismo; asuntos con los que, sin lugar a dudas, hemos llegado a lidiar casi todos.
Puntuación: 7.5/10
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